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El Papa corre detrás de Obama

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Desde un ángulo de observación, se ve al Papa corriendo detrás de Barack Obama. Las dos veces que el jefe católico estuvo en Cuba, no mencionó la cuestión de los derechos humanos ni recibió a familiares de presos políticos ni a dirigentes de la disidencia.

En cambio el presidente norteamericano puso los derechos humanos en la agenda a abordar con Raúl Castro y hoy recibirá a dirigentes de la disidencia y familiares de presos políticos.También va por detrás de Obama en relación a la Argentina. Desde que asumió el papado no ha visitado su país y rechazó la invitación que le hizo Macri en su reciente y tenso paso por el Vaticano, mientras que el jefe de la Casa Blanca aceptó de inmediato la invitación del presidente argentino. Además de la visita que está por concretarse, el líder demócrata también se adelantó al pontífice en decidir la desclasificación de archivos relacionados con la dictadura militar que rigió Argentina entre 1976 y 1983. Francisco tomó y anunció la decisión de desclasificar los archivos del Vaticano, días después del anuncio de Washington. En relación a Cuba, sus retrasos se explican en los acuerdos entre Karol Wojtila y Fidel Castro, que posibilitaron la visita a la isla del entonces Papa Juan Pablo II en 1998. Ratzinger, en su tiempo de Benedicto XVI, jugó con las mismas reglas, y después lo hizo Bergoglio, el hombre que escribió el libro sobre los "Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro".

También es un atenuante el aporte que hizo Francisco a los contactos que posibilitaron el histórico acercamiento entre Washington y La Habana. Aunque sus silencios sobre temas claves y su negativa a recibir a disidentes y familiares de presos políticos, fue resaltado por el fuerte contenido político y crítico que tuvieron sus discursos en Estados Unidos, país al que viajó desde la isla antillana.

De todos modos, el Papa argentino hizo su aporte para que el mundo haya visto a un presidente norteamericano en la Plaza de la Revolución. Aunque la histórica postal es, fundamentalmente, la consecuencia de dos fracasos. El fracaso de la economía colectivista de planificación centralizada que impuso Fidel Castro, y el fracaso del embargo de Estados Unidos que lleva más de medio siglo.

La economía castrista nunca pudo funcionar sin un pulmotor externo. Primero fue la asistencia soviética y, finalmente, el petróleo regalado por Hugo Chávez.

LA BITÁCORA

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