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Trump culpa de su primer fracaso al ala conservadora

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Cientos de personas en nueva protesta contra Trump. Foto: AFP
WESTPORT, CT - MARCH 26: People listen to speakers during an afternoon rally and march to protest against the policies and presidency of Donald Trump on March 26, 2017 in Westport, Connecticut. Over 2,000 people marched through the small and wealthy Connecticut town with many carrying flags and signs critical of Trump. The event was organized by the Westport Democratic Town Committee and DefenDemocracy, a grassroots organization founded by Westport women. Spencer Platt/Getty Images/AFP == FOR NEWSPAPERS, INTERNET, TELCOS & TELEVISION USE ONLY == US-SEN.-RICHARD-BLUMENTHAL-ADDRESSES-MAJOR-ANTI-TRUMP-RALLY-IN-C
SPENCER PLATT/AFP

Agitada interna republicana de cara a la reforma fiscal tras traspié en salud.

Donald Trump quedó dolido por el fracaso de su reforma del sistema de salud. Y ayer domingo se despachó contra el ala ultraconservadora del Partido Republicano, al que responsabiliza por el primer papelón legislativo de su gobierno. Pero Trump sabe que su rezongo le prepara el terreno para la próxima batalla en el Congreso: la reforma fiscal, donde los republicanos no pueden darse el lujo de otro traspié.

"Los demócratas están sonriendo en DC" (...), "con ayuda del Freedom Caucus y el Club For Growth and Heritage" — aludiendo a dos grupos que reúnen a legisladores y dirigentes de los sectores más a la derecha del partido gobernante— "salvaron a la Planificación Familiar y al Obamacare", lanzó ayer Trump en sus habituales tuits matinales.

El Club for Growth and Heritage, que propone fuertes reducciones del gasto público, tiene influencia en los sectores conservadores de Washington y habría financiado una campaña destinada a que legisladores republicanos rechazaran la eliminación del Obamacare, en contra de la posición de Trump.

El tuit dominical de Trump, tras un fin de semana de consultas, suena como una advertencia a los "ultras" republicanos, que ahora deben dar pruebas de mayor pragmatismo.

El fracaso del presidente y de su mayoría que no lograron eliminar el Obamacare, la emblemática ley de seguros médicos aprobada por la Administración demócrata anterior, es un golpe duro para Trump y su equipo.

El presidente pretende evitar el mismo fracaso en su segundo gran proyecto legislativo, la reforma fiscal. Pero, para muchos observadores, puede llegar a toparse con la misma piedra: la brecha entre el ala más conservadora de su partido, cercana al Tea Party, y los republicanos más moderados.

Interrogado por ABC tras el tuit del mandatario, Mark Meadows, legislador de Carolina del Norte y líder del Freedom Caucus en la Cámara de Representantes, se mostró más bien conciliador. Todas las esperanzas no están perdidas para reformar Obamacare, dijo Meadows, cuyo grupo representa una treintena de los 237 republicanos de la Cámara.

Meadows dio el puntapié inicial a la reforma fiscal, al sugerir que la reducción de impuestos a la que aspira Trump no tiene por qué ser necesariamente compensada por una reducción del gasto público, una concesión importante tratándose de un firme partidario de los recortes presupuestarios.

Los demócratas observan con deleite la incapacidad del presidente para unir a su partido. Entre los republicanos "hay siete niños en la cama pero hay frazadas solo para cinco", ironizó el jefe de la bancada opositora en el Senado, Chuck Schumer. Si Trump elige encaminarse en el sentido de los ultraconservadores, "los moderados abandonarán el barco", dijo el demócrata a ABC.

Después de dos meses en el poder, la primera bofetada política puso de relieve una pregunta que podría pesar durante toda su presidencia: ¿Puede Donald Trump gobernar usando las fórmulas que le permitieron llegar al poder?

"El epílogo del viernes (el día que fracasó la reforma de la salud en el Congreso) es bueno para el país pero humillante para los dirigentes republicanos", escribió The New York Times en su editorial. "Para Trump, es un recordatorio brutal de que hacer campaña es la parte fácil".

George H.W. Bush y Bill Clinton también tuvieron comienzos agitados. Pero, desde que llegó al poder, Trump sistemáticamente designó a un culpable cuando estuvo en aprietos: los medios "deshonestos", las filtraciones de informes de inteligencia por parte de funcionarios, o jueces parciales. "Su fracaso sobre la salud lo deja en una posición inestable", estima el profesor de la Universidad de Princeton, Julian Zelizer, en una columna en CNN.com. "La verdad es que no tiene a nadie que culpar más que a sí mismo", agregó.

Ahora Trump y su círculo más próximo están abocados a asegurar la reforma fiscal. Para ello, en caso de no poder alinear a todos los republicanos, esperan contar con el apoyo de un sector de la bancada demócrata. Así lo expresó ayer, en tono de amenaza, el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Reince Priebus, que propuso generar una amplia coalición que podría incluir a demócratas moderados.

"Terminator" critica las políticas ambientales

El actor y exgobernador de California, Arnold Schwarzenegger, "Terminator", criticó que el presidente Donald Trump quiera impulsar la explotación de carbón cuando ese combustible "mata" a muchas más personas que el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS).

"Solo alguien que vive en la Edad de Piedra" quiere recuperar el carbón como fuente de energía, dijo Schwarzenegger al diario vienés Die Presse. De visita en Austria, su país de origen, el actor de 66 años explicó que a pesar de ser miembro del Partido Republicano como lo es Trump, no puede apoyar al actual presidente porque considera erróneas las prioridades de su política. "Siete millones de personas mueren cada año por la contaminación del aire y Trump quiere recuperar el carbón y combatir al ISIS. El Estado Islámico tiene que ser eliminado, pero no es el problema numero uno para los seres humanos, no es un peligro mayor que el carbón", afirma.

Carta blanca a militares contra los yihadistas

Donald Trump otorgó un cheque en blanco a su secretario de Defensa, Jim Mattis, y a los militares para llevar a cabo operaciones contra los yihadistas, contrariamente a su predecesor Barack Obama, que controlaba estrechamente las acciones. Trump no reveló aún las grandes líneas de las operaciones a venir contra el grupo Estado Islámico (ISIS) y Al Qaeda, ni optó por alguna de las alternativas ofrecidas en el plan de acción que le transmitió el Pentágono a fines de febrero.

Sin embargo, otorgó amplios poderes a Mattis y a los jefes castrenses. Los militares "ya no tendrán que pedir" a funcionarios en la Casa Blanca "el permiso para responder un ataque en Afganistán", se congratuló esta semana el senador republicano John McCain, el poderoso presidente de la Comisión de las Fuerzas Armadas del Senado.

El Pentágono ha guardado discreción sobre este nuevo modo de funcionamiento, pero sus responsables han confirmado que gozan de una autonomía mayor que en el pasado. "Jim Mattis recibió la autorización para conducir las operaciones militares de la forma que considere mejor", dijo Chris Sherwood, un portavoz del Departamento de Defensa.

Según fuentes coincidentes, Trump dio más autonomía al jefe de las fuerzas estadounidenses en el Medio Oriente, el general Joe Votel, para atacar a Al Qaeda en Yemen con drones armados. Una decisión similar es esperada para Somalia.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Cientos de personas en nueva protesta contra Trump. Foto: AFP

ESTADOS UNIDOSAFP, EFE, REUTERS

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