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La ciudad que fue Mosul, por fin "liberada"

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Mosul está devastada tras meses de guerra contra los yihadistas. Foto. AFP
A picture taken on July 9, 2017, shows smoke billowing following an airstrike by US-led international coalition forces targeting Islamic State (IS) group in Mosul. Iraq will announce imminently a final victory in the nearly nine-month offensive to retake Mosul from jihadists, a US general said Saturday, as celebrations broke out among police forces in the city. / AFP / AHMAD AL-RUBAYE IRAQ-CONFLICT-MOSUL
AHMAD AL-RUBAYE/AFP

El gobierno de Irak anunció ayer oficialmente la derrota del Estado Islámico en la ciudad del “califato”.

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Mosul dejó de ser la capital del "califato" del Estado Islámico (ISIS) en Irak. Su "liberación" fue anunciada y festejada ayer domingo por el primer ministro Haider Al Abadi. Segunda ciudad de Irak, último gran bastión urbano del ISIS en este país, su caída es altamente simbólica. Fue en Mosul, ciudad que tenía dos millones de habitantes cuando cayó en manos de los yihadistas en junio de 2014, donde el líder del ISIS, Abu Bakr Al Bagdadi, se proclamó "califa", llamando a los musulmanes a jurarle lealtad. Fue su única aparición pública conocida, realizada en la mezquita Al Nuri que el ISIS destruyó a finales de junio junto a su emblemático minarete inclinado del siglo XII. Rusia afirmó el 16 de junio que "muy probablemente" mató a Al Bagdadi en un bombardeo realizado a finales de mayo en Siria.

Atravesada por el río Tigris y situada a 350 km al norte de Bagdad, Mosul es la capital de la provincia de Nínive, rica en petróleo. Ciudad mayoritariamente sunita en una región con predominancia kurda, tradicionalmente contaba con numerosas minorías (kurdos, turcomanos, chiitas, cristianos...). Mosul, histórico cruce comercial entre Turquía, Siria y el resto de Irak, era muy conocida por sus finos tejidos de algodón, las muselinas, sus sitios y monumentos antiguos, y también por sus parques, antes de convertirse en un terreno de violencia diaria tras la invasión estadounidense de Irak en marzo de 2003. La invasión desembocó en la caída del régimen del dictador Sadam Husein.

La ciudad era una de las capitales de facto del ISIS, junto con Raqa en la vecina Siria. Los yihadistas la defendieron encarnizadamente frente a decenas de miles de soldados iraquíes apoyados por la aviación de la coalición internacional liderada por Estados Unidos.

Mosul está devastada tras meses de guerra contra los yihadistas. Foto. AFP
Mosul está devastada tras meses de guerra contra los yihadistas. Foto. AFP

"Es un gran golpe para el prestigio del ISIS", resume David Witty, analista y coronel retirado de las fuerzas especiales estadounidenses.

Es también una nueva derrota militar para la organización yihadista, que no ha dejado de perder terreno en los últimos años.

En su momento de apogeo, cuando en junio de 2014 lanzó una gran ofensiva relámpago en Irak, el ISIS controlaba una superficie comparable al 60% del territorio uruguayo, con una población de más de 10 millones de habitantes. En la actualidad ha perdido más de la mitad de ese territorio. También ha perdido a miles de combatientes, que no logra compensar con los contingentes de yihadistas extranjeros, hoy menos numerosos.

La caída de Mosul aísla y debilita un poco más a la organización, pero es aún demasiado pronto para hablar de una victoria definitiva. "No hay que considerar que la toma de Mosul marca el fin del ISIS", advierte Patrick Martin, analista del Instituto para el Estudio de la Guerra en Washington, recordando que el grupo "controla todavía un territorio urbano significativo", especialmente en Siria, donde se está llevando a cabo una ofensiva para retomar la ciudad de Raqa.

"A corto plazo en Irak, el ISIS va a pasar al terrorismo y a la insurrección en lugar de tratar de controlar abiertamente grandes regiones", considera Witty. La organización ya ha respondido a otros reveses militares con sangrientos ataques, recuerda por su parte Martin.

El atentado con bomba más mortífero jamás cometido en Bagdad, que mató a 320 personas en julio de 2016, tuvo lugar tras la pérdida por los yihadistas de su bastión de Faluya.

"Irak será probablemente víctima de la inseguridad aún muchos años", afirma Witty.

Asimismo, el ISIS sigue representado una amenaza a nivel mundial, contra la cual la coalición dirigida por Estados Unidos lleva a cabo una lucha sin cuartel.

En tres años, varios miles de voluntarios de todo el mundo se han unido a los yihadistas en la zona sirio-iraquí, un número indeterminado de los cuales regresó a su país.

La ideología y la propaganda del ISIS siguen teniendo fuerte influencia, originando el surgimiento de numerosas células yihadistas más allá de las fronteras geográficas del "califato". Varios atentados mortales han sido reivindicados por el grupo en todo el mundo en los últimos años.

Testimonio: "A mis nietos los enterré en el jardín"

Cubierto de polvo, el pequeño Ahmed, de cuatro años, está sentado sobre las piernas de su padre en el exterior del hospital que Médicos Sin Fronteras (MSF) gestiona en el oeste de Mosul. El niño devora un bizcocho con avidez.

Por un momento, el niño parece no estar pensando en los horrores por los que acaba de pasar, como la muerte de sus dos hermanos. Su padre, Samir, consuela a la abuela del niño, que está sentada junto a él, y le ayuda a beber agua de una botella. La cara de la mujer es el espejo de las adversidades que ha atravesado esta familia. Solo unas horas antes huían de los combates de la ciudad vieja de Mosul. "(Hace tres días) mi mujer sostenía a mi hijo cuando cayó un mortero", relata Samir.

"El muro de la habitación donde estaban ellos con mi hermana se vino abajo. En un primer momento no pude entrar al cuarto. Había mucho polvo y no podía respirar. Cuando el polvo se asentó, entré y empecé a quitar ladrillos. (...) Pero cuando terminé de retirar todos los ladrillos, vi que mi hijo estaba muerto. Tenía un mes y cinco días de vida". Mientras Samir habla, su madre, de luto, le interrumpe con lamentos y recuerdos del pasado que narra entre lágrimas. "Mi nieta murió de hambre y también he tenido que enterrar a mi nieto. A los dos los enterré en el jardín", dice.

El centro de MSF es uno de los dos únicos hospitales en esta área de Mosul y su prioridad es la asistencia de emergencia. La familia de Samir es referida a otro hospital para que se recupere. Aunque algunas de sus cicatrices no desaparecerán nunca. De los tres hijos de Samir y su mujer, ya solo queda uno vivo. Sin nada más que su ropa y sin dinero, la familia deja el hospital en una ambulancia. El vehículo no tardará en regresar con otro paciente herido desde el frente. (Por Jacob Kuehn, responsable de comunicación de MSF en Irak)

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