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La enseñanza es un sistema complejo, compuesto por muchos elementos, y cuyo funcionamiento depende del desempeño del menos eficiente de sus elementos. La enseñanza universitaria se encuentra en la cumbre de la pirámide del sistema. Por lo tanto, su desempeño puede ser considerado como un barómetro razonable del funcionamiento del sistema total.

La enseñanza es un sistema complejo, compuesto por muchos elementos, y cuyo funcionamiento depende del desempeño del menos eficiente de sus elementos. La enseñanza universitaria se encuentra en la cumbre de la pirámide del sistema. Por lo tanto, su desempeño puede ser considerado como un barómetro razonable del funcionamiento del sistema total.

En total, 19,7% de la población mayor de 25 años accedió a la enseñanza universitaria. Ese porcentaje se divide entre aquellos que cumplieron la enseñanza terciaria incompleta (8,1 %) y los que la completaron (11,6 %).

Esos son los datos para todo el grupo de edades. Los porcentajes varían considerablemente cuando se consideran los niveles conseguidos de acuerdo al nivel económico de los hogares.

En el caso del grupo de edades de 25 a 59 años, solamente el 2,2% de los jóvenes pertenecientes a hogares del primer quintil alcanzaron como máximo nivel la educación terciaria. En contraste, el 54% de los jóvenes pertenecientes a hogares del quinto quintil, llegaron al nivel universitario.

En síntesis, concluye el informe sobre logro y nivel educativo alcanzado por la educación 2015, el máximo nivel alcanzado por los jóvenes de hogares del primer quintil se divide en: 55,6% en educación primaria, 42,2% en educación media, y solamente el 2% en la educación terciaria.

No es un resultado muy alentador.

Por ejemplo, la proporción de personas mayores de 25 años que alcanzaron un nivel terciario fue de 34% en el caso de Dinamarca, 39% en el de Finlandia, 39% en el de Nueva Zelanda, 38% en el de Noruega; y 35% en el de Suecia.

Claramente, la cobertura de la enseñanza de tercer nivel es insuficiente (e injusta).

¿Qué sucede con la calidad de esa enseñanza?

No conocemos pruebas PISA para este nivel, pero es posible tomar como una referencia el ranking 2016/17 de universidades de mundo elaborado por la consultora QS. Este sugiere que la calidad de la enseñanza de tercer nivel en nuestro país deja que desear.

Los primeros lugares de la tabla mundial son ocupados por las grandes universidades con renombre mundial, como Massachusetts Institute of Technology (MIT; lugar 1 en el ranking), Stanford University (2) y Harvard University (3).

Pero lo más interesante son los institutos de otros países que comienzan a aparecer entre los primeros. Incluyendo el Instituto Federal Suizo de Tecnología (lugar 8), la Universidad Nacional de Singapur (13), el Politécnico Federal de Lausana (14), la Universidad Nacional de Australia (22), la Universidad Tsinghua (24) y la Universidad de Hong Kong (27). La creciente presencia de institutos del Lejano Oriente indica hacia dónde se desplaza el centro dinámico de la economía mundial.

Entre tanto, los países latinoamericanos persisten en quedarse atrás. Los mejor ubicados son la Universidad de Buenos Aires (lugar 85 de la tabla mundial), Universidad de São Paulo (120), Universidad Nacional Autónoma de México (128), Pontificia Universidad Católica de Chile (147), Universidade Estadual de Campinas (191), Universidad de Chile (206), y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (206).

En el caso del Uruguay, tenemos a la Universidad de Montevideo en el lugar 601, en tanto la Universidad de la República ha retrocedido al lugar 701. Muy poco.

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Juan Oribe Stemmer

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