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Trump, el enemigo número uno

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Trump y Clinton antes de comenzar el segundo debate. Foto: Reuters
Republican U.S. presidential nominee Donald Trump and Democratic U.S. presidential nominee Hillary Clinton acknowledge each other at the start of their presidential town hall debate at Washington University in St. Louis, Missouri, U.S., October 9, 2016. REUTERS/Lucy Nicholson USA-ELECTION/DEBATE
LUCY NICHOLSON/REUTERS

El republicano se reafirmó y dijo que solo aceptará el resultado electoral si es el ganador.

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Después del tercer debate entre los aspirantes a la Casa Blanca, Donald Trump pasó a ser considerado el enemigo público número uno de la democracia. Y el motivo lo dio el propio candidato republicano, cuando el miércoles eludió comprometerse a aceptar el resultado de las elecciones del 8 de noviembre, y ayer al reafirmarse: solo lo haría si gana.

Esto llevó a que el presidente Barack Obama acusara a Trump de socavar la democracia. "Cuando tratas de sembrar la duda en las mentes de las personas sobre la legitimidad de nuestra elección, eso socava nuestra democracia", sostuvo Obama en un acto en Miami en apoyo a la candidata demócrata Hillary Clinton.

El miércoles en la Universidad de Nevada, Las Vegas, cuando Chris Wallace, moderador del debate, le preguntó a Trump si reconocería el resultado electoral, este dejó a todos de boca abierta al responder: "Lo diré en su momento, los mantendré en suspenso".

Y ayer, en un acto en Delaware, Ohio, como si se tratara de una broma de mal gusto, completó: "Quiero prometer a todos mis electores (...) que aceptaré totalmente los resultados de esta grandiosa e histórica elección presidencial", dijo, antes de añadir: "si soy el ganador". En respuesta, Obama dijo en Miami: "Esto no es chiste (...) esto es peligroso".

"Creemos en la democracia y aceptamos la decisión del pueblo", sostuvo el presidente. Y le dijo a Trump que en Estados Unidos "no hay forma de manipular una elección" y que "es más fácil ser alcanzado por un rayo que estar cerca de alguien que comete fraude electoral".

Cuando abandonó Las Vegas luego del debate, ya en la madrugada del jueves, Hillary Clinton comentó rápidamente a la prensa que fue "horroroso" percibir que Trump evitaba comprometerse a aceptar los resultados electorales.

"Nuestro país ha existido por unos 240 años (...) y nunca hemos cuestionado elecciones. Uno de los principios siempre ha sido que aceptamos el resultado de las elecciones", expresó Clinton.

Este jueves, el candidato a vicepresidente de Clinton, Tim Kaine, dijo al canal ABC que los comentarios de Trump fueron "chocantes, absolutamente chocantes".

Poco más tarde, en declaraciones a CNN, Kaine apuntó que "la aceptación del resultado de la elección y la transferencia pacífica del poder es un pilar de nuestra democracia", y el gesto de Trump remueve ese pilar.

La negativa de Trump de comprometerse a aceptar el resultado electoral viene de la mano de la insistencia en sus discursos sobre la "manipulación" de los comicios para beneficiar a Clinton.

Esta visión llevó a Trump a entablar una guerra abierta con "la prensa", a la que en sus discursos califica como "deshonesta", una batalla que podría tener que enfrentar en solitario.

Para Robert Erikson, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Columbia, en este nuevo escenario será necesario ver si los aspirantes del Partido Republicano al Congreso seguirán el liderazgo de Trump o permanecerán alineados con la dirección partidaria.

"Hillary Clinton probablemente ganará la elección presidencial, pero la cuestión ahora es: ¿cuál será el efecto sobre los candidatos republicanos al Senado y a la Cámara de Representantes?", dijo Erikson.

Para este experto, "los republicanos están con temor de lo que pueda hacer Trump en las próximas tres semanas", antes de la elección del 8 de noviembre.

Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes (y líder republicano con mayor cargo electivo en el país), ya se distanció formalmente de la campaña de Trump y dijo que el partido debería concentrarse en mantener su mayoría en el Congreso. En base a agencias

Israel, Irán, Cuba, los temas olvidados del tercer debate.

Varios temas la política exterior de Estados Unidos, como el cambio climático y la relación con Israel, fueron completamente ignorados por los aspirantes a la Casa Blanca durante el último debate del miércoles.

Ni una sola palabra fue dicha sobre la alianza entre Israel y Estados Unidos, a pesar de que, según el programa de este tercer debate, debía ser discutida. Durante la visita del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en Nueva York, Donald Trump prometió que si es elegido presidente reconocerá a Jerusalén como "la capital indivisible del Estado de Israel". Hillary Clinton, por su parte, dijo estar a favor de una solución de dos Estados y de negociaciones directas entre israelíes y palestinos.

Después de China, Estados Unidos es el país que más carbono emite a la atmósfera y hace pocas semanas ratificó el acuerdo mundial sobre el clima. Sin embargo, ni Trump ni Clinton tocaron el tema durante el debate.

Los candidatos tampoco hablaron del acuerdo nuclear con Irán.

Otros aspectos de la política exterior de Barack Obama tampoco fueron discutidos, tal como la reanudación de relaciones diplomáticas con Cuba, que fue muy criticada por los republicanos durante las elecciones primarias.

Trump y Clinton antes de comenzar el segundo debate. Foto: Reuters
Trump y Clinton antes de comenzar el segundo debate. Foto: Reuters

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