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El papa Francisco le lavó los pies a 12 presos en la cárcel de Rebibbia

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El pontífice cierra el día con una tradición que realiza desde sus épocas de arzobispo, para imitar el gesto de Jesús con sus discípulos en la Última Cena

En una tradición que inauguró en sus épocas de arzobispo porteño, el papa Francisco salió esta tarde del Vaticano para cerrar el Jueves Santo con el lavado de pies a doce presos, imitando el gesto de Jesús con sus discípulos en la Última Cena.

El papa Francisco se inclinó a lavar, enjuagar y besar los pies de doce detenidos, durante la misa de Jueves Santo en la cárcel romana de Rebibbia.

El Papa lavó y besó los pies de seis hombres y seis mujeres, la mitad italianos y la otra mitad, extranjeros. Ellos eran dos nigerianas, una congoleña, una ecuatoriana, un brasileño y un nigeriano.

Durante el rito Francisco también lavó los pies de un niño pequeño, hijo de una de las seis detenidas participantes, que estaba en brazos de su madre.

"También yo necesito ser lavado por el Señor: y por eso recen, durante esta misa, para que el Señor lave mis suciedades, para que yo me haga cada vez más esclavo de ustedes, más esclavo en el servicio a la gente, como fue Jesús", dijo Francisco a los detenidos en la homilía de la misa.

"Jesús lava los pies a los apóstoles. ¿Estamos dispuestos a servir también nosotros así a los demás?", escribió antes Francisco en un tuit, coincidente con en el día de Jueves Santo.

Más temprano, Francisco encabezó la misa Crismal, dedicada al sacerdocio. En la Basílica de San Pedro, el pontífice habló del "cansancio" de los sacerdotes, y admitió que a él también lo afecta, y criticó a los "pastores con cara de vinagre, quejosos o aburridos".

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