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Oración para los perseguidos

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Pedimos paz para este mundo sometido a los traficantes de armas", enfatizó ayer el papa Francisco durante la misa de Pascua, y rezó en especial por Yemen, Kenia, Siria y Medio Oriente, antes de la bendición "Urbi et Orbi".

El Sumo Pontífice puso toda su atención en los conflictos que hoy desgarran al mundo y elevó su plegaria por los cristianos perseguidos, mientras resuenan los ecos terribles de la masacre en Kenia que tuvo a la población de este credo como principal blanco.

"Paz y libertad, pedimos por tantos hombres y mujeres sujetos a viejas y nuevas formas de esclavitud de parte de personas y organizaciones criminales", destacó el Papa. "Paz y libertad para las víctimas de los traficantes de droga, tantas veces aliados con los poderes que deberían defender la paz y la armonía de la familia humana. Y paz pedimos para este mundo sometido a los traficantes de armas, que ganan con la sangre de hombres y de mujeres", exhortó. Única alusión, aunque sin nombrarla, a América Latina según interpretaron muchos, ya que al referirse a los países y regiones en conflicto no nombró a este continente específicamente.

Francisco pidió por "el don de la paz para Nigeria, Sudán del Sur y para varias regiones de Sudán y de la República Democrática del Congo. Que una oración incesante salga de todos los hombres de buena voluntad para aquellos que perdieron la vida; pienso en particular en los jóvenes", asesinados el jueves pasado en una universidad keniata.

"Con esperanza confiamos al Señor, que es tan misericordioso, el acuerdo alcanzado estos días en Lausana, para que sea un paso definitivo hacia un mundo más seguro y fraterno", sostuvo sobre el pacto sobre el tema nuclear iraní.

El pontífice oró también "por Libia, a fin de que se frene el absurdo derramamiento de sangre en curso y toda violencia bárbara, y a quienes les interesa la suerte del país se aboquen a favorecer la reconciliación y a edificar una sociedad fraterna que respete la dignidad de las personas".

Asimismo, que en Yemen "prevalezca la voluntad de pacificación", añadió.

Luego de celebrar la tradicional misa en la Plaza San Pedro, pese a la lluvia torrencial y al frío, ante unas 150 mil personas —según cálculos de fuentes vaticanas— el pontífice latinoamericano dio la bendición Urbi et Orbi.

"El mundo propone de imponerse a todos costos, competir, hacerse valer....Pero los cristianos son el brote de otra humanidad, en la cual buscamos de vivir al servicio uno de los otros, y no ser arrogantes sino disponibles y respetuosos", dijo Francisco.

"Esto no es debilidad, sino fuerza verdadera; viene de Dios que no tiene necesidad de usar violencia, sino habla y actúa con la fuerza de la verdad, de la belleza, y del amor", añadió.

La reflexión de Francisco sobre el hecho que los cristianos no se imponen con la violencia pero son igualmente fuertes, que suscita particular significado a la luz de los ataques a los cristianos, incluso recientes, en varias partes del mundo, de Kenia a Pakistán, está naturalmente inscripta en la meditación del Papa sobre la Pascua de Resurrección.

"El amor derrotó al odio, la vida venció la muerte, la luz expulsó las tinieblas", dijo Bergoglio reflexionando sobre la Pascua en el mensaje Urbi et Orbi.

"Jesucristo, por amor nuestro, se despojó de su gloria divina, se vació a sí mismo, asumió la forma de siervo y se humilló hasta la muerte, y a la muerte en la cruz. Por ésto Dios lo exaltó y lo hizo Señor del universo. ¡Jesús es Señor!". Con su muerte y resurrección, explicó el Pontífice, "Jesús indica a todos el camino de la vida y de la felicidad: este camino es la humildad, que implica la humillación. Este es el camino que conduce a la gloria. Sólo quien se humilla puede ir hacia las cosas de allí arriba, hacia Dios", subrayó el Papa.

"El orgulloso mira de arriba hacia abajo, el humilde de abajo hacia arriba", remarcó Bergoglio.

El Papa aludió a la actitud de Pedro y de Juan que, durante la mañana de Pascua, tras haber sido advertidos por las mujeres, corrieron al sepulcro de Jesús y lo encontraron vacío.

Remarcó en particular el verbo "se inclinaron: entonces se acercaron y si inclinaron para entrar en el sepulcro. Para entrar en el misterio —expresó—, vinculando la reflexión de anoche sobre el hecho que para entrar en el misterio es necesario escuchar el silencio y no tener miedo de la realidad, es necesario inclinarse, rebajarse. Sólo quien se rebaja comprende la glorificación de Jesús y puede seguirlo por su camino".

"Buena Pascua a todos, gracias por su presencia, oración y entusiasmo, en una jornada tan bella y tan fea por la lluvia", dijo Bergoglio, en su saludo final a la multitud reunida en la plaza San Pedro, pese al mal tiempo y en medio de muchos paraguas coloridos. Con fervor y emoción los asistentes siguieron cada una de las sentidas palabras de Francisco.

Un llamado a la fe cristiana

El pontífice afirmó en su homilía de la Vigilia del Sábado Santo que "no se puede vivir la Pascua sin entrar en el misterio", pero aclaró que no se puede llegar solo con un trabajo "intelectual". "No es solo conocer, leer... Es más, es mucho más". añadió.

"Entrar en el misterio exige no tener miedo de la realidad: no cerrarse en sí mismos, no huir ante lo que no entendemos, no cerrar los ojos frente a los problemas, no negarlos", expresó.

Un planteo formal a la ONU desde El Vaticano

El Vaticano se ha movido en terreno internacional para plantear el tema de las persecuciones y a mediados de marzo presentó una moción en la Asamblea del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de la ONU en Ginebra bajo el título "Sostener los Derechos humanos de los cristianos y otras comunidades en Medio Oriente". "La situación de los cristianos en Medio Oriente suscita profundas preocupaciones. Tenemos cada vez más motivos para temer seriamente por el futuro de las comunidades cristianas que tienen más de 2.000 años de existencia en esta región, donde el cristianismo tiene su lugar e inició su larga historia", se lee en la declaración del observador permanente del Vaticano en la ONU. Y se pedía "sostener la presencia histórica de todas las comunidades étnicas y religiosa erradicas en el medio Oriente (...)".

Una misa muy especial en Tierra Santa

El Patriarca latino de Jerusalén, Monseñor Fuad Twal, exhortó a los fieles a permanecer firmes y unidos ante la tragedia, al celebrar la misa de Pascua, en la iglesia del Santo Sepulcro, en el corazón de la ciudad de Jerusalén. "Cada día que pasa en Oriente Medio, somos testigos de acontecimientos trágicos" afirmó, Fuad Twal, la autoridad católica romana más importante en Tierra Santa. "Enterremos en la tumba de Cristo" nuestras "contradicciones, nuestras divisiones religiosas, nuestras hostilidades, nuestra falta de fe y nuestros miedos", dijo. "De esta Tumba han emanado la luz y la paz. Y ahora y aquí, en esta Tierra Santa, deben florecer otra vez la luz y la paz", agregó el Patriarca. El Patriarca urgió a los cristianos a permanecer firmes y unidos. "Muchos son los que vienen a Tierra Santa para buscar a Cristo, buscando al mismo tiempo sus propias raíces: nuestras raíces están aquí, en el seno de la Iglesia-Madre, en el Monte Gólgota y en esta Tumba vacía", dijo el Patriarca.

El Santo Sepulcro está administrado por seis iglesias cristianas: los griegos ortodoxos, los católicos de rito latino, los armenios apostólicos, los coptos egipcios, los siriacos ortodoxos y los etíopes ortodoxos. Cada iglesia controla una parte bien delimitada del lugar. [AFP]

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