CATALUÑA

Barreras al comercio harían caer el PIB 10%; el ejército resulta caro.

Una marea de emociones ha inundado Cataluña en la última semana, entre aquellos que exigieron la separación de España y los que se opusieron. Ahora que los catalanes que están a favor de la independencia votaron, los que se quedaron en casa se preguntan: ¿Qué acaba de pasar? ¿Y ahora qué sigue?

Muchos catalanes se muestran confiados que se irán resolviendo los detalles de lo que puede implicar una declaración de independencia. "Explíquenme: si me quedo aquí, ¿habrá ventajas o desventajas?", preguntó Loli Risco, de 59 años. "No explican nada. Solo están diciendo: Esto es lo que quiero. Quiero que conservemos el euro y quiero seguir siendo europeo. ¿Qué haré? Voy a vender mi apartamento y me alejaré".

Al igual que Risco y su hija, más de la mitad no concurrió a votar ni se enfrentó a la Policía.

A unas cuantas puertas de la casa de Risco, en un comerio que vende productos de cerdo, Noemí Aguro, de 38 años, tiene una actitud antipática ante aquellos que no votaron, diciendo que no les queda más que aceptar los resultados. "No votaron. Tuvieron su oportunidad. Ahora no se deberían quejar", señaló Aguro.

Por lo general, los economistas concuerdan en que Cataluña, en su economía, es viable como país independiente, pero difieren del impacto en el empleo, las barreras comerciales y las necesidades de gasto del nuevo Estado.

El gobierno separatista tendría que negociar asuntos espinosos con España, por ejemplo, cómo distribuir la deuda, equivalente a más del 100% del PIB.

Asimismo, los secesionistas proponen reemplazar al ejército de España con el suyo, calculando que tendrá un costo anual de 350 millones de euros, unos US$ 411 millones. No obstante, algunos economistas estiman que ese cálculo es demasiado optimista. Josep Borrell y Joan Llorach mencionaron que solo la cuota de membresía anual de la OTAN tiene un costo de US$ 3.500 millones.

Sevi Rodriguez Mora, profesor de la Universidad de Edimburgo, calcula que las barreras agregadas al comercio entre Cataluña y el resto de España causarían una caída de 10% en el PIB regional. Agregó que los argumentos económicos han quedado al margen del debate. Fuente: THE NEW YORK TIMES