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Poca agua, en bicicleta y las noches a luz de vela

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Un habitante de Comercio, en Puerto Rico, retira el barro que cubre su casa. Foto: AFP
People sweep mud from inside an affected business in the aftermath of Hurricane Maria, in Comerio, Puerto Rico, September 29, 2017. US military and emergency relief teams ramped up their aid efforts for Puerto Rico amid growing criticism of the response to the hurricanes which ripped through the Caribbean island. / AFP / Ricardo ARDUENGO PUERTORICO-WEATHER-HURRICANE-MARIA
RICARDO ARDUENGO/AFP

UNA ISLA DEVASTADA

Penurias diarias en Puerto Rico, arrasada por dos huracanes.

Un habitante de Comercio, en Puerto Rico, retira el barro que cubre su casa. Foto: AFP
Un habitante de Comercio, en Puerto Rico, retira el barro que cubre su casa. Foto: AFP

Los puertorriqueños se han visto obligados a recuperar usos de muchas décadas atrás a causa de la precariedad provocada por el paso del huracán María, que partió por la mitad la Isla del Encanto, como se promocionaba para el turismo.

La bicicleta, el transistor, las velas, linternas o, incluso, los mensajeros a pie que conectan pueblo con pueblo son figuras de un pasado que muy a su pesar han tenido que recuperar los puertorriqueños, que luchan día a día por sobrevivir en un territorio caribeño ahora hostil y en el que poco queda de las comodidades habituales.

El toque de queda que a las 19.00 hora local obliga a todos a recluirse en casa también ha modificado las costumbres de los puertorriqueños, que disfrutaban de un considerable nivel de bienestar, y que de la mañana a la noche se ven obligados a recuperar costumbres ya olvidadas.

La isla, salvo pocos hospitales, permanece a oscuras, con lo que, a excepción de los privilegiados que cuentan con plantas generadoras alimentadas por gasoil, recurren a las velas desde finales de la tarde.

Un recorrido por los comercios de la popular calle Loíza de San Juan deja ver estos días a vecinos en busca de velas, con las que alumbran sus hogares, algunos de los cuales cuentan ya con agua, lo que alivia mucho una situación incómoda que según pasan los días no parece que vaya a volver a la normalidad en el corto plazo.

Otros recurren a potentes linternas para alumbrarse, un bien que escasea en los supermercados y tiendas que han abierto sus puertas.

Y cuando cae la noche, sin televisión, internet ni la posibilidad de tomar en algún bar, por el toque de queda y la ley seca impuestos de forma indefinida, hay que volver a agarrarse al transistor de toda la vida, la única alternativa de entretenimientos en estos días.

Tampoco la oferta radial es amplia debido a los problemas de comunicación, pero se trata de un recurso al que se opta para matar las horas que quedan antes de irse a la cama.

La precariedad de las comunicaciones telefónicas ha dejado pocas emisoras en el aire, pero es una de la escasas maneras de entretenimiento y de información, ya que los ciudadanos han aprovechado las ondas radiales para enviar mensajes a sus familiares en los que dan a conocer cómo se encuentran y el estado de la situación.

Los medios de transporte han cambiado y la falta de nafta —genera largas filas en las estaciones de servicio que expenden un máximo de US$ 20— obliga a recurrir a la bicicleta, hasta estos días un medio poco habitual en un clima tan húmedo y lluvioso que no hace sencillo moverse en ese medio.

La isla será visitada por el presidente Donald Trump, el próximo martes. "Puerto Rico está absolutamente arrasado. Lo han golpeado vientos de una fuerza que dicen que nunca habían visto antes", afirmó. "Su red eléctrica está destruida. No era muy buena, pero ahora está totalmente destruida". Ya dispuso el despliegue militar para ayudar a los habitantess, que son ciudadanos de Estados Unidos. La isla enfrenta, desde hace tiempo, graves problemas financieros.

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