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Siria, Irak y Libia, tres escenarios complicados

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La poderosa avanzada oficial iraquí sobre la ciudad de Mosul, bastión de Estado Islámico en Irak, se frena ante las dificultades de hacer frente a una insurrección que tiene profundas raíces locales.

La receta de la "guerra contra el terrorismo" parece no ser suficiente para luchar contra los yihadistas.

De hecho, tampoco partió la tan anunciada "ofensiva" kurda en Raqqa, otro bastión yihadista, ubicado en el norte de Siria. Las cosas tampoco van mejor en Libia, donde a pesar de los esfuerzos militares, milicianos locales ligados a Estado Islámico resisten en el énclave de Sirte.

En el día en que la Oficina Europea de Policía (Europol) lanzó una alarma sobre eventuales ataques con coches-bomba en Europa planificados por la organización terrorista, ésta permanece a la defensiva y parece muy lejos de ser derrotada.

El fuego de la polarización confesional y del radicalismo religioso es avivado por la campaña siria llevada adelante sin pausa por Rusia e Irán, con el apoyo del presidente sirio, Bashar al Assad.

La ofensiva de Moscú y Teherán sobre Alepo continúa y es justificada por la presencia de alrededor de 6.000 simpatizantes de Al Qaeda locales en medio de unos 20.000 milicianos de otras organizaciones, mezclados entre 250.000 civiles, según datos de Naciones Unidas.

TERRORISMO

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