Tiempo atrás, para ser terrorista había que saber fabricar bombas o, por lo menos, saber colocarlas y activarlas. Tiempo atrás, para cometer una masacre terrorista había que saber manejar armas de fuego, preferentemente fusiles de repetición.

Ahora para ser terrorista alcanza con saber manejar. Hoy, en la dimensión del los "lobos solitarios", para cometer una masacre terrorista basta y sobra con saber conducir un vehículo.

Si es un camión, el número de víctimas puede ser mayor. Pero con una camioneta o cualquier tipo de automóvil también se puede causar muchas muertes.

Eso se vio ayer en Amberes y el miércoles en Londres. Antes que los atentados de esta semana, se había visto en Niza y también en Berlín.

En la era del "lobo solitario" no solo no hace falta que el terrorista tenga una pertenecía orgánica a una estructura como ISIS. Tampoco hace falta que haya recibido adoctrinamiento ni adiestramiento. Alcanza con saber manejar y con tener la decisión de cometer una masacre.

Hamas fue uno de los impulsores de esta modalidad. La planteó en manuales que imprimió en Gaza e hizo llegar a Cisjordania, explicando que no hacían falta armas y bombas para matar israelíes.

Cualquier cosa puede ser un arma; sobre todo un automóvil si se lo lanza contra aglomeraciones, grandes o pequeñas. Por eso en Israel ocurrieron los primeros atentados de ese tipo, con autos que sorpresivamente embestían, por ejemplo, a las personas que estaban en una parada de ómnibus. Pues bien, contra esta modalidad de terrorismo no existen ni existirán, al menos en el mediano plazo, mecanismos de detección y formas de afrontarlo. Los aparatos de inteligencia y las fuerzas de seguridad pueden descubrir estructuras terroristas y desactivar planes para cometer atentados, pero no tienen instrumentos para lidiar con el terrorismo espontáneo creado por ISIS.

Si ya eran difíciles de detectar las estructuras de "células dormidas" que diseñaron Osama Bin Laden y Aymán al-Zawahiri, detectar lo que tiene en mente el conductor de un camión o un auto en marcha, resulta directamente imposible. ISIS puede perder el territorio que conquistó entre Irak y Siria, pero ha descubierto la forma de hacerle perder a los europeos la libertad ambulatoria y el derecho a gozar de espacios públicos; o al menos, obligarlos a desplazarse en las ciudades atenazados por el miedo.

LA BITÁCORA