Publicidad

La madre de todas las batallas

Compartir esta noticia

Lo que siempre ha sido una guerra fría, podría calentarse. Nunca estuvieron más cerca de una confrontación directa las dos principales potencias, cuya mutua aversión expresa el eterno enfrentamiento entre las dos principales corrientes del Islam.

Irán y Arabia Saudita se dijeron abiertamente lo que siempre se habían susurrado. El presidente iraní Hassan Rohaní, expresó su crítica en términos políticos, al exhortar a los musulmanes a castigar a los sauditas "por sus crímenes", en referencia a la financiación de ISIS y a la intervención militar en Yemén contra los hutis y otros clanes chiítas. Pero el ayatola Jamenei atacó a la Casa Saud en términos religiosos, al afirmar que no tiene autoridad para regir los sitios sagrados del islam: La Meca y Medina.

La respuesta saudita fue también en términos teológicos. El Gran Muftí, Abdulaziz al Sheij, afirmó que "los iraníes no son musulmanes". La interpretación más suave de lo que dijo la máxima autoridad religiosa suní, alude a la influencia del zoroastrismo en la cultura persa. Pero todos saben que para el wahabismo, la cerrada e intolerante vertiente coránica de los saudíes, se refirió al chiismo. Ergo, metiendo el dedo en la herida que jamás cicatrizó desde el cisma producido en el año 680 por la muerte de Hussein, hijo de Alí Ibn al Taleb y nieto de Mahoma, a manos de un ejército omeya.

Desde entonces, chiitas y sunitas se divorciaron para siempre. La chía responde a Alí, primo y yerno del profeta, y la suna a quienes lo destronaron y luego mataron a su hijo en Kerbala.

Desde la caída del sha Pahlevi en 1979, Irán se convirtió en el país líder del chiismo beligerante. Su peor enemigo es la oscurantista doctrina oficial del reino saudí: el wahabismo.

Para su creador y miembro fundador de la dinastía reinante, Muhamad ibn abd al Wahab, el chiismo constituye una herejía que debe ser erradicada. Con esa doctrina como identidad teológica fundó el reino, en 1932, el rey Abdulaziz al Saud; esa versión extrema de supremacía sunita es la ideología de Al Qaeda y también de ISIS. Por eso Riad apoyó a Saddam Hussein en los ocho años de guerra contra el Irán del ayatola Khomeini. Por la misma razón financió a ISIS y al Frente al Nusra para que saquen del poder al clan alauita que impera en Siria desde 1970 como aliado de Teherán y de los chiitas libaneses liderados por Hizbolá.

LA BITÁCORA

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Iránla bitacoraArabia Saudita

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad