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Solo balas y propaganda

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Así como Lenin creó el régimen de partido único que luego adoptaron el nazismo y los demás totalitarismos, Joseph Goebbels planteó bases de la propaganda totalitaria luego adoptada por los regímenes marxistas y los otros fascismos.

Algunos de los postulados de aquel ideólogo nazi se insinúan en dos gobiernos populistas latinoamericanos: los de Venezuela y Argentina. El ministro de Propaganda del III Reich recomendaba individualizar a todos los adversarios y críticos "en un solo enemigo" y "cargar sobre él los propios errores y defectos". En síntesis, crear la idea de un único y siniestro causante de todo lo malo que ocurre, incluidas las fallas y los problemas generados en, y por, el propio régimen.

Lo propio hace el presidente venezolano, para justificar los desastres que su gestión provoca en la economía. Está claro que el chavismo no diversificó la matriz productiva del país, cuyo consumo depende en gran medida de las importaciones. También es evidente que las arcas de Pdvsa, única fuente de financiación, están extenuadas y la empresa petrolera lleva tiempo mostrando síntomas de caducidad y desinversión. Con la capacidad importadora mermada y una economía que no fomenta la inversión, sino que la espanta, el resultado no puede ser otro que desabastecimiento. Pero Nicolás Maduro lo explica diciendo que el "enemigo del pueblo" (un espectro en el que se mezclan oligarquía local, imperialismo norteamericano y derechas latinoamericanas y europeas) ha lanzado una "guerra económica" para tumbar al régimen que creó Hugo Chávez. Planteadas las cosas en esos términos, el gobierno ingresa en la dimensión del absurdo creando organismos con nombres militares para batallar contra la escasez, y hace encarcelar comerciantes y empresarios de los pocos que aún mantienen sus inversiones en Venezuela.

Y como también las protestas sociales son orquestadas por el "enemigo", decreta que las fuerzas represivas usen armas de fuego con balas de plomo para enfrentar a los manifestantes. La incompetencia de Maduro no sólo perjudica a Venezuela. También a los gobiernos que callaron cuando la última represión dejó decenas de muertos; callan ahora que el chavismo blanquea el uso de armas de fuego en las próximas protestas, y mantienen sobre el encarcelamiento de Leopoldo López un silencio que aturde.

La bitácora | CLAUDIO FANTINI

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