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Acuerdo comercial

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A fines de abril participé de un encuentro en la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) para discutir la posibilidad de un acuerdo económico y comercial en América Latina.

A fines de abril participé de un encuentro en la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) para discutir la posibilidad de un acuerdo económico y comercial en América Latina.

Ninguno de los presentes tenía el ingenuo optimismo de creer que ese objetivo se podría alcanzar en el ámbito de la Aladi, a mediano o largo plazo, debido a las asimetrías existentes entre los países, a los diferentes intereses de los grupos de países formados en la región y al poco seguimiento de lo que está ocurriendo en el mundo en términos de negociación comercial en muchos de los países de la región.

El grado de integración comercial en la región es muy bajo (16% del comercio intrarregional), sobre todo si se compara con los niveles de la Unión Europea (más del 60%) y los de América del Norte (Nafta) y de Asia Oriental (cerca del 50%).

Lo que se discutió en la reunión fue cómo colocar a América Latina nuevamente en el mapa. La región, que casi no participa de las cadenas globales de valor, está fuera de los radares de los formuladores de políticas en las principales capitales del mundo. Pocos países son actores en las discusiones de negociaciones comerciales y de atracción de inversiones.

En esta oportunidad se examinaron las profundas transformaciones por las que pasa el escenario internacional en las áreas política, económica y comercial. Se destacaron especialmente el déficit y la necesidad de avances en cuanto a la innovación y a la tecnología. Se hizo el contrapunto entre el debilitamiento de las instituciones multila- terales, como la Organización Mundial de Comercio (OMC) y el creciente regionalismo, como una de las respuestas a la globalización con la proliferación de acuerdos comerciales.

América Latina está fragmentada y dividida en cuatro grandes bloques: Mercosur, Alianza del Pacífico, Mercado Común Centroamericano y Comunidad del Caribe. En virtud de los diferentes niveles de desarrollo y de las grandes asimetrías existentes entre los países de la región, la búsqueda de un acuerdo no será posible en una negociación tradicional como las que han sido realizadas hasta ahora en el ámbito de la Aladi.

Sería importante un marco normativo regional que promueva mecanismos de transparencia y que incentive los programas de supresión de restricciones no tarifarias.

Los niveles de protección tarifaria existentes actualmente en América Latina son superiores, en promedio, a los existentes en otras regiones del mundo. El proceso de desgravación tarifaria solo ocurre dentro de los grupos subregionales. Actualmente el 55% de las relaciones entre todos los países latinoamericanos se encuentra amparado por acuerdos que prevén procesos de reducción tarifaria para la mayoría de los bienes. Casi todos los acuerdos de la región incluyen en los programas de liberalización compromisos para la eliminación y no aplicación de restricciones no tarifarias, con pocos resultados.

El tema de la facilitación del comercio frente a los obstáculos técnicos (BNT) y las medidas sanitarias y fitosanitarias también podrían ser analizados en un cuadro normativo común regional que abarque todos los países latinoamericanos.

En materia de reglas de origen, de gran interés para Brasil, algunos acuerdos establecen requisitos específicos y otros optan por un enfoque de reglas generales. En ese contexto, el tema de acumulación de origen deberá ser tratado. Las medidas de defensa comercial tendrían que ser examinadas para armonizar los diferentes regímenes existentes. Se debería prestar especial atención a las nuevas reglas en materia de servicios (que representan actualmente el 15% del comercio total de la región), a inversiones, compras gubernamentales, propiedad intelectual, comercio electrónico, entre otros.

En el resumen hecho al final del encuentro, Enrique Iglesias se refirió a la posibilidad de avanzar en la convergencia entre los cuatro grupos mencionados, en lo que concierne a las normas técnicas y otras reglas relacionadas al comercio, a la facilitación del comercio y a la creación de cadenas productivas de valor agregado. ¿Cómo enfocar la creciente presencia de China y su influencia comercial y cuál sería el impacto de un acuerdo Mercosur-Unión Europea sobre la región?

El Tratado de Montevideo de 1980 es lo suficientemente flexible como para que se piense en nuevas atribuciones de negociación para Aladi. La eventual ampliación de la agenda de integración regional debería ser complementada por la renovación de su liderazgo. En setiembre próximo, el actual Secretario General de la Asociación, el argentino Carlos Álvarez, termina su mandato y deberá ser sustituido. De haber voluntad política de los países, el nuevo Secretario General debería tener un perfil técnico adecuado para el desafío que la institución deberá enfrentar.

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Rubens Barbosa

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