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Serbia quiebra las barreras de género e identidad sexual

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Ana Brnabic se abre camino en el ámbito político. Foto: EFE

Ana Brnabic, de 41 años, elegida nueva primera ministra.

La elección de Ana Brnabic, de 41 años, para encabezar el gobierno de Serbia como primera ministra, supone romper dos barreras, las de género e identidad sexual, en un país de mayoría conservadora. Recibió el apoyo de 157 diputados, en tanto 55 votaron en contra.

Brnabic tiene poco bagaje político. Hace un año, el entonces primer ministro Aleksandar Vucic la incorporó a su Gobierno como ministra de Administración Pública.

La elección es vista por la oposición, sobre todo por la prorrusa, como un guiño extravagante de Vucic a la Unión Europea, club en el que quiere ingresar antes de 2020.

"Ella no es mi primera ministra", ha llegado a decir el líder de Serbia Unida, Dragan Markovic Palma, en una declaración con tintes homófobos.

Brnabic es una política independiente, sin afiliación partidista, que proviene del mundo de los negocios. Estudió administración de empresas en Estados Unidos y después un máster en la Universidad de Hull, en Reino Unido. En su país, comenzó a trabajar en una compañía de energías renovables, donde se abrió camino con gran destreza. Solo dos años después ya fue nombrada directora ejecutiva. Su carrera política ha sido igual de meteórica.

En esos tiempos fundó una asociación de desarrollo económico que sirviera de impulso tras la guerra de los Balcanes, con capital público y privado, lo que le llevó a tratar con la clase política. Vucic le echó el ojo y la incorporó a su gabinete para lidiar con la mastodóntica burocracia del Gobierno serbio.

El último movimiento de Vucic —nombrarla primera ministra—, obedece para muchos a una estrategia de este para aglutinar el máximo poder posible. Con alguien joven, una tecnócrata sin intrigas políticas, el presidente podría tener alguien en el cargo al que poder manejar, como hicieron otros presidentes.

"Funciona así. Sobre el papel el presidente tiene menos poder pero la realidad es que en Serbia la autoridad la tiene la persona, no su cargo. Vucic manejará casi todos los asuntos y ella se ocupará de unas cuantas tareas administrativas", opina el analista Tim Judah. A su modo de ver, se trata de un calculado movimiento de Vucic para aparecer ante lel mundo como alguien tolerante y progresista, algo que sin duda no lo fue en el pasado.

La comunidad LGTB+ ha recibido el nombramiento con optimismo aunque no haya tirado cohetes. Como explica por teléfono el analista político Dejan Vuk Stankovic, Brnabic ha declarado su homosexualidad pero no es una activista que pelee públicamente por sus derechos. "Es una liberal moderada que enfocará su mandato en reformar la administración pública y se esforzará en entrar en la UE. Es una prooccidental, sin duda. No creo que vaya a impulsar la legalización del matrimonio homosexual, por poner un ejemplo", explica Vuk.

El panorama para la comunidad LGTB+ no es el mejor en el país balcánico. El 80% de sus miembros denuncia haber sufrido algún tipo de agresión o insulto por su condición, según un estudio.

Sea como fuere, el mensaje que ha transmitido Serbia con esta elección es aperturista. En una sociedad tradicional como la serbia, donde la Iglesia ortodoxa ejerce mucha influencia y no está bien visto que dos personas del mismo sexo caminen de la mano por la calle, que por primera vez en su historia resulte elegida primera ministra una mujer gay, dos factores que hasta ahora no se habían dado, supone un avance. Está por ver si se trata de una elección a mayor gloria de Vucic, el político más poderoso de su país, o de un primer gesto en busca de un país más igualitario y tolerante.

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Ana Brnabic se abre camino en el ámbito político. Foto: EFE

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