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Argentina tan cercana

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Es ya una banalidad señalar la repercusión que siempre tiene en nuestro país lo que sucede en Argentina. También resulta obvio señalar que, en los últimos tiempos, la Argentina nos ha pegado mal.

Es ya una banalidad señalar la repercusión que siempre tiene en nuestro país lo que sucede en Argentina. También resulta obvio señalar que, en los últimos tiempos, la Argentina nos ha pegado mal.

Algunos golpes son de origen claramente argentino: en otros casos el origen ha sido de acá. La disparatada fantasía diplomática del dúo dinámico Mujica-Almagro tuvo lóbregas consecuencias para nuestro país. No todos los daños pueden ser descargados en la cuenta del loquero político que bulle allende el Plata: algunas cosas fueron ideadas y perpetradas por el loquero de esta orilla.

También hay que distinguir las decisiones de Argentina que tuvieron o tienen relación directa con nosotros porque apuntan para acá, como por ejemplo las referidas a la prohibición de los transbordos de cargas argentinas en puertos uruguayos o el deliberado incumplimiento de las obligaciones respecto al Canal Martín García, y diferenciarlos de otros acontecimientos y decisiones que no apuntan hacia acá, que no se han tomado para perjudicarnos y que no tienen nada que ver con nuestro país, pero que inevitablemente van a producir considerables inconvenientes en estas orillas del Plata. Es de eso que quiero hablar.

El domingo pasado hubo elecciones en la Provincia de Buenos Aires. El kirchnerismo se presentó con fundadas expectativas, pero cuando se contaron los votos quedó tercero: ni siquiera pasó al balotaje. El gran vencedor fue Macri que de ese modo se consolida como favorito para las próximas elecciones presidenciales. ¿Qué nos va a nosotros en eso? Veamos.

Los gobiernos kirchneristas -como dijo con humor Jorge Batlle- fueron los principales promotores de la agricultura en el Uruguay porque corrieron con impuestos y hostilidad manifiesta a los agricultores argentinos (los mejores del mundo) quienes se vinieron para acá. Pasaron al Uruguay sus capitales, sus conocimientos técnicos y su empuje empresarial y dieron vuelta al campo uruguayo que aprendió de ellos y los siguió. Así como Punta del Este no habría llegado a ser lo que es si no fuera por la munificencia de los porteños, su reconocido buen gusto y su ostentosa vanidad, su desembarco en el agro uruguayo trajo algo de eso también.

En cuanto cambie el gobierno en la Argentina y Macri suba a la Presidencia ellos retornarán a su patria, volverán a sembrar en su tierra (que rinde 30% más), con gasoil barato (30% menos), devolverán las hectáreas que acá tienen arrendadas y pasarán a ser competidores directos nuestros -con ventaja- en los mercados internacionales.

Probablemente el nuevo gobierno argentino será más propicio a un arreglo razonable y amistoso de las diferencias y abusos que se han amontonado durante la era kirchnerista en lo que tiene que ver con los puertos, los canales de navegación y las instalaciones industriales en las márgenes del río Uruguay. Pero indirectamente producirá, por lo que dije antes, una caída en el precio de nuestros campos, una baja en los valores de los arrendamientos rurales y una fuga de capitales, conocimiento técnico, know how y vínculos comerciales.

Todavía no han tenido lugar las elecciones y el cambio de gobierno en la Argentina, pero los resultados del domingo pasado indican que sería prudente ir sacando cuentas. Por las dudas.

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Juan Martín Posadas

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