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La ética vs. el éxito sin escrúpulos

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El país de Mariátegui, el primer intelectual marxista relevante de América Latina y el impulsor del protagonismo indígena en los procesos revolucionarios.

El país de Velasco Alvarado y uno de los primeros militarismos de izquierda. El país donde Abimael Guzmán y Osman Morote crearon Sendero Luminoso, la guerrilla maoísta de criminalidad inspirada en el Khemer Rouge y el genocidio que su utopía colectivista perpetró en Camboya. El país del primer presidente de origen japonés, Alberto Kenyo Fujimori, y también del primer presidente indígena, Alejandro Toledo. El país que, teniendo en la historia la cantera de izquierdismo intelectual, insurgente y militar más nutrida de la región, mantiene desde los ‘90 la economía de mercado que instaló un populismo de derecha (el régimen de Fujimori) perfeccionó el gobierno liberal de Toledo, y se consolidó al ser mantenido y hasta profundizado por el aprista Alán García y por un nacionalista ahijado del chavismo: Ollanta Humala.

Con todas esas particularidades, Perú es el país que vivió una de las elecciones más electrizantes de la historia, con dos candidatos que no diferían en el modelo económico, sino en lo que moralmente representan. Keiko representa la eficacia inmoral y Kuczynski la democracia liberal.

Keiko es, fundamentalmente, lo que significa su padre: el éxito sin escrúpulos. Fujimori es el hombre que exterminó a Sendero Luminoso al precio de cometer torturas y masacres; el hombre que cerró el Congreso y proclamó una autocracia con el apoyo del 80% de la población; el hombre que liberó a sangre fuego la residencia del embajador japonés ocupada por comandos del MRTA y posó junto al cadáver acribillado del comandante Cerpa Cartolini, como el cazador que se retrata con el pie sobre su presa; el hombre que capturó al líder senderista y lo mostró en una jaula con traje a rayas. En síntesis, el hombre de los resultados espectaculares, obtenidos y exhibidos de manera ilegal e inmoral.

Contra la tentación de colocar el resultado sobre la ley y la ética, batalló un veterano de la política peruana, que para semejante desafío tiene muchos años y poco carisma. Sin embargo, logrando el milagro de que una líder izquierdista (Verónica Mendoza) apoye a un candidato neoliberal, Kuczynski consiguió que unas décimas más de la mitad de los peruanos, rechace la potente tentación del éxito sin escrúpulos.

LA BITÁCORA

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