Kabul seguía ayer jueves en estado de shock tras sufrir su peor atentado desde 2001, que dejó 90 muertos y cientos de heridos y ha desatado la ira de los afganos ante la incapacidad del gobierno para protegerles.
Los kabulíes empezaron a enterrar a sus muertos mientras las autoridades limpiaban los escombros en el lugar del atentado del miércoles, provocado por la explosión de un camión cisterna lleno de explosivos. La mayoría de las víctimas del ataque, que todavía no ha sido reivindicado, son civiles, y muchos ciudadanos se preguntan por qué el gobierno fue incapaz de evitar una explosión de tal magnitud en pleno corazón de Kabul y en un barrio con varias embajadas y oficinas gubernamentales.
ATENTADO CON 90 MUERTOS