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Una voz a favor de las armas

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Uruguay: todavía hay más armas largas como consecuencia de la caza. Foto: Flickr

Los coleccionistas, armeros y tiradores deportivos uruguayos se organizaron para defender el uso de armas por parte de civiles.

Hace 176 años fue fundada en Estados Unidos la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés). Su objetivo es defender la libre posesión de armas de fuego para la defensa personal y las actividades recreativas.

Se trata de una de las organizaciones civiles más poderosas de ese país. Ha recibido duras críticas desde diversos sectores de la sociedad y la política americana.

Tiene defensores famosos como los actores Chuck Norris y Charlton Heston, que fue su presidente hasta 2003. También cuenta con detractores que integran el mundo del cine, entre ellos el director Michael Moore que filmó el documental "Bowling for Columbine" para criticar la actividad.

En todo el mundo hay organizaciones similares. Ahora Uruguay tiene su entidad defensora de la tenencia de armas. En febrero pasado, se conformó la Unión Nacional de Coleccionistas, Cazadores y Tiradores (Unaccyt), la primera organización del país que reúne a todos los usuarios civiles de armas de fuego.

La mayor parte de sus 600 afiliados son propietarios de armerías, cazadores y tiradores deportivos, según afirmó a El País el presidente de la organización, Raúl Urrestarazú.

En ese sentido, afirmó que "filosóficamente" están de acuerdo con la NRA americana en el entendido de que esa organización "defiende el derecho al uso de las armas".

De todos modos, señaló que no tienen contacto con la entidad americana y que "la realidad de Estados Unidos es diferente a la nuestra". "La segunda enmienda de la Constitución americana indica que el derecho al uso de las armas es inalienable", indicó.

Hasta el momento, no había una organización que reuniera a todos los usuarios de armas.

"Pretendemos defender esta actividad, que no tiene nada de malo, de la misma forma que los ciclistas pueden defender sus derechos. Había una necesidad de juntarse para tener un discurso para todos", afirmó Urrestarazú.

El gusto por poseer armas es un misterio y las explicaciones no son siempre claras.

"La afición por las armas de fuego es algo muy personal, cada uno sabrá. Uruguay tiene una tradición por la cacería desde nuestros ancestros españoles e italianos que son muy afines a este deporte. En el interior es una actividad corriente, es algo muy normal", explicó Urrestarazú.

Para algunos es el instrumento que permite cumplir con un sentimiento ancestral, un "atavismo", como es la cacería, según explicó a El País en noviembre pasado el legendario cazador de jabalíes uruguayo Wilmar Borad.

Otras personas toman las armas para divertirse disparando a figuras en lo que es el deporte del tiro, y algunas de sus disciplinas tienen carácter olímpico.

Por otro lado, están los coleccionistas, de los que hay unos 1.500 registrados. Su gusto consiste en hacerse de armas, proyectiles y elementos propios de las actividades militares o policiales, en algunos casos. Detrás de esta afición se encuentra la admiración por los valores históricos de las piezas que van reuniendo.

"Nucleamos a los deportistas, que son muchísimos, y a los que tienen un arma por el hecho de tenerla", dijo a El País el presidente de la Unaccyt.

En los últimos años, creció de manera acelerada un cuarto grupo de usuarios. Se trata de los que adquieren armas que podrían ser utilizadas para la seguridad personal, familiar o comercial.

Los estadísticas de los registros oficiales de armas señalan que si bien todavía hay más armas largas que cortas, por la actividad de caza, las inscripciones de revólveres y pistolas crecen a mayor ritmo que otras opciones, según confirmó a El País el coronel Hugo Rebollo, director del Servicio de Material y Armamento (SMA) del Ejército.

Durante el año 2007, se importaron 1.546 armas de todo tipo y en el año 2016 fueron 3.184, según datos oficiales del Registro Nacional de Armas (RNA). Por otro lado, en el año 2016, se produjo la emisión de 13.522 guías nuevas. Los jerarcas de la repartición castrense estiman que durante el presente año 2017 se podría llegar a las 16.000.

Cuidado.

La Unaccyt centra su actividad en la divulgación de las normativas vigentes y de la capacitación en el uso de las armas.

"Las armas no las carga el diablo pero las descargan los inconscientes o los que no saben. Los usuarios de armas tienen que ser idóneos, para eso nosotros vamos a promover cursos y charlas en todo el país", dijo Urrestarazú.

A modo de consejo, el directivo recomendó tomar todas las precauciones que sea posible. "La gente tiene que pensar que las armas siempre están cargadas y actuar en consecuencia, no se puede actuar ligeramente, pensando que está descargada", señaló.

"La gente que tiene las armas en regla no anda en el delito, salvo casos extremos. El que quiere hacer algo malo no va a tener su arma inscripta. Esto no dio resultado en ninguna parte del mundo. Todas las encuestas dan que por lo menos un 80% de las personas está a favor de que la gente tenga armas. Es un derecho adquirido", subrayó el directivo.

Un estudio internacional de la organización Small Arms Survey, en 2007, ubicó a Uruguay entre los 10 países más armados del mundo, en noveno lugar, basándose en la posesión por civiles.

En tanto, el instituto Gun Policy de la Universidad de Sydney, estima que en Uruguay hay 1.100.000 armas, lo que es más que Paraguay y Perú, menos que Chile y similar a Afganistán.

En el Registro Nacional de Armas (RNA), una dependencia del Ejército Nacional, hay más de 605.000 armas inscriptas. El organismo estima que en la actualidad podría haber 120.000 armas sin el registro correspondiente en todo el país, algo que contradice al instituto australiano.

Durante el año 2013, el Ministerio del Interior anunció que lanzaría la campaña "armas para la vida", una iniciativa que buscaba el desarme civil. Se ofrecía cambiar las armas por bicicletas o "ceibalitas".

La propuesta del gobierno tuvo algunas dificultades en cuanto a la normativa cuando se intentó ponerla en práctica y no llegó a plasmarse en la realidad.

Desde la sociedad civil se ha intentado promover el desarme civil. La Unión Europea ha financiado proyectos de investigación que han generado diagnósticos y propuestas al respecto.

La Unaccyt es contraria a las propuestas que impulsan el retiro de armas. "¿Por qué? ¿Qué resolvería sacar las armas? La delincuencia no toma las armas de los civiles, normalmente las consigue en otros países o en el mercado negro", dijo Urrestarazú.

La organización pregona que los usuarios tengan las armas en regla. "Los problemas son producidos por quienes no cumplen con las reglamentaciones. Nosotros aceptamos los controles y queremos que se respete a los que cumplimos con todo", dijo.

Las "huellas digitales" van a banco científico.

El decreto reglamentario de la ley 19.247 de Tenencia, Porte, Comercialización y Tráfico de Armas ordena que todas las armas que se registren deban pasar por el banco balístico del Ministerio del Interior. El objetivo es identificar cada una de las armas. El sistema permite tomar una especie de "huella digital" a partir de las estrías de cada arma y así conformar un banco de datos científico. Además, los compradores deben aportar su propia huella digital y un registro de ADN.

Fuertes sanciones por incumplimiento de norma.

La pena por portar armas no autorizadas en lugares públicos es de tres meses de prisión a 18 meses de penitenciaría, según indica la ley 19.247. En tanto, quien posea un arma no autorizada debe pagar una multa de entre 10 y 100 unidades reajustables, de acuerdo con la normativa vigente.

Para comprar un arma por primera vez, se requiere tener diversas certificaciones judiciales y médicas. No se puede tener antecedentes penales y un médico tiene que extender una habilitación psiquiátrica. Además, el comprador debe probar ante la Policía que tiene una actividad laboral permanente. Por otro lado, los usuarios que por primera vez compren un arma deben contar con un curso de tiro realizado en una institución avalada por el Ministerio del Interior.

Se puede acceder a todo tipo de revólveres, sin límite de calibre, pistolas hasta 9 milímetros, escopetas y rifles o carabinas hasta los calibres que se usan para la caza mayor.

En Uruguay el uso que un civil puede darle a las armas está restringido. El presidente de la Unaccyt, Raúl Urrestarazú, recordó que las armas tienen que estar descargadas cuando se las transporta. "Las balas tienen que estar en un compartimento distinto al que se lleva el arma, se pueden cargar en los lugares de uso, sea un polígono de tiro o el campo abierto", explicó.

Es posible tener armas cargadas dentro de la vivienda del propietario.

"No puede tener una bala en la recámara pero sí en el tambor o en el cargador. Precisa porte para llevarla cargada consigo o en el auto", dijo.

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