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El desafío de vivir siete días sin efectivo y usando tarjetas

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Sellos grandes no quieren pagar por usar redes chicas. Foto: F. Ponzetto
Terminal post para tarjetas de credito y tarjetas de debito en almacen de Montevideo, nota sobre ley de inclusion financiera, ND 20170725, foto Fernando Ponzetto - Archivo El Pais
Fernando Ponzetto/Archivo El Pais

FINANZAS DE BOLSILLO

Excepto algunos inconvenientes, se sobrevive sin cash y con pagos electrónicos.

Sellos grandes no quieren pagar por usar redes chicas. Foto: F. Ponzetto
Foto: F. Ponzetto

Aunque los pagos electrónicos son una tendencia en buena parte del mundo desde hace muchos años, el desafío de intentar sobrevivir siete días sin efectivo y utilizando únicamente tarjetas o pagos electrónicos parecía imposible en Uruguay si nos vamos tres años atrás. Es que por más buena voluntad que pusiera el implicado, no era masiva la oferta de estos medios de pago y seguramente la consigna se interrumpiera tempranamente ante alguna adversidad.

Sin embargo, el escenario ha cambiado en parte por la apuesta del sector privado a la tecnología y en mayor medida por el plan de inclusión financiera que lanzó el gobierno en 2014, que combinó beneficios para los usuarios por el uso del plástico (por ejemplo con rebajas en los puntos IVA o la apertura gratuita de una cuenta-sueldo) con incentivos para que los comerciantes acepten estas formas de pago.

Con ello, se llegó a una realidad donde hay más de 52.000 POS (terminales de pago por donde se pasa el plástico), más de 2,5 millones de tarjetas de débito en circulación y donde de cada $ 100 que se pagan $ 31 se realizan de forma electrónica —según datos del Banco Central (BCU) cerrados al primer semestre del año—.

Bajo este nuevo panorama, sí es posible y casi costumbre para muchos uruguayos la vida asociado al plástico. En mi experiencia y durante la semana que asumí el desafío, excepto contados casos de lugares o servicios que no admiten pagos electrónicos (los cuales evité para no naufragar en el objetivo) es posible y no implicó apartarse demasiado de mi rutina normal.

Para moverme diariamente utilizo la tarjeta STM de la Intendencia de Montevideo, que puede cargarse mediante débito en los locales de cobranza o los puntos de atención que tiene la comuna. En ese caso, el usuario accede a un descuento de $ 4 en el precio de cada boleto —el valor es de $ 33 arriba del ómnibus pero al comprarlo con la tarjeta STM disminuye a $ 29—.

No tuve necesidad de tener que tomar taxis, lo que hubiera complicado el desafío porque es una de las áreas donde aún no se generalizaron las opciones para pagar con dinero electrónico (ver aparte). Ante esa situación, podría haber optado por alguna de las aplicaciones de transporte (como Uber o Easy Taxi) que permiten abonar de manera electrónica.

A la hora de comprar alimentos u otros productos necesarios para nuestra vida diaria, no solo pude acceder sin problemas a comprar con débito en supermercados y comercios, sino que me beneficie del descuento de cuatro puntos de IVA que rige desde principio de año para este tipo de pagos. Si bien es cierto que aún existen comercios sin terminales de pago para abonar con tarjeta, comprobé que son cada vez menos y en la zona del Centro escasean.

La normativa vigente no obliga a los comerciantes a aceptar pagos electrónicos, pero sí establece que si lo hacen no pueden imponer un monto de compra mínimo. Las denuncias por este tema "eran recurrentes" antes y "ahora prácticamente no estamos recibiendo", comentó el coordinador del programa de inclusión financiera del Ministerio de Economía, Martín Vallcorba, y lo comprobé en la práctica porque no tuve inconvenientes de este tipo.

Sí me pasó de concurrir a supermercados que aún no actualizaron su sistema y continúan sin pedir el PIN (o solicitando datos innecesarios como el teléfono o la firma) a la hora de concretar una compra con débito. Esto está prohibido según una resolución del BCU pero se flexibilizaron los plazos para que algunos comercios adapten sus sistemas informáticos.

Según Vallcorba, la falla más usual que se denuncia relacionada al pago con débito es la no aplicación de la rebaja del IVA, lo que sostuvo suele deberse a "un error del proceso, porque el POS pregunta si se aplica o no el beneficio" y esto puede llevar a inconvenientes.

#desafío @elpaisuy #7diassin efectivo. Siguen las compras con débito, que ya representan en Uruguay $ 31 de cada $ 100 que se gastan

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Al salir a comer o tomar algo de noche puede haber algún porcentaje más alto de sitios que no acepten pagos electrónicos, aunque esto suele estar asociado a la zona de Montevideo que se vaya o el tipo de local gastronómico. Consultado al respecto, Vallcorba señaló que "se ha avanzado mucho en la incorporación (de POS)" en este tipo de negocios y aunque admitió que puede haber casos puntuales que no acepten débito, no lo identificó "como un sector que genéricamente pueda decirse que tiene un rezago" en la apuesta por el plástico.

Hasta hace algún tiempo, otro inconveniente podía surgir al tener que pagar las facturas porque muchos locales de cobranza no aceptaban débito con bancos privados (por ejemplo Redpagos solo admitía tarjetas del Banco República), pero esta semana me lleve la sorpresa que la situación cambió y es generalizada la aceptación del plástico. Para estos casos también existen opciones para que las cuentas se debiten directamente de la tarjeta de crédito o aplicaciones (como Paganza u otras impulsadas por los bancos) que permiten abonar ingresando el número de la factura o escaneando el código de barras.

En definitiva, pasado los siete días pude comprobar que en esta nueva realidad se puede sobrevivir sin efectivo y apelando a los pagos electrónicos. Vallcorba coincide con este análisis: "Yo creo que sí se puede (vivir una semana sin efectivo). De hecho la ida al cajero en mi caso es prácticamente algo excepcional y los volúmenes que retiro son pequeños. Todavía para algún tipo de transacción uno puede precisar dinero físico, pero la tendencia es que cada vez se utilice menos y así lo muestran los datos".

Los billetes digitales y las críticas a la inclusión.

Como parte de la apuesta del gobierno por los pagos digitales, que reducen los costos a nivel bancario y también son entendidos como una forma de bajar los delitos al sacar dinero de circulación, el Banco Central (BCU) lanzó a principios de mes un plan piloto para emitir $ 20 millones en billetes digitales. Para acceder al sistema, las personas deben acudir a un local de Redpagos, abonar un monto determinado en pesos que se le cargarán en una aplicación que previamente debió haber descargado en su celular (sirve solo para usuarios de Antel) y así podrá comprar con billetes digitales en los comercios adheridos a este esquema. Esta política del gobierno ha recibido cuestionamientos, tanto desde la oposición como de actores privados; incluso un grupo de comerciantes del interior inició a mitad de año una campaña de recolección de firmas para impulsar un plebiscito en busca de prohibir algunas de las disposiciones de la ley de inclusión financiera. En general, las críticas apuntan a la comisión que cobran los emisores del plástico a los comercios, que hoy está en 2,2% para los pagos con débito (2% en el caso de los pequeños comercios) y bajará a 1,5% a final de año.

#desafío @elpaisuy #transporte #7diassin efectivo. Los taxis aun no permiten pagos con dinero electrónico

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