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Choripán y locro con sabores sofisticados

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Cada plato tradicional argentino, desde el cordero al asado pasando por el básico choripán, se convierte en manos de los Roca y su equipo en un bocado pequeño —la única manera de poder comer tantos platos—pero con sabor intenso y mucho más sofisticado que el original.

Algo en la boca recuerda a la idea básica de la que partió el plato, pero nada es lo mismo después de pasar por la cocina de los Roca. Alfajor de morcilla, empanadas de carne y humita muy distintas a las originales, y una pizza de faina reducida al mínimo. En la reinvención de los hermanos, del clásico alfajor argentino se come incluso el envoltorio, que a la vista parece papel de aluminio pero no lo es. Los langostinos de Ushuaia se terminan de cocer en la mesa con el vapor de una grappa.

El locro, el guiso típico del norte argentino, se convierte en sus manos en un "mosaico de locro" en el que las tripas y las salsas pintan el plato blanco en una especie de desarme del original. Incluso el cordero se deconstruye y se sirve en varias formas en el mismo plato: cuello relleno con sus mollejas, lomito y costillar. Todo en una exhibición de creación que después de la larga gira americana y turca volverá a ese barrio obrero de Girona que los Roca, precisamente en América, reivindican como "una tierra de emigración y de mezcla" que es para ellos la esencia de la cocina.

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