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Funcionales con la intolerancia

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Theresa May y Donald Trump han vuelto a coincidir. Habían coincidido en apoyar el Brexit y también en despreciar a la Unión Europea.

Ahora, la coincidencia entre la premier británica y el presidente norteamericano es en hacer exactamente lo que no hay que hacer cuando se produce un ataque terrorista: multiplicar su onda expansiva con pronunciamientos que resultan funcionales al objetivo de los terroristas. Y uno de los objetivos del terrorismo ultra-islamista es que los musulmanes que viven en Europa sean temidos, despreciados, puestos bajo sospecha y marginados.

La vida debe volverse un infierno para las comunidades musulmanas de Occidente. Un infierno que los obligue a sumarse a la "jihad" o ser cómplices del fanatismo que quiere terminar con la sociedad abierta, diversa y pluralista.

El otro objetivo clave es que la sociedad abierta se cierre, el Estado de Derecho vaya mutando en un Estado policial; que la gente viva con temor y vaya perdiendo la libertad de transitar y aglomerarse en espectáculos y espacios públicos, y que la intolerancia ahogue al pluralismo y la diversidad.

Cuando May dijo, en referencia al último ataque ocurrido en Londres, que en Gran Bretaña "hay demasiada tolerancia con el extremismo", fue funcional a lo que busca el terrorismo ultra-islamista.

También fue funcional Trump cuando lanzó un ataque absurdo contra el alcalde de Londres, por haber llamado a los londinenses a no alarmarse ante la alta presencia policial en las calles de la capital.

La injerencia de Trump fue más brutal y oscura que el error de May. El jefe de la Casa Blanca atacó al alcalde de Londres porque es musulmán. Que un hijo de inmigrantes paquistaníes como Sadiq Khan se haya convertido en el gobernante de una gran urbe europea tras años de clara militancia en la defensa del pluralismo, el Estado de Derecho y la democracia liberal, es una derrota del fanatismo religioso y del terrorismo ultra-islamista.

Ariana Grande anunció la suspensión de su gira ni bien se produjo el atentado en Manchester. Pero no tardó en comprender que, de ese modo, amplificaba el efecto del terrorismo. Por eso modificó su decisión y continuó la gira.

Sería ingenuo esperar que Trump y May admitan que sus dichos son funcionales al terrorismo, porque multiplican la intolerancia en lugar de combatirla.

LA BITÁCORA | CLAUDIO FANTINI

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