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Arismendi vs. Eliana Lima

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Hay otro ángulo desde donde analizar las declaraciones de la futura ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, sobre no “culpabilizar” a los beneficiarios de la asistencia estatal, exigiéndoles contraprestaciones.

Hay otro ángulo desde donde analizar las declaraciones de la futura ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, sobre no “culpabilizar” a los beneficiarios de la asistencia estatal, exigiéndoles contraprestaciones.

Más que la omisión educativa y sanitaria, percibo que tiene que ver con la exigencia de que el beneficiario procure un trabajo que le ayude a dejar de depender del Estado.

Hubo un hecho esperanzador en ese sentido. En septiembre del año pasado, la joven salteña Eliana Lima, de 30 años y madre de dos hijos, devolvió por voluntad propia su tarjeta de Uruguay Social al ministro Olesker. Alegó que “cuando me la dieron dije que iba a ser temporal y que no iba a sentarme a tomar mate mientras cobraba”. Agradeció el apoyo del Mides durante tres años y renunció a sus beneficios, porque sentía que habría madres que lo necesitarían más que ella. En aquel momento Olesker declaró a la prensa que “había quedado asombrado”, porque “nunca le había pasado”.

Seguramente fue esta actitud tan generosa y responsable de Eliana Lima uno de los ejemplos que llevó a Esteban Valenti, en un gesto que lo enaltece, a tomar distancia de las palabras de Arismendi, vergonzosamente apoyadas luego por el vicepresidente Astori.

Cuando intentamos desmenuzar qué pasa con el valor que algunos integrantes del gobierno asignan al trabajo digno, no podemos menos que recordar los reiterados dichos del presidente Mujica de que los uruguayos somos atorrantes. En algún foro internacional de empresarios, llegó a expresarlo como demostración de que este es un buen lugar para invertir, casi como una extensión del posicionamiento de Uruguay Natural.

Consultado sobre esa opinión en el programa “Consentidas” de Canal 10, en octubre del año pasado, Olesker salió en defensa del Presidente: “Quiero hacer un comentario sobre la frase (de Mujica) sobre el trabajo. Me parece que fue muy malinterpretada. Porque tampoco tenemos que tener la convicción de que por trabajar más somos mejores, ¿no?, o sea que el trabajo dignifica… El trabajo es también una forma de alienación del ser humano. Ojalá pudiéramos trabajar menos, y con ello conseguir los medios y dedicar una mayor parte de nuestro tiempo al ocio y a la recreación. (…) Yo creo que a veces, en la vida cotidiana, esto de que el empleo es la mejor política social, que hay que trabajar más horas, hay que tener cuidado con eso. Porque en realidad el trabajo es una forma de ganarse la vida, pero al mismo tiempo tenemos un 80% de la gente en Uruguay, capaz que estoy exagerando, que trabaja en cosas que no le gustan. En una sociedad ideal, como uno piensa, deberían trabajar en las cosas que le gustan. (…) Me parece que el concepto que él tiene es ojo, no nos alienemos con el trabajo”.

Su inquietud por la alienación es muy parecida a la culpabilización de Arismendi. Está claro que esta no es la opinión de todo el gobierno, pero inquieta que figuras clave del FA perciban que el trabajo no dignifica. No sólo es grave por la influencia de esas ideas en las políticas que aplican, sino sobre todo por el ejemplo que están dando a vastos sectores de la población. Quienes nos pagamos nuestros estudios trabajando esforzadamente en empleos sacrificados o rutinarios, y estamos orgullosos, no entendemos bien qué mensaje se está dando. Y seguramente Eliana Lima tampoco lo comprenda.

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Álvaro Ahunchain

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