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Uruguay inquieto por inestabilidad brasileña

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Creen que Temer no tendrá fuerza para impulsar reformas que reactiven economía. Foto: AFP
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Expertos ven que se acerca una parálisis negativa para el consumo, la inversión y el Mercosur.

El gobierno uruguayo y los analistas esperan que la crisis política que paraliza a Brasil, justo cuando empezaba a presentar signos incipientes de estar saliendo de la profundísima recesión de 2015 y 2016, aumente la incertidumbre para Argentina y Uruguay y conspire contra su crecimiento.

Pese a que el presidente norteño, Michel Temer, descartó renunciar, se considera que tendrá poco margen para impulsar reformas estructurales que consoliden la economía y su respaldo parlamentario y popular será muy endeble.

El ministro de Relaciones Exteriores, Rodolfo Nin Novoa, admitió a El País que el escenario regional no es bueno ya que la influencia de Brasil en el continente es grande. Aún así, confía en que las conversaciones para un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, que se esperaba que terminaran este año, sigan adelante.

"La crisis política no afecta porque eso tiene una dinámica propia que está por arriba de las situaciones políticas de cada país que integran los bloques. En Europa también ha habido crisis y las negociaciones continuaron. Tenemos bien claro que hay que separar las negociaciones comerciales y no sujetarlas a vaivenes políticos, ese es el esfuerzo que vamos a hacer nosotros y la posición que tenemos", explicó.

La clase política uruguaya asiste con desazón a lo que ocurre en Brasil. Temer genera poca simpatía y se plantea que el país vecino debiera ir a elecciones anticipadas. El presidente del Partido Independiente, Pablo Mieres, señaló a El País que "la situación es terrible, me parece que hay una prueba contundente de que el presidente está en una situación insostenible (...) Es una corrupción sistémica, no queda títere con cabeza. La impresión es que tiene que haber un llamado electoral. Si eso se pudiera hacer jurídicamente, la pregunta es quién estará en condiciones de presentarse", reflexionó.

Su colega colorado José Amorín consideró que "de ser cierto (la denuncia más reciente contra Temer), es una desgracia absoluta para todo el sistema de Brasil (...) Parecería que el mecanismo de funcionamiento del sistema político de Brasil es por coimas. De esto supongo que solo se sale con las elecciones. Es muy malo todo lo que está pasando para el sistema democrático. Si se confirma esto, el presidente no puede seguir", consideró.

El oficialista Rafael Michelini, comentó que "de comprobarse lo que se está diciendo, su situación (de Temer) es harto delicada y no es el mejor ejemplo para ser presidente de un país".

Parálisis.

Los analistas esperan en el corto plazo que Uruguay vea resentida su competitividad por la suba del dólar en Brasil y que el gobierno de Temer tenga muy poca capacidad para llevar adelante reformas que aceleren el crecimiento económico y que se demore otra vez un acuerdo Mercosur-Unión Europea.

Marcos Soto, de la consultora PWC, recordó que tras dos años consecutivos de recesión, Brasil mostraba señales "muy suaves" de una recuperación que venía más lenta de lo previsto y que estaba condicionada a que se aprobasen reformas estructurales como las vinculadas al sistema de seguridad social y la normativa laboral.

"Todo quedó en segundo plano. Va a haber fuertes presiones para que Temer deje el cargo. Hay que ver cómo se recompone el liderazgo político. La incertidumbre en economía es parálisis. Si Uruguay no puede seguir el ritmo devaluatorio del real nos vamos a volver caros. Vamos a tener problemas para colocar nuestra producción. Los turistas brasileños van a sentir que nos encarecemos", señaló.

La "magra" agenda del Mercosur se verá resentida porque "todo esto distrae a Brasil del resto del mundo y además si no tiene un líder a la interna no lo va a tener para lo externo", dijo.

Ignacio Bartesaghi, director del departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica, dijo a El País que "es complicado para un país como el nuestro que tiene cierta estabilidad política, cierto respeto a las instituciones, y cierta estabilidad en las políticas, estar inserto en una región en la que hace años que hay crisis económica e inestabilidad política y lo que es peor es que no se visualizan estabilidades a mediano plazo".

Es incierto que una renuncia de Temer traiga estabilidad política porque "todos los partidos están salpicados", consideró. Un efecto negativo de la parálisis brasileña se dará sobre la actividad de Argentina "que sin Brasil no crece como necesita para que se valide el gobierno de (Mauricio) Macri", opinó.

"Hay que insistir en que Uruguay avance en relaciones con otras regiones. No tiene un plan B", dijo Bartesaghi.

Se complica firma con UE.

Se suponía que este año, bajo la presidencia brasileña, el Mercosur y la Unión Europea (UE) iban a cerrar el acuerdo que comenzaron a negociar hace veinte años. Pero Ignacio Bartesaghi, de la Universidad Católica, lo ve otra vez difícil. "Nos dijeron que teníamos que esperar la elección de Emmanuel Macron en Francia. Pero por otro lado tenés a un Brasil que se te cae; ¿es razonable pensar que la UE va a cerrar un acuerdo con el Mercosur con un Brasil así?", se preguntó.

El punto débil son las cuentas públicas.

El economista Aldo Lema, de Vixion Consultores, señaló que Brasil venía logrando una moderación en la inflación que daba margen para una política monetaria más flexible pero mantenía una situación riesgosa en lo fiscal para revertir, la cual era fundamental que reformara su seguridad social. "Había una expectativa de cierta gobernabilidad por lo menos hasta el 2018 que hoy está en duda", consideró. "El panorama de crecimiento brasileño a corto plazo de los próximos trimestres no debería cambiar significativamente, quizás la recuperación del primer trimestre haya seguido en el segundo, pero se abren muchas dudas sobre todo respecto al 2018 y los escenarios políticos del próximo año por la fuerte atomización y la falta de claridad respecto a quién podría gobernar en el futuro", señaló.

"Que no haya renunciado Temer no significa que no esté en riesgo su presidencia tanto desde el punto de vista judicial como desde el punto de vista del desgaste adicional que podrían traer las movilizaciones de algunas fuerzas políticas. Capital político ahora para hacer reformas no hay. El gran problema y riesgo es la sostenibilidad fiscal. 2018 puede ser complejo para Brasil por lo electoral", opinó Lema.

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