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Melania en el centro de la escena

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La primera dama de EE.UU. actúa sin apuro y crea buen clima a su marido con otros líderes.

Melania Trump se tomó un breve descanso de Washington, hace dos semanas. ¿Quién puede culparla? Mientras el presidente Donald Trump dedicó buena parte de esos días a fustigar a los deportistas profesionales por lo que consideró una falta de respeto a la bandera y el himno de Estados Unidos, y a criticar y advertir al líder de Corea del Norte Kim Jong-un por amenazar con misiles nucleares, Melania viajó al exterior por primera vez desde que es primera dama, y tuvo como destino la ciudad de Toronto, Canadá, donde asistió a una competencia atlética de militares que sufrieron heridas y de veteranos de las guerras.

En un discurso oficial de 134 palabras cuidadosamente seleccionadas, Melania dijo a la delegación estadounidense a los Juegos Invictus que "¡tomen ese espíritu combativo que sé que ustedes tienen y lleven a casa el oro!". Fue la última de una serie de apariciones de alto perfil, todas con brillo y firmemente controladas, que han alimentado especulaciones respecto de cómo ella se siente siendo primera dama.

¿Es tímida? ¿Es renuente? Quienes la conocen dicen que no hay misterio: ella es tan cauta como su marido es impulsivo, y casi no comparte el deseo de él por ser centro de la atención.

Ocho meses después de que su marido asumió la presidencia, Melania da indicios de que define una agenda de políticas. En las últimas dos semanas, además del viaje a Toronto, ella pronunció un discurso sobre ciberbullying, en la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York, y compartió una jornada de huerta con jóvenes visitantes en el jardín de la Casa Blanca. En los Juegos Invictus, lució un traje impecable y una sonrisa al encontrarse con el príncipe Harry y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y luego aplaudió a los hérores militares de su país, desde el palco.

Pero, Melania, al igual que otras primeras damas que la precedieron, ha dejado en claro que no tiene apuro. Demoró su mudanza de Nueva York a la Casa Blanca para asegurar una transición suave para Barron, su hijo de once años. Y, aunque su agenda de eventos y viajes comienza a acelerarse, Melania no ha incorporado el personal decisivo que la ayudaría a hacer realidad sus propuestas, como es el caso de su enfoque sobre el ciberbullying.

Stephanie Grisham, la vocera de la primera dama, dijo en un mensaje de correo electrónico que demora en contratar un director de políticas porque trabaja "para asegurar que la persona encaje bien en todo el equipo". Melania no es una excepción al tomarse tiempo para ajustarse a la reglas y expectativas no escritas de su función. Su antecesora, Michelle Obama, no estaba muy entusiasmada sobre su vida en el Ala Este de la Casa Blanca. Esa melancolía se retrotrae a los años iniciales de Estados Unidos: Louisa Adams, la esposa oriunda de Londres del presidente John Quincy Adams, pasó gran parte de su tiempo en la Casa Blanca, en la década de los años 20 del siglo XIX, deprimida y comiendo chocolates en exceso, según los relatos históricos.

Advierte.

La apertura de los Juegos Invictus, fue un hecho diferente del acto unos días antes en Naciones Unidas, en el que hizo un dsicurso para advertir el peligro para los chicos que plantean el ciberbullying y las drogas."Debemos enfocarnos en el mensaje y contenido a los que están expuestos a diario a través de las redes sociales, el bullying —experimentado online y en persona—, así como la creciente epidemia global de la adicción y la sobredosis de drogas", manifestó ante un grupo reunido en un almuerzo.

Mientras sus propuestas propias no cobran fuerza, Melania apoya iniciativas del gobierno, incluyendo planes para combatir la crisis de los opiáceos.

Si bien Melania elude ciertas normas, también mantiene aspectos convencionales en la Casa Blanca, que muchas veces son ignorados. Condenó la violencia de los supremacistas blancos en una manifestación en Charlottesville, estado de Virginia, mientras su marido hizo declaraciones que no fueron claras sobre los racistas que estuvieron involucrados.

Más allá de que sus iniciativas tengan un efecto duradero, Melania, que habla varios idiomas, es una presencia positiva en la escena mundial. Acompaña a su marido en los viajes al exterior —a Arabia Saudita, Israel y varios países de la Unión Europea— y permite crear un buen clima cuando hay saludos tensos con líderes mundiales. Lo más notorio fue cuando suscitó la sonrisa del Papa Francisco, que parecía malhumorado.

Patti Solis Doyle, una estratega del Partido Demócrata, ve que los viajes de Melania ayudan a la imagen del presidente. "Creo que el marido de Melania necesita un poco de buena voluntad alrededor del mund", estima.

Difícil misión bajo los tuits de Donald.

Anita Mc Bride, que fue asistente general de Laura Bush, consideró que pasará un tiempo para que Melania esté pronta para presentar su primer plan completo al público. McBride dijo que a Michelle Obama le llevó un año desarrollar su programa de prevención de la obesidad infantil y a Laura Bush casi el mismo tiempo organizar el primer Festival Nacional del Libro.

Puntualizó que, teniendo en cuenta la inclinación del presidente Donald Trump por los tuits provocadores, Melania probablemente enfrente una misión cuesta arriba en el combate al ciberbullying. "Creo que ella necesitará estar preparada para que no la tomen del todo con seriedad en esto, debido al lenguaje y retórica que surge de su marido", estimó Mc Bride. "No le resultará fácil ganarse a todos en ese tema".

Acercó a una asesora y sabe lo que desea lograr.

Melania Trump llevó a la Casa Blanca a su amiga y asesora, Stephanie Winston Wolkoff —ex directora de eventos de la revista Vogue—, que trabajó en la comisión organizadora de la asunción de Donald Trump, y ahora es consultora de la oficina de la primera dama. Wolkoff, que asesoró a Melania en todo desde la planificación de eventos hasta las opciones de ropa, ayudó a preparar el discurso que hizo en Naciones Unidas, "junto con otros", indicó la vocera Stephanie Grisham.

"Si bien hay un periodo de adaptación, eso es lo que debe esperarse", dijo Grisham en referencia a Melania. "Se mantiene fiel a sí misma y sabe exactamente lo que quiere lograr como primera dama".

De Sevnica a Nueva York, con éxito en alta costura.

Nació hace 47 años en Sevnica, una localidad eslovena de 5.000 habitantes, en el tiempo de la Yugoslavia comunista. Desde niña sintió atracción por la moda, y tuvo contacto con esa actividad a través de su madre, que era modista y se desempeñaba en una planta textil. Melanija Knavs, con los años pasó a llamarse Melania Knaus, se abrió camino en la alta costura, y logró desfilar en los acontecimientos en Milán y París, los que le abrieron las puertas a las tapas de revistas como Vogue, y a triunfar en el otro gran centro de la moda mundial que es Nueva York. Ahora es Melania Trump, que se destaca al acompañar a su marido en los encuentro con líderes mundiales.

MELANIA TRUMPTHE NEW YORK TIMES

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