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Difícil intento para formar gobierno

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Rajoy dijo que los une España, la soberanía nacional y la UE. Foto: Reuters
Spain's acting Prime Minister Mariano Rajoy (R) and acting deputy prime minister Soraya Saenz de Santamaria attend the first session of parliament following a general election in Madrid, Spain, January 13, 2016. REUTERS/Juan Medina
JUAN MEDINA/REUTERS

España sigue en la incertidumbre; Socialistas rechazan gran coalición propuesta por Rajoy.

ElParlamento inició la nueva legislatura sin despejar las dudas acerca de la gobernabilidad de España, puesto que los diferentes partidos siguen reticentes a dar apoyos expresos a otros, aunque todos hacen gala de querer dialogar.

La décimo primera legislatura desde la recuperación de la democracia, a finales de los años 70, se abrió con la elección de las Mesas del Congreso de los Diputados y del Senado, que son los órganos encargados de dirigir ambas cámaras y de aceptar o rechazar iniciativas para su tramitación.

El socialista Francisco Javier "Patxi" López, que fue jefe del Ejecutivo regional del País Vasco entre 2009 y 2012, pasó a ser presidente del Congreso gracias al respaldo de los liberales de Ciudadanos y a la abstención del gobernante Partido Popular (centroderecha).

Las elecciones legislativas realizadas el pasado 20 de diciembre dieron lugar a un Congreso con cuatro grupos políticos principales: PP (123 escaños), Partido Socialista Obrero Español (PSOE, 90), Podemos (izquierda, 69) y Ciudadanos (liberales centristas, 40), ninguno con mayoría.

"Es una legislatura diferente de todas las que hubo desde 1977", (fecha de las primeras elecciones tras la muerte de Francisco Franco en 1975), dijo el presidente del gobierno saliente, Mariano Rajoy. "Ha habido un mensaje muy claro de parte de los españoles: nos han dicho tienen ustedes que entenderse", indicó.

La elección de López como presidente de la Cámara baja ha sido fruto de acuerdos entre socialistas y Ciudadanos con la decisión del PP de aceptarlo, a pesar de que tradicionalmente el Congreso ha sido presidido por un diputado del partido mayoritario. Sin embargo, unos y otros consideran que ese clima no es trasladable a los contactos para garantizar la gobernabilidad de España.

A partir de mañana, el rey Felipe VI llevará a cabo una ronda de 15 contactos con los líderes parlamentarios para proponer un candidato a la Jefatura del Gobierno que deberá someterse a un debate de investidura, previsiblemente a finales de enero o principios de febrero.

Lo más probable es que el candidato sea Rajoy, como líder del partido más votado, pero todo apunta a que no será reelegido.

Con el rechazo expreso de Podemos, Rajoy podría contar con Ciudadanos, cuyo líder, Albert Rivera, subrayó su disposición a apoyar un gobierno en minoría con apoyos de su partido desde la oposición.

La idea satisface a Rajoy, quien ratificó a la prensa que desea explorar un acuerdo con el PSOE y Ciudadanos para formar un Ejecutivo con un amplio apoyo parlamentario en una legislatura que defiende debe durar cuatro años.

"Un acuerdo con el PSOE y con Ciudadanos podría hacerse por cuatro años" y permitiría "en primer lugar, las reformas que España necesita, y en segundo lugar consolidar la recuperaciónh económica", sostuvo Rajoy, quien destacó que "sería bien visto fuera de España y en España por los agentes económicos y sociales".

Sin embargo, los socialistas niegan de plano apoyar la investidura de Rajoy, con la aspiración de ser él quien intente formar gobierno.

"El PSOE va a intentar liderar ese gobierno. Los votantes de Podemos no perdonarían (a Podemos) no primar una agenda social que es lo que ahora necesitan los españoles", advirtió el líder socialista Pedro Sánchez, que tendría que contar con votos adicionales de pequeñas fuerzas de izquierda y nacionalistas.

Esa opción tampoco es fácil que salga adelante porque contaría con la negativa clara de PP y Ciudadanos, como ya han expresado Rajoy y Rivera.

Esta fragmentación del Congreso ha generado una situación inédita en las tres últimas décadas y media de democracia en España y, en caso de que los partidos no logren superarla mediante alianzas, daría lugar a nuevas elecciones generales.

Rajoy busca conseguir que las dos primeras votaciones para su investidura, y los rechazos del PSOE, se celebren antes del 30 de enero.

El PP, el equipo de Rajoy y el propio presidente estiman que perderán tanto la primera como la segunda votación de investidura, que debe registrarse 48 horas después. Pero quieren salir de la actual situación de bloqueo y empezar a clarificar las posiciones. Y añadir más presión al líder socialista Sánchez. Los cálculos llevan a que las dos primeras votaciones se podrían resolver en cualqier caso y no casualmente antes del 30 de enero, cuando Sánchez tiene fijada ya la reunión del Comité Federal del PSOE, con la presencia de sus dirigentes territoriales y en el que debe quedar señalada la fecha del Congreso que resolverá la cuestión del liderazgo interno.

En el PP trabajan ya con la vista puesta en otras elecciones generales, posiblemente a finales de mayo o los primeros días de junio. Rajoy comentó en su discurso ante la cúpula del PP, que otros comicios serían algo malo para España y en su partido insinúan que aún peor para el PSOE. Esa es su última confianza. Que Sánchez concluya que otras elecciones podrían sepultar el voto socialista por debajo de podemos y convertir a Pablo Iglesias en el líder de la oposición.

Desafío a la unidad de España

Carles Puigdemont asumió como nuevo presidente de la Generalitat de Cataluña y al prestar juramento no prometió fidelidad ni al Rey ni a la Constitución de España. La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, se saltó la habitual fórmula protocolar de promesa del cargo para que Puigdemont solo se refiriera a "la voluntad del pueblo de Cataluña, representada en el Parlament". No fue el único desplante al Rey Felipe VI, ya que su retrato estaba tapado por una cortina. El acto confirmó el profundo desencuentro entre el Estado y la Generalitat por el independentismo, que empezó con Artur Mas.

La Abogacía del Estado estudia si el Gobierno puede impugnar el juramento de Puigdemont ante el Tribunal Constitucional.

La mayoría de los constitucionalistas consultados avalan la forma en la que tomó posesión y señalan que no hay ley que obligue a expresar fidelidad.

Puigdemont resultó elegido presidente con mayoría absoluta gracias a 70 votos a favor —62 de la coalición Junts Pel Sí y la CUP (izquierda radical).

Junts Pel Sí —formada por heterogéneas formaciones políticas— fue la lista más votada en las elecciones de Cataluña pero necesitaba los votos de la CUP para investir a su candidato y proseguir con su plan sececionista.

El programa de gobierno de Puigdemont es calcado al que presentó el anterior presidente Artur Mas en un fallido pleno hace unos meses, y contempla la creación de una Hacienda catalana, un Banco Central y aduanas.

El nuevo presidente pidió perdón a los ciudadanos por las tensas negociaciones para su elección y celebró el acuerdo alcanzado porque garantiza la estabilidad de un nuevo Ejecutivo regional que empezará a caminar a la luz de la declaración rupturista aprobada en noviembre —fue anulada por el Tribunal Constitucional— e iniciará "el proceso para constituir un Estado independiente en Cataluña". (Fuentes: El País de España y EFE).

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