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Un aplauso para el nuevo Presidente

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Parecería que el país vuelve en sí y empieza por el principio. Leí en este diario un excelente artículo de Néber Araújo donde repasaba la historia del Uruguay en los últimos cinco años, en lo bueno y en malo, y destacaba como el hecho más importante, el papel cumplido por el Poder Judicial, que puesto a prueba, mantuvo la vigencia de la Constitución ante la inseguridad de las autoridades frentistas y los vaivenes del Presidente Mujica, siempre imprevisible.

Parecería que el país vuelve en sí y empieza por el principio. Leí en este diario un excelente artículo de Néber Araújo donde repasaba la historia del Uruguay en los últimos cinco años, en lo bueno y en malo, y destacaba como el hecho más importante, el papel cumplido por el Poder Judicial, que puesto a prueba, mantuvo la vigencia de la Constitución ante la inseguridad de las autoridades frentistas y los vaivenes del Presidente Mujica, siempre imprevisible.

Como tocado por esta observación sensata (encarar como un triunfo la defensa de la ley) parecería que el Presidente Vázquez, consagró su primera jornada al desarrollo, en cada momento, de su decidida vocación republicana; reforzó sin nombrarla, la vigencia clásica de Montesquieu, contra el síntoma del autoritarismo latinoamericano de nuestro tiempo, que se destaca infaliblemente por el desprecio de la Constitución y la separación de los poderes. El Presidente Mujica se comportó como un populista, más en sus modales, que en sus hechos; y no es mi intención denigrarlo; el pasado pasa y con él lo mejor es que sus caídas se borren de la memoria y no sigan haciendo mella.

Esta nota de congratulación se propone destacar el beneficio logrado por la resistencia de los magistrados y al mismo tiempo mostrar en todo su valor una esperanza que se confirma, sobre el modo de ejercer su poder, el nuevo presidente. Tabaré Vázquez, recibe el gobierno con instituciones sanas y no entregadas, ni corrompidas. Uruguay ocupa el primer puesto en independencia judicial; según el Foro Económico Mundial es el país más respetuoso del poder judicial en América Latina. A nivel mundial, el país está en el puesto 25 entre los 148 encuestados.

Entre los países de América Latina, luego de Uruguay, a nivel mundial aparece: Chile, en el lugar 27; Costa Rica, en el 37; Brasil en el 55; y México, en el 90. Entre los últimos, encontramos a Perú (126); Argentina (132); y Paraguay (146). Y se cae de Maduro, cierra la nómina, Venezuela en el puesto 148. (Uypress, 25.06.14).

Las primeras palabras del Presidente Vázquez, confirman la moral a la cual me refiero. Cumpliendo con la fórmula del juramento exigido dijo: “Yo Tabaré Vázquez me comprometo por mi honor a desempeñar lealmente el cargo que se me ha confiado y a guardar y defender la Constitución de la República”. Y acto seguido, en su primera alocución, afirma el Presidente: “Es propicia la circunstancia para recordar los valores artiguistas que serán los referentes axiológicos que inspirarán las políticas y las medidas del gobierno.” “Él creyó en la democracia nativa, y es en ese hombre que debemos encontrar los valores y principios del Uruguay. Debemos reivindicarlos, asumirlos y llevarlos a la práctica: libertad, igualdad, justicia, democracia, autodeterminación de los pueblos, ilustración, fraternidad, entre otros”. Y luego destacó : “Todo hombre es igual en presencia de la ley.”

La magnitud de la exposición presidencial a propósito de Artigas fue una lección para quienes descreen del sistema constitucional que nos rige; una convencida defensa de los valores que cambiaron las bases de la conviviencia entre ciudadanos igualados y en buen entendimiento.

Recién en el siglo XIX (hace muy poco, 200 años), la especie humana aprendió hasta dónde puede cambiarse el mundo, descansando sobre el principio que reconoce, en todos los ciudadanos, la misma capacidad para gozar de los mismos derechos. Las variantes probadas en América Latina a lo largo de grandes experiencias diferenciales y sus consiguientes filosofías orientadas a nuevos paraísos, resultaron viciadas en definitiva por la existencia de gobernantes autoritarios, cuando no, iluminados; y siempre abusivos.

La lección de Tabaré Vázquez es un ejemplo de sensatez inteligente y fue ratificada ese mismo día, cuando dio a conocer el programa que se propone desarrollar.

Hacia el final de esa misma tarde, en una emisión por cadena de radio y TV, el presidente determinó los ejes con los que caminará su gestión en los próximos cinco años. Y por segunda vez, empezó bien el Presidente reiterando que la Carta Magna es su respaldo y no, un escollo para poner en práctica el programa que se propone cumplir; y no fue una reiteración ociosa. Vázquez iba a usar como un latiguillo, lo que más importa. Destaco ahora, un hecho concreto, que confirma la pulcritud con la cual se ha trazado el programa:

- “Anunciamos que remitiremos al Parlamento Nacional un proyecto de ley proponiendo que el Ministerio Público y Fiscal deje de ser una unidad ejecutora del Ministerio de Educación y Cultura para pasar a ser un servicio descentralizado. Este paso implica la jerarquización institucional de un actor relevante dentro de la acción de la Justicia. Con la descentralización propuesta, el Poder Ejecutivo pretende otorgar al Ministerio Público la mayor autonomía posible por dentro del marco constitucional del país, en consonancia con la implementación del nuevo proceso penal aprobado por el Poder Legislativo. ¡Que quede claro!

El proyecto no propone la creación de un organismo autárquico o extra poder, puesto que para ello sería necesario reformar la Constitución de la República. Se propone, reitero, la creación de un servicio descentralizado con contralor parlamentario”

- Lo escrito es arreglado a derecho.

Y el discurso repite: “El gobierno que hoy inicia su gestión tendrá señas de identidad nítidas. En primer lugar, respeto absoluto a la Constitución y la Ley. Dentro de la Constitución y la Ley todo, fuera de ellas, nada”- dijo , Vázquez. La expresión suena a la frase del fanático de la legalidad, don José Batlle y Ordóñez.

Y hay confirmaciones posteriores, coincidentes. El nuevo Ministro de Relaciones Exteriores, Rodolfo Nin Novoa promete no poner “la política por encima de lo jurídico”.

Lo extraordinario de este cambio, lo que prueba su sinceridad, es el momento en el cual se hacen estas puntualizaciones: a posteriori de las elecciones, en el momento de la verdad, cuando se comprometen los propósitos inmediatos del gobierno.

Pienso en la distancia que ha creado Tabaré Vázquez entre la base de su plan de gobierno y las tensiones y pretensiones de los radicales del propio Frente.

Todo indica que la oposición, derrotada en las urnas electorales, gana garantías fundamentales que había perdido. El Uruguay logra una estabilidad de fondo que no tenía. Consecuentemente, el Frente empieza a sentir más que nunca el riesgo de todos los frentes populares: el quiebre de su unidad. Hay una distancia difícil de componer, entre lo que supuestamente pretende la bancada legislativa del Frente, más sus autoridades internas, y lo que avisa y quiere el gobierno propiamente dicho. El país ha solucionado, para beneficio de todos, las diferencias indebidas entre el Poder Judicial y el Poder Ejecutivo. (Mujica a pocas horas de abandonar la presidencia, lanzó sus últimas invectivas contra la Suprema Corte de Justicia.)

Y todo indica que Tabaré Vázquez va ejercer el Poder Ejecutivo por dentro de la legalidad, pero con un Poder Legislativo, gran paradoja, afín al estilo de Mujica que antepone la política a la legalidad.

El papel de la oposición adentro de este nuevo encuadre, está determinado: en principio: blancos, colorados e independientes habrán de apoyar al Poder Ejecutivo que ofrece la garantía invalorable de gobernar de acuerdo a derecho.

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