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El papa a jóvenes: "No se pasen todo el día con el teléfono ignorando el mundo"

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Papa Francisco. Foto: Archivo
Pope Francis waves as he leaves Saint Peter's square after the open-air audience to Italian Carabinieri on the occasion of the bicentennial of their foundation on June 6, 2014 at the Vatican. AFP PHOTO / ALBERTO PIZZOLI VATICAN-POPE-AUDIENCE-CARABINIERI
ALBERTO PIZZOLI/AFP

VATICANO

También afirmó que hablar mal del otro es hacer "terrorismo" y que mejor es "morderse la lengua".

Papa Francisco. Foto: Archivo

El papa Francisco instó hoy a los jóvenes a que no se pasen "todo el día al teléfono, ignorando el mundo", en un encuentro con estudiantes en la universidad de Notre Dame de Dacca, con el que el pontífice despide su viaje a Bangladesh.

Ante cerca de 7.000 estudiantes, Francisco aseguró que "se siente rejuvenecer" cada vez que se encuentra con jóvenes, "siempre llenos de entusiasmo".

"Los jóvenes están siempre listos para ir hacia adelante, hacer que todo suceda y arriesgar. Os animo a continuar con ese entusiasmo en las circunstancias buenas y malas", y sobre todo "cuando mirando alrededor, parece que Dios no aparece en el horizonte", dijo.

Les aconsejó "viajar en la vida" y "no vagar sin rumbo", y para ello les instó a dejarse guiar por Dios que es, explicó, "como si hubiese colocado dentro de nosotros un software, que nos ayuda a discernir su programa divino y a responderle con libertad".

"Pero, como todo software, necesita también ser actualizado constantemente. Tened actualizado vuestro programa, escuchando al Señor y aceptando el desafío de hacer su voluntad", les dijo, como siempre que se dirige a los jóvenes utilizando un lenguaje más coloquial.

Para encontrar el sendero justo, añadió Francisco, se necesita sabiduría y para "recibir esta sabiduría debemos mirar el mundo, nuestra situación, nuestros problemas, todo, con los ojos de Dios".

"Esta sabiduría nos ayuda a reconocer y a rechazar las falsas promesas de felicidad", señaló Francisco, que lamentó cuando los jóvenes se encierran en su mundo.

"Cuando un pueblo, una religión o una sociedad se convierten en un 'pequeño mundo', pierden lo mejor que tienen y caen en una mentalidad presuntuosa, la del yo soy bueno y tú eres malo", opinó.

Y, por ello, alabó que en este acto participasen también "muchos jóvenes amigos musulmanes y de otras religiones", pues así se muestra la determinación de "promover un clima de armonía, donde se tiende la mano a los otros, a pesar de vuestras diferencias religiosas".

Francisco insistió, como en muchos de sus discursos, en la necesidad de que la juventud escuche y respete a los ancianos para, entre otras cosas, " evitar repetir los errores del pasado".

"Hablad con vuestros padres y abuelos, ¡no os paséis todo el día con el teléfono, ignorando el mundo que os rodea!", exclamó.

El papa concluyó su discurso deseando que los jóvenes del país continúen creciendo en el amor a Dios y al prójimo", y exclamó: "¡Dios bendiga a Bangladesh!", en el idioma del país.

Más temprano, en un encuentro con los religiosos y religiosas en la Iglesia del Santo Rosario en Dacca, el papa Francisco también afirmó que los "chismes" y "hablar más del otro" dentro de las comunidades religiosas es como hacer "terrorismo".

"Les he preparado ocho paginas y para no aburrirles, les voy a dar el discurso y voy a decir lo que se me ocurra", comenzó así el papa provocando la carcajada de los varios centenares de los sacerdotes, monjas y seminaristas y novicios que se congregaron hoy en este acto.

Francisco repitió hoy en Bangladesh el concepto que ya ha repetido en algunos de sus discursos a los religiosos del peligro de las divisiones en el seno de las comunidades católicas y el mal que hacen "los chismes".

En su discurso improvisado, Francisco les habló primero de que ellos son brotes de la semilla que plantó Dios y les pidió cuidarla, ver cómo crece y cómo se distingue de la mala semilla y de la mala hierba".

Subrayó que en una comunidad católica, en un seminario, o en una conferencia episcopal hay muchos brotes y "que no es fácil hacer comunidad" porque "los defectos y las limitaciones amenazan la vida comunitaria, amenazan la paz".

Recordó que la Iglesia de Bangladesh es muy activa en el diálogo interreligioso y entonces pidió hacer lo mismo en las comunidades católicas y ser ejemplo de armonía.

"Me gusta mencionar siempre uno de los grandes defectos, y algunos me criticarán porque soy repetitivo, pero el enemigo es el espíritu de los chismes", dijo.

"La lengua, la lengua, es esto lo que destruye una comunidad. El hablar mal de otros, el subrayar los defectos de otros, pero no decírselo y así crear desconfianza, recelos y un ambiente que no hay paz", agregó.

Y entonces aseguró que esto es "terrorismo", porque "el que va a hablar mal de otro, no lo dice públicamente como el terrorista no lo dice públicamente. El que va hablar mal de otro lo hace a escondidas. Tira la bomba y se va y la bomba destruye todo y él se va tranquilo a poner otras".

El papa aconsejó entonces: "Cuando tengas ganas de hablar mal de alguien, mejor que os mordáis la lengua, a lo mejor se te hincha, pero no harás mal a nadie".

Indicó que lo mejor es decirlo a la cara a la persona o a "quien puede poner remedio, pero a ninguno más" porque afirmó que ha visto muchas comunidades católicas destruidas por "los chismes".

"Mordeos la lengua a tiempo", aseveró.

También les pidió "procurar pedir y tener espíritu de alegría" porque "sin alegría no se puede servir a Dios" y criticó a aquellos curas o monjas "con cara de vinagre" que parece "que desayunaron vinagre".

Para ello citó al santo chileno Alberto Hurtado sobre "la alegría del corazón" y que aunque sea momento de mucho dolor, la sonrisa sea de paz.

Al respecto explicó que le da "mucha ternura" cuando encuentra a religiosos y monjas ancianas que tienen el brillo en los ojos porque fueron felices por haber vivido "una vida con plenitud".

"Traten de buscar esa mirada en las monjas viejas, que siempre estuvieron sirviendo, con esos ojos pícaros y brillantes porque tiene la sabiduría del Espíritu Santo".

En este discurso que fue interrumpido por aplausos y risas de los presentes, Francisco se despidió con un consejo: "Cuando sean como el vino y vayan madurando hasta el final, que los ojos les brillen de alegría, picardía y plenitud del espíritu santo". 

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