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Bachelet renueva gabinete y dio un giro hacia el centro

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Michelle Bachelet, presidenta de Chile, cambió ayer a nueve de sus 23 ministros, en una decisión que incluyó la inédita remoción del titular de Hacienda, para dar un giro a la segunda etapa de su mandato y retomar la agenda de reformas opacadas por una baja en su aprobación tras escándalos de corrupción.

La mandataria concretó el ajuste ministerial anunciado a mediados de la semana pasada, justo cuando el país atraviesa por una profunda crisis de confianza por casos de desvíos de dineros de empresas a campañas políticas que habían salpicado incluso a funcionarios de alto rango del Gobierno.

En un golpe de timón, Bachelet removió el área más política de su gabinete y realizó algunos enroques de ministros, en una decisión poco habitual en los últimos gobiernos pero que fue aplaudida por los partidos del oficialismo y oposición, como también en los mercados y gremios empresariales.

"Es tiempo de dar un nuevo impulso a la tarea de gobierno y en esta nueva fase tan exigente como inspiradora se requiere poner renovadas energías y rostros nuevos al frente de las tareas que hemos comprometido al país y que la ciudadanía nos demanda", dijo Bachelet durante la ceremonia de juramento de los nuevos ministros.

La designación del gabinete, integrado por un total de 23 ministros, se da en momentos en que la aprobación a la presidenta ha caído a menos de un 30% y su rechazo bordea el 60%, según sondeos.

Por ello, lograr un punto de inflexión con estos cambios es crucial para Bachelet, cuando restan casi tres años de mandato con la tarea pendiente de sacar adelante la segunda fase de una reforma educacional, cambiar leyes laborales, junto con una reforma de probidad y crear una nueva Constitución.

Giro al centro.

En una decisión sin precedentes, Bachelet separó a Alberto Arenas del Ministerio de Hacienda y designó en ese cargo al economista Rodrigo Valdés, desterrando la idea de que el jefe de las finanzas públicas era intocable en cada Gobierno desde el retorno a la democracia en 1990.

Valdés, un exfuncionario del FMI de dilatada carrera en el mundo bancario dentro y fuera de Chile, reemplazará al arquitecto de una millonaria reforma tributaria pero que se distanció del mundo empresarial, en medio del congelamiento de las inversiones y un débil desempeño económico.

"Rodrigo Valdés (...) sin duda tiene muchas más redes y conexiones con el mundo empresarial, que va a permitir de alguna manera destrabar esa relación congelada", dijo Roberto Izik-son, analista político de la encuestadora Cadem.

El jefe de la cúpula empresarial en Chile (CPC), Alberto Salas, dijo que tras la designación del nuevo gabinete es fundamental establecer una relación de confianza e ir despejando las incertidumbres pendientes para mejorar las expectativas, la inversión y el empleo.

La mandataria también designó a Jorge Burgos, quien se desempeñaba como ministro de Defensa, nuevo titular del Interior en reemplazo de Rodrigo Peñailillo, su más estrecho colaborador que había sido blanco de críticas por asesorías vinculadas indirectamente a una empresa investigada por aportes de dinero a campañas electorales.

"Los nombres que han aparecido en el gabinete parecieran indicar un giro a la moderación", dijo a periodistas Hernán Larraín, presidente del partido opositor UDI.

La reestructuración del sector más político, desgastado por roces con los propios partidos del oficialismo, abarcó también al ministro portavoz, en el que se designó al socialista Marcelo Díaz, y a la cartera de Secretaría General de la Presidencia.

El ajuste ministerial incluyó además algunas carteras de perfil más sectorial, como el ministerio de Desarrollo Social y Cultura.

El "hijo político" que cayó en desgracia.

Fue uno de los colaboradores más leales de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, y quien le pavimentó el camino para retornar al poder en 2014. Pero tras 14 meses como jefe de gabinete, en la cúspide de su carrera política, la mandataria le soltó la mano y dejó caer a Rodrigo Peñailillo. Considerado como el "hijo político" de Bachelet, su destitución supone el fin de una extensa y estrecha relación de trabajo, que comenzó a desmoronarse a principios de febrero, cuando el "hijo biológico" de la mandataria, Sebastián Dávalos, quedó en el ojo del huracán tras revelarse un millonario negocio de especulación inmobiliaria. Con Bachelet de vacaciones en el sur de Chile, Peñailillo debió salir a hacer frente al vendaval, pero no defendió públicamente al primogénito de la mandataria ni supo contener una crisis que terminó derrumbado la popularidad de Bachelet a un mínimo histórico del 29%. Su posterior vinculación a un sonado escándalo de financiamiento irregular de la actividad política a través del uso de boletas por servicios no prestados terminó por derrumbar la ascendente carrera política de Peñailillo, quien asumió la titularidad del gabinete con apenas 40 años. AFP

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