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¿Cambia América Latina?

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Las nuevas encuestas que revelan que la candidata opositora Marina Silva ganaría las elecciones presidenciales de octubre en Brasil están llevando a un creciente número de analistas a vaticinar que ese país podría cambiar de rumbo, adoptando políticas económicas más amigables a los negocios y sacudiendo el tablero político de América Latina.

Las nuevas encuestas que revelan que la candidata opositora Marina Silva ganaría las elecciones presidenciales de octubre en Brasil están llevando a un creciente número de analistas a vaticinar que ese país podría cambiar de rumbo, adoptando políticas económicas más amigables a los negocios y sacudiendo el tablero político de América Latina.

Silva, una ambientalista que nació en la pobreza y es caracterizada como muchos como “la Obama de Brasil”, está empatada en las encuestas con la presidenta Dilma Rousseff en la primera ronda electoral del 5 de octubre, y le ganaría por 10 puntos porcentuales en la segunda ronda del 26 de octubre, según la última encuesta de Datafolha.

Si se mantienen las actuales tendencias y Silva gana, sería el final de los 12 años de ejercicio del poder del Partido de los Trabajadores. Durante ese período, Brasil ha jugado un rol clave en el respaldo a Venezuela y de otros gobiernos populistas radicales en la región.
Hay un consenso en Brasil de que, aunque Silva es una líder del Partido Socialista, apoyaría políticas económicas más amigables hacia el mercado que Rousseff, al igual que lo haría el candidato de centro derecha Aécio Neves, según revelan las plataformas de campaña de ambos opositores.

Además, ambos candidatos de oposición cambiarían la política exterior de Brasil, que actualmente se centra en potenciar el Mercosur, y buscarían concretar acuerdos de libre comercio con Europa, Estados Unidos y Asia, sugieren los analistas en Brasil. “Yo creo que va a haber un cambio muy grande, no importa cuál de los candidatos de oposición gane”, me dijo Rubens Barbosa, ex embajador brasileño en Estados Unidos y actual consultor empresarial.

En el caso de que gane Silva o Neves, “Brasil también convertirá en prioridad buscar mejores vínculos comerciales con los países desarrollados”, dijo Barbosa.

Brasil no tiene acuerdos de libre comercio con EEUU ni con Europa. Según las reglas del Mercosur, los países miembros no pueden firmar acuerdos de libre comercio individualmente con ningún país o bloque externo.

“En política comercial internacional, existe una clara divergencia entre Dilma (Rousseff) y los otros candidatos”, dice un informe de la consultora brasileña RC. “Mientras la presidenta actual propone mantener y mejorar los vínculos regionales, especialmente el Mercosur, los candidatos de la oposición procuran flexibilizar el Mercosur, y establecer vínculos más estrechos con Estados Unidos, Europa y Asia”.
En cuanto a la economía interna, la plataforma de campaña de Silva propone, entre otros aspectos, institucionalizar la autonomía del Banco Central, como una manera de generar más confianza entre los inversores.

“Sería más favorable a los negocios”, dice Paulo Sotero, director del Instituto de Brasil en el Wilson International Center for Scholars, en Washington D.C. “Cada vez que Silva sube en las encuestas, sube el mercado de valores de Brasil”.

Pero también es cierto que el pensamiento económico personal de Silva es una gran interrogante, y que puede que los empresarios la estén apoyando porque creen que cualquier candidato opositor sería mejor que el gobierno actual para la economía brasileña, que está totalmente estancada.

Los escépticos sobre las aptitudes de Silva citan el hecho de que nunca desempeñó un cargo electo de alto perfil --su cargo más alto fue el de ministra del medio ambiente--, y que, de ser elegida, tendría que hacer concesiones al ala izquierda de su propio Partido Socialista.
Aunque la plataforma de campaña de Silva propone políticas económicas de libre mercado, también pide aumentar los subsidios del programa social Bolsa Familia --actualmente entregado a 14 millones de familias-- a 24 millones de familias, e incrementar el gasto en salud pública del 7 por ciento del PBI al 10 por ciento en los próximos cuatro años.

Además, Silva tendría minoría en el Congreso, dado que proviene de un partido relativamente pequeño, añaden. “Brasil tiene una gran resistencia al cambio, ya sea el cambio bueno o el cambio malo, y dudo de que las cosas cambien mucho si gana Silva”, me dijo el economista y analista político Paulo Rabello de Castro.

Mi opinión: Todavía es muy temprano para descartar que Rousseff logre ganar la reelección, porque según las reglas electorales la presidenta tendrá mucho más tiempo de televisión que sus rivales en las próximas semanas, y tendrá a su favor la maquinaria electoral que llevará a las urnas a millones de familias que reciben los subsidios gubernamentales.

Pero si gana Silva, es probable que veamos un cambio económico y político en Brasil que tendría un gran impacto en toda Latinoamérica. Después de más de una década de políticas populistas que fueron posibles gracias a los altos precios internacionales de las materias primas, todo parece indicar que veríamos un cambio hacia políticas económicas que busquen atraer inversiones e incrementar las exportaciones industriales a los países industrializados.

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Andrés Oppenheimer

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