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La semana pasada tomó estado público que la comisión especializada de las Naciones Unidas podría llegar a resolver favorablemente la pretensión uruguaya de extender los derechos sobre la plataforma continental en una superficie de entre 80.000 y 100.000 km2. Se trata de una noticia francamente alentadora, que permite mirar con optimismo el largo trecho a recorrer, hasta el momento de la consagración definitiva de la solicitud interpuesta por nuestro país.

La semana pasada tomó estado público que la comisión especializada de las Naciones Unidas podría llegar a resolver favorablemente la pretensión uruguaya de extender los derechos sobre la plataforma continental en una superficie de entre 80.000 y 100.000 km2. Se trata de una noticia francamente alentadora, que permite mirar con optimismo el largo trecho a recorrer, hasta el momento de la consagración definitiva de la solicitud interpuesta por nuestro país.

Estamos ante un hecho muy positivo que nos permite sacar algunas conclusiones. En primer lugar demuestra que los uruguayos cuando queremos tenemos la capacidad de asumir responsabilidades que trascienden los vaivenes y chisporroteos de la política partidaria llegando a constituirse en verdaderas causas nacionales. El proceso de reclamo de ampliación de la plataforma continental empezó en la década de los 90 y prosiguió sin pausa hasta el día de hoy. No se trataron tampoco de trabajos llevados adelante en solitario por la Cancillería, sino que este emprendimiento es el resultado de la conjunción del esfuerzo de una multiplicidad de actores. Interviene, naturalmente, el Ministerio de Relaciones Exteriores, pero también la Armada Nacional, ANCAP, la Facultad de Ciencias y varios Ministerios; habiéndose en agosto de 1996 creado la Comisión Asesora del Poder Ejecutivo para el Establecimiento del borde exterior de la plataforma continental (COALEP).

En el mismo sentido, este proyecto nos recuerda al que hace ya tanto tiempo, se emprendió con respecto a la Antártida. También es un proceso que lleva muchas décadas y que encolumna a todos los uruguayos detrás de una causa nacional. En ambos casos, y con las particularidades propias de cada situación, es necesario resaltar la participación de las Fuerzas Armadas cumpliendo con profesionalidad y dedicación las fundamentales tareas necesarias para alcanzar los objetivos planteados.

En el desarrollo futuro de la explotación de la plataforma continental serán preocupaciones principales el cuidado del medio ambiente marino y la seguridad de las personas e instalaciones, para todo lo cual la presencia estatal a través de los organismos especializados -entre ellos la Armada Nacional- será de primordial importancia. Con esas preocupaciones en mente, en la Cámara de Senadores se analizó la conveniencia de adquirir unidades navales que permitan cumplir con esos nuevos requerimientos. Ese tema, junto a muchos otros, será objeto de estudio sin duda, por parte del Poder Ejecutivo y de sus órganos especializados en el próximo gobierno.

Estos hitos que jalonan el desarrollo y crecimiento de la comunidad uruguaya desmienten, con la fuerza de los hechos, los ánimos y discursos refundacionales de los actores políticos y sociales que creen o quieren hacer creer que todo comenzó con ellos. En esa pretensión se enmarca el paro general decretado por el Pit-Cnt para el 18 de setiembre; bajo la consigna de "pronunciarse sobre el país que queremos", con la intención de mostrar que solamente el Frente Amplio es el "que representa su clase". En suma, un planteo perimido, que va a contrapelo de una visión de un Uruguay concebido como una comunidad espiritual, con un presente fruto del trabajo de quienes nos precedieron y con un futuro a construir entre todos.

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Gustavo Penadés

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