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¿Quién es y cómo logró llegar a la Casa Blanca Donald Trump?

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Donald Trump
Donald Trump.
Foto: Archivo

Irreverente y sin pelos en la lengua, es una gran incógnita.

Impulsivo, excesivo y con un ego desbordante, Donald Trump desafió todos los pronósticos y se impuso como un duro adversario a la muy preparada Hillary Clinton, a pesar de su absoluta inexperiencia política. "Yo no soy un político", repetía en su campaña electoral.

Con discursos corrosivos que bailan al son de las frustraciones e inseguridades de los estadounidenses en un mundo en mutación, el magnate republicano de 70 años se convirtió en la voz del cambio para millones de ellos.

Y ayer martes sorprendió a Estados Unidos y al mundo con una victoria que lo colocó en la Casa Blanca, corazón del sistema "corrupto" que denunció un día sí y otro también en los últimos meses.

El magnate ha hecho estallar el Partido Republicano, incapaz de comprender a sus electores y aun desconcertado sobre cómo responder al huracán Trump.

Antes de lanzar su campaña en junio de 2015, el empresario era sobre todo conocido por su inmensa fortuna, por sus hoteles de lujo, campos de golf y casinos que llevan su nombre —en Punta del Este está construyendo la Trump Tower—, sus divorcios de revista y por ser el animador estrella del programa de televisión El Aprendiz.

Todo eso lo hizo una cara conocida en los hogares estadounidenses.

Pero demostró ser un formidable animal político, el millonario héroe improbable de la clase trabajadora, prometiendo "devolver a Estados Unidos su grandeza".

Imprevisible.

Se atreve a decir de todo, realmente de todo. Denuncia un sistema político "manipulado", acusa a funcionarios de "corruptos" y en su opinión los medios "envenenan el espíritu de los estadounidenses". Ha llegado incluso a amenazar a Hillary Clinton con enviarla presa.

Ofrece soluciones simples a problemas complejos: para detener la inmigración clandestina quiere construir un muro en la frontera mexicana, pagado por México. Habla de expulsar a los 11 millones de indocumentados, en su mayoría latinoamericanos. Y promete devolver empleos a Estados Unidos renegociando acuerdos de libre comercio con otros países.

Para prevenir ataques, defiende la prohibición de entrada al país de inmigrantes provenientes de naciones con "una historia probada de terrorismo", luego de haber dicho que rechazaría a todos los musulmanes.

Es arrogante, carismático, rudo y a veces simpático. Y a pesar de que se contradice y se mostró incómodo en los tres debates presidenciales, sus seguidores quieren creer en él.

Y más aún porque Trump —que desembolsó 56 millones de dólares de fondos propios para financiar su campaña— les parece incorruptible frente Hillary Clinton, cercana a Wall Street y a menudo odiada. Trump la apodó "Hillary la tramposa". Durante la campaña, insultó a mujeres, musulmanes, latinos, y alienó a los negros.

Siempre provocador, llegó a poner en duda si reconocería los resultados de ayer en caso de que no le fueran favorables.

Al margen de su perfil político, su vida privada está llena de lujos. Su esposa Melania, una exmodelo eslovena de 46 años, se ocupa de criar a Barron, el hijo de ambos que ahora tiene 10 años, lejos de los focos y la atención pública. La pareja vive en un penthouse triple en la cúspide de la torre Trump en Manhattan —un verdadero mini Versalles— y se desplaza en un Boeing 757 privado, con su apellido estampado en letras gigantes, el mismo que suele servir de fondo en sus mítines.

Sus hijos mayores, Ivanka, Donald Jr, Eric y Tiffany, son sus principales pilares. Todos se han involucrado al máximo en la campaña de su padre, a quien han defendido hasta la saciedad.

Con su característica melena rubia, impecablemente vestido, fascina y horroriza a la vez.

Miente tanto y sobre tantos temas, que los verificadores de hechos perdieron la cuenta.

Cuando una decena de mujeres lo acusaron de acoso sexual, las tachó de mentirosas. No es un hombre que se caracterice por su lealtad partidaria: fue demócrata hasta 1987, luego republicano (1987-1999), miembro del partido de la Reforma (1999-2001), demócrata otra vez (2001-2009) y nuevamente republicano.

Nacido en Nueva York, es el cuarto de cinco hijos de un promotor inmobiliario. Temprano fue enviado a una escuela militar para intentar calmar su temperamento volcánico. Tras estudiar negocios, se unió a la empresa familiar. Tomó el control del negocio en 1971 e impuso su sello. Si su padre construía apartamentos para la clase media, él prefirió las torres de lujo, los hoteles-casinos y los campos de golf, de Manhattan a Bombay. Además, es un apasionado del espectáculo: le encanta la lucha libre y hasta 2015 fue copropietario de los concursos Miss Universo y Miss Estados Unidos. De 2004 a 2015 animó El Aprendiz, programa que fue visto por decenas de millones de telespectadores.

En su carrera, promovió y fue objeto de decenas de demandas civiles vinculadas a sus negocios. Se negó a publicar sus declaraciones de impuestos —una tradición para los candidatos a la Casa Blanca— y reconoció a regañadientes que no había pagado impuestos federales durante años, tras haber declarado una pérdida colosal de 916 millones de dólares en 1995. "Eso me hace una persona inteligente", dijo.

Trump dice que tiene un programa "fenomenal" para sus primeros 100 días.

Pocos lo creen. Durante la campaña ha demostrado ser su peor enemigo, metiendo regularmente la pata con declaraciones sensacionalistas o con tuits sorprendentemente inmaduros. (En base a AFP)

Broadway bajó el telón por una noche

La mayoría de los teatros de Broadway, barrio de los espectáculos en Nueva York, se tomaron un descanso ayer martes de noche y tenían una buena razón para hacerlo: ¿por qué competir con uno de los más importantes espectáculos del mundo? Por la jornada electoral se suspendieron las actuaciones de las comedias musicales "Wicked", "Kinky boots", "El fantasma de la ópera", "Beautiful", "Cats" y "Chicago", ni "Paramour" del Cirque du Soleil. Los prestigiosos Metropolitan Opera y Carnegie Hall también cerraron sus puertas.

Sin Twitter.

Más de una vez, el presidente Barack Obama fue objeto de los tuits de Trump. Pero se terminó: según The New York Times, el equipo del millonario le habría confiscado de alguna manera su cuenta de Twitter para evitar que provoque un incidente en la recta final de la campaña. "Observen bien: este fin de semana su equipo de campaña le retiró su cuenta de Twitter", ironizó Obama. "Por tanto, si tus propios asesores no te tienen confianza para tuitear, ¿cómo podemos tenerle confianza nosotros con los códigos nucleares?". Trump no respondió por Twitter.

Astronauta votó por mail desde el espacio

En una campaña que llevó a los estadounidenses por caminos desconocidos, un astronauta que se halla en el espacio pudo ejercer su derecho al voto.

Shane Kimbrough llegó a la Estación Espacial Internacional el 19 de octubre a bordo de una nave rusa Soyouz para una misión de cuatro meses.

Los astronautas estadounidenses pueden votar desde el espacio en virtud de una ley de 1997 aprobada en Texas, donde reside la mayoría. El centro espacial Johnson de la NASA se encuentra en Houston. Como los astronautas pueden recibir mensajes electrónicos en el espacio, la oficina electoral del condado de Galveston le envió, a través de la NASA, a su dirección electrónica una hoja de votación virtual.

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Donald Trump. Foto: Reuters

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