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"Alguien tiene que detener a Trump"

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Roque de la Funete, postulante demócrata y latino, en campaña. Foto: G. Pérez.
Nota a Roque de La Fuente, empresario estadounidense y precandidato por el Partido Democrata a la presidencia de EEUU, ND 20160407, foto Gerardo Perez
Archivo El Pais

Roque de la Fuente, magnate latino que aspira a la Casa Blanca, denuncia fraude en la campaña.

Es, para ser austeros, una figura exótica. Al menos para la imagen que se suele tener de un aspirante a Presidente del país más poderoso del mundo. Aunque en tiempos en que Donald Trump parece tener casi asegurada la candidatura republicana, los estándares para juzgar a un aspirante a la Casa Blanca parecen haber cambiado bastante. De hecho, es la postulación de Trump lo que decidió al empresario mexicano-americano Roque de la Fuente a meterse en la arena política. Una aventura de la que si bien niega estar arrepentido, le ha generado una cantidad de sinsabores que lo han motivado a hacer fuertes denuncias de fraude y corrupción. A su modo de ver, destinadas a asegurar la consagración de Hillary Clinton, y a impedir que un latino de origen humilde de California, pueda llega a lo más alto del poder global.

—¿Qué hace un candidato a la Presidencia de EE.UU. de gira en Uruguay?

—En realidad estoy aquí por motivos personales empresariales. Pero también aprovecho para encontrarme con dirigentes políticos uruguayos, y para acercarme a los medios y lograr poner sobre la mesa las denuncias que estoy haciendo sobre la corrupción y el fraude que están marcando esta campaña electoral en Estados Unidos. Para reclamar que el sistema sea más transparente. Porque si El País y otros medios empiezan a reflejar mis denuncias, y eso es visto por periodistas de otros lados, la denuncia va a tener una visibilidad que me está siendo difícil tener allá, entonces esto va a ser una bomba. Una bomba de tiempo.

—¿Qué es exactamente lo que usted está denunciando?

—Todo el sistema está corrupto. Desde que perdió las primarias con Obama en 2008, el establishment demócrata decidió que Hillary Clinton sea quien compita en esta elección por el partido. Colocaron a una persona de su círculo íntimo, Debbie Wasserman Schultz, como principal operadora partidaria, y han hecho todo lo posible por asegurar su victoria. Nos han perjudicado al no ponernos en los ballots en varios estados, nos han dejado de lado en todos los debates importantes, han manipulado las cifras de votos en muchos lados. Incluso hay condados donde he figurado con menos votantes de los que habían firmado para apoyar mi candidatura, cosa que es imposible. En otro nivel, la gente de Bernie Sanders ha denunciado cosas parecidas.

—¿Piensa llevar estas denuncias a la Justicia?

—Nosotros estamos reclamando por diferentes lugares. En diferentes cortes. Yo estoy tratando de hacer públicas mis denuncias por todos lados. A la prensa americana no le interesa, porque dicen "eres un candidato de cuarta, si te fregaron, eso te pasa por meterte en un asunto que no es para ti". Incluso a los medios latinos tampoco les interesa mover estos temas. Hay muchos intereses creados.

—¿Qué lo llevó a usted a involucrarse en esta carrera política?

—La pregunta es por qué estoy dispuesto a cambiar mi vida de una vida privada a una vida publica. Y estaba viendo los problemas que enfrenta el país, y sobre todo, los políticos que se están lanzando. Y dije mira, si sale este o aquel, ¡madre mía! Dios nos ampare. Trump salió e insultó a todos los latinos, y yo dije; esta persona está enferma. Se va a convertir en otro Hitler, alguien lo tiene que parar. Yo llegué a la conclusión de que Trump tiene muchas chances de llegar, y después lo que nos venga… cómo se llama… es la consecuencia. Nadie pensó que Hitler iba a llegar, pero llegó.

—¿Cómo se explica que un personaje como Trump pueda estar en esa posición?

—Y el pueblo está cansado de la politiquería y la demagogia. La economía no termina de levantar. Y se da la hipótesis de que el pueblo diga "sabes que, le damos el poder a este loco porque puede ser el único que tenga los huevos para encaminar este país". Hay un 20% de la gente que es republicana extremista, y es a la gente que Trump le llega. Él se dio cuenta que cuanto más extremista sea él, más se le sigue. Él entendió esa jugada. El señor está pegándole a un nervio del sistema y tiene un 20% sólido que va a votar por él, aunque mañana vaya a la Quinta Avenida y mate a cinco personas.

—¿Cuál es receta para solucionar los problemas de EE.UU.? ¿Cuáles son sus modelos?

—A mí me gustan Ronald Reagan y John Kennedy. Parecen figuras opuestas, pero no lo son tanto. Son figuras políticas pragmáticas, que supieron ubicar a la gente más capaz en los cargos importantes, más allá de ideologías. Eran políticos muy lógicos. Estados Unidos hoy tiene una deuda incalculable, y necesita crear 34 millones de puestos de trabajo nuevos. Eso solo se hace impulsando la economía. En el fondo, es tomar las medidas que se tomarían para encarrilar cualquier empresa. Es claro, si hubiera en esta carrera electoral un Ronald Reagan o un JFK, yo me quedo en casa, no me meto en este lío. Yo me estoy jugando el pellejo con esto. Pero bueno, igual nos estamos divirtiendo en la campaña, y al final nadie sabe lo que puede pasar.

Candidato ignoto con nexo local.

Para quien sigue la campaña estadounidense, Roque de la Fuente es un desconocido. Pero si se investiga un poco se descubre que es real, que ha figurado en las primarias de muchos estados (cosa difícil y costosa), y ha sido entrevistado por figuras como Jorge Ramos, el periodista que cobró notoriedad global cuando fue expulsado por Donald Trump de una conferencia. De todas formas es un político particular. Su locuacidad y empuje contrastan con algunas lagunas importantes en materia histórica y de conceptos políticos básicos. Algo que compensa con una billetera cargada y una fortuna que comenzó vendiendo autos y luego consolidó con inversiones inmobiliarias, incluso en Uruguay.

Hillary y Sanders se cruzan en Nueva York.

Hillary Clinton y Bernie Sanders se enzarzaron en un durísimo debate en Brooklyn, a solo cinco días de que los demócratas neoyorquinos acudan a las urnas para decidir cuál es el candidato que debe ser nominado para luchar por las presidenciales. El intercambio, que tuvo lugar ante un público muy implicado, que aplaudía y abucheaba constantemente, evidenció las diferencias de los dos rivales al afrontar objetivos similares en materia económica, medioambiental, asuntos como la posesión de armas, la transparencia y la política exterior.

La prensa neoyorquina anunciaba el debate como si se tratara de un combate de boxeo. "La noche de la pelea: Clinton vs. Sanders", se podía leer en la portada del diario que repartían en la boca del metro en el parque industrial de Navy Yards, junto al icónico puente de Brooklyn. No se equivocaron. Fue un careo bronco, tras una semana en que la carrera por la nominación demócrata ha adoptado un tono cada vez más agresivo.

El voto en las primarias de Nueva York se celebra el martes. En juego hay 291 delegados, y los dos contendientes a la Casa Blanca necesitan darle el mayor bocado posible. EL PAÍS DE MADRID

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Roque de la Funete, postulante demócrata y latino, en campaña. Foto: G. Pérez.

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