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FMI pone lupa en América Latina sobre la corrupción

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Lipton: el número 2 del FMI es uno de los autores del artículo. Foto: AFP

LOS CASOS DE ODEBRECHT Y OTROS

Destacó que Chile y Uruguay son diferentes al resto.

Lipton: el número 2 del FMI es uno de los autores del artículo. Foto: AFP
Lipton: el número 2 del FMI es uno de los autores del artículo. Foto: AFP

El Fondo Monetario Internacional (FMI) evaluó que "la corrupción en América Latina sigue siendo excesiva" y recordó que "estudios anteriores han demostrado que la corrupción puede atrofiar el crecimiento sostenible e inclusivo". El organismo decidió poner la lupa sobre el fenómeno a través de un artículo firmado por el primer subdirector gerente (el número 2) del Fondo, David Lipton, el director del Departamento del Hemisferio Occidental, Alejandro Werner y el economista de ese departamento, Carlos Gonçalves.

"La corrupción continúa acaparando los titulares en América Latina. Los casos van desde los esquemas para ocultar activos que fueron revelados en los papeles de Panamá hasta los escándalos de Petrobras y Odebrecht que han trascendido las fronteras de Brasil, pasando por los ocho exgobernadores de estados mexicanos que están enfrentando cargos o condenas. Las consecuencias económicas y políticas de la corrupción han pasado factura a la región, y los ciudadanos de América Latina están mostrando un creciente descontento y exigiendo que los gobiernos tomen medidas más enérgicas", indicaron los autores del artículo.

"La corrupción puede ser iniciada por el lado de la oferta (insinuar un soborno) o de la demanda (pedir un soborno), pero en la práctica suele ser difícil separar las dos partes", explicaron.

Según el FMI, "cuando la corrupción sistémica es la norma, la gente cree que las otras personas están aceptando u ofreciendo sobornos. Ante esto, alejarse de lo ilícito es costoso desde el punto de vista del individuo. Como lo demuestra el caso Odebrecht, las empresas constructoras que ofrecen sobornos tienen más posibilidades de conseguir proyectos que las que no lo hacen, incluso si estas últimas son más eficientes".

El artículo indicó que si bien "la corrupción es difícil de medir", hay "diversos indicadores de percepción de corrupción" que "muestran una fuerte correlación entre sí".

Añadió que "todos indican que la situación en América Latina es más o menos similar a la de otras economías de mercados emergentes, pero mucho peor que la de las economías avanzadas".

El Fondo basándose en datos de Transparencia Internacional y del Banco Mundial destacó que "las percepciones de corrupción en algunos países, como Chile y Uruguay, son similares a las de economías avanzadas". Puntualizó que "curiosamente, Chile y Uruguay también tienen buenas calificaciones en los indicadores de institucionalidad y buen gobierno, y presentan niveles de ingreso per cápita relativamente más altos. En el resto de la región los resultados no son tan buenos. Las razones son, en distinto grado, una deficiente aplicación de la ley, falta de transparencia fiscal, burocracia, vacíos jurídicos y marcos contractuales deficientes de contratación e inversión pública y una mala gestión de gobierno de empresas estatales".

"Estudios anteriores han demostrado que la corrupción puede atrofiar el crecimiento sostenible e inclusivo. Con la corrupción sistémica, la capacidad del Estado para cumplir sus funciones básicas se ve minada, y los costos adquieren una importancia macroeconómica. Además, un mayor grado de corrupción tiende a ir de la mano de una mayor desigualdad. Entre los costos que suelen ser evidentes en partes de América Latina están un menor suministro de bienes públicos (lo cual perjudica desproporcionadamente a los pobres), la distribución deficiente de talento y capital debido a incentivos distorsionados, niveles más altos de desconfianza en la sociedad y menor legitimidad del gobierno, mayor incertidumbre económica y menor inversión privada y extranjera", enfatizó el FMI.

"Según nuestras estimaciones ilustrativas, una mejora de los indicadores de corrupción del cuartil más bajo (el 25% de países con peor desempeño) a la mediana podría elevar el ingreso per cápita en aproximadamente US$ 3.000 en América Latina a mediano plazo", concluyó.

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