Publicidad

Batlle, obra de gobierno

Compartir esta noticia

La desaparición física del expresidente Batlle nos priva de uno de los poquísimos estadistas del país. Si antes sobraban los dedos de una mano para contarlos, hoy sobra uno más.

La desaparición física del expresidente Batlle nos priva de uno de los poquísimos estadistas del país. Si antes sobraban los dedos de una mano para contarlos, hoy sobra uno más.

En el plano económico se lo ha recordado en estos días por su liderazgo en la salida de la crisis del 2002 y por las favorables consecuencias que tuvo la misma en términos de credibilidad y confianza ganadas por el país, lo que sin duda nos favoreció en los años siguientes tanto en materia de acceso a financiamiento como en captación de inversiones.

Sin embargo, hay muchas otras facetas económicas por las cuales su gobierno debería ser recordado.

En su discurso inaugural frente al Parlamento, Batlle planteaba algunos lineamientos de política económica fieles a su pensamiento liberal y que implicarían, de poder materializarse, un mayor grado de apertura, desregulaciones y libertad económica en general.

Afirmaba que las regulaciones, los monopolios, las trabas en todas sus formas y los mercados protegidos, constituían un lastre que dificultaba el crecimiento de la economía uruguaya afectando la competitividad.

Este enunciado general se plasmaba en propuestas que implicaban una disminución del gasto público innecesario, un incremento en la eficiencia de las empresas públicas incluyendo posibles asociaciones, un aumento en la transparencia de las compras del Estado, la desregulación de las actividades del sector privado y el fomento de la competencia, y una clara separación del rol de proveedor de servicios del de regulador por parte de los organismos estatales.

A pesar de las difíciles circunstancias en que transcurrió su gobierno, fue posible avanzar en varias de estas ideas por la vía legislativa en algunos casos o mediante decretos en otros.

Por ejemplo, se aprobó la primera legislación de defensa de la competencia, se aprobó una ley regulando las relaciones de consumo que creó una dependencia especializada en materia de defensa del consumidor, se realizaron desregulaciones en varios mercados, se permitió la instalación de establecimientos comerciales de grandes superficies, se crearon unidades reguladoras de servicios públicos, se realizaron concesiones de servicios públicos (Aeropuerto Internacional de Carrasco, Terminal de Contenedores del puerto de Montevideo entre otras), se aprobó el régimen de fideicomiso y la ley de protección de derechos de autor.

Durante el gobierno del Dr. Batlle se sentaron las bases de la nueva regulación y supervisión del sistema financiero y, aunque merecería un capítulo aparte, se aprobó el Tratado de Protección de Inversiones con Finlandia, requisito fundamental para la instalación de Botnia, completando así las tramitaciones previas que se venían realizando.

A una década y media de distancia, su presidencia luce como el último intento de impulsar reformas institucionales con un énfasis especial en lograr que la economía uruguaya se sacudiera una serie de lastres históricos que lamentablemente se mantienen e impiden un desarrollo y una inserción más interesante del país en el concierto económico mundial. La crisis le jugó en contra, pero parte de su obra de gobierno pervive aún a través de administraciones de signo ideológico muy diferente.

SEGUIR
Fanny Trylesinski

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad