Ir o no ir, es la disyuntiva de Macri. Mientras recorre Holanda en busca de inversiones y en la comodidad de encontrarse en el país que frenó en las urnas el huracán populista, al imponerse el europeísta y liberal Mark Rutte, el presidente argentino se debate sobre la conveniencia o no de visitar a Donald Trump.

Una parte de su gobierno le recomienda buscar una excusa para no cumplir con la invitación que le hizo el controvertido presidente norteamericano. Posiblemente, tengan razón. Una foto con Trump alimenta las usinas de la oposición, sin que siquiera esté claro que pueda tener beneficios para la economía argentina.

Sucede que nunca antes una presidencia había nacido tan debilitada y con pronósticos tan oscuros. Trump preside una administración cuadripléjica. La Justicia frenó sus políticas migratorias y el propio Partido Republicano le causó un tremendo fracaso en el Congreso, frustrando la reforma sanitaria que lanzó improvisadamente para reemplazar el Obamacare. Las bancadas conservadoras están en estado catatónico, porque las figuras más respetadas del "Great Old Party" describen al presidente como un impostor que lleva Estados Unidos hacia una deriva plagada de riesgos. Desde John McCain hasta la familia Bush, pasando por Colin Powell, descalifican al primer presidente de la historia que llegó al cargo sospechado de haber complotado con Rusia para ganar la elección. La señal más grave de la debilidad de Trump la dio Powell en México, exhortando al gobierno de ese país a no dejarse "pisotear" por el actual gobierno norteamericano.

Increíble pero cierto. El general que presidió el ejército y después fue secretario de Estado, o sea encabezó la diplomacia de Estados Unidos, ataca al gobierno de su propio país desde el extranjero. Y ese general es nada menos que el hombre que dirigió desde el Pentágono la "Tormenta del Desierto" que liberó a Kuwait, y una de las figuras más respetadas por los norteamericanos, a pesar de haber avalado la invasión de Irak que ordenó Bush hijo con el falaz argumento de los arsenales químicos.

Que Powell haya dicho lo que dijo en México, algo que, en otras circunstancias, para un militar, implicaría una "traición a la patria", es un síntoma más de la mala imagen de Trump. Una imagen tan insólitamente mala, que por momentos parece destinada a concluir su aventura gubernamental en un juicio político.

LA BITÁCORA