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“Los transformaron en vegetales", sostuvo Mujica sobre los refugiados

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El mandatario uruguayo sostuvo que los castigos a los que fueron expuestos los dejó destruidos.

Los exprisioneros de Guantánamo que recibió Uruguay fueron convertidos casi en vegetales después de haber sido sometidos al aislamiento en la cárcel estadounidense en Cuba, dijo el miércoles el presidente José Mujica a la agencia Reuters.

Uruguay dio refugio en diciembre a cuatro sirios, un palestino y un tunecino, como parte del plan del presidente estadounidense Barack Obama de reubicar a prisioneros en su intento por cerrar la cárcel donde cientos de sospechosos de tener lazos con Al Qaeda quedaron detenidos, muchos de ellos sin proceso legal.

Los seis exprisioneros musulmanes han sido alojados en Montevideo, han recibido decenas de ofertas de empleo y se les han dado clases de español, pero todos coinciden en que aún no están en condiciones de trabajar y otro reclama una compensación de Estados Unidos.

"Esta son gente que está destruida", dijo Mujica. "Los agarraron en una etapa joven de la vida y los mataron teniéndolos aislados" agregó.

Con la ayuda de un organismo internacional aseguró que Uruguay les dará un apoyo económico a los exprisioneros. Sin embargo, creía que aunque se los instruyera durante años, los esfuerzos no iban a dar muchos frutos.

"Les falta el fuego interior, el afán de luchar por la vida, los han transformado medio que en vegetales", sostuvo Mujica.

Uno de los ex reos que cuenta con pasaporte incluso ya pidió irse del pequeño país sudamericano, dijo el presidente sin dar otros detalles. "Estamos gestionando en alguna embajada de algún país árabe que lo reciba", apuntó el mandatario.

La presencia de los ex prisioneros despertó en un principio preocupaciones por la seguridad en muchos uruguayos, como ocurrió también con la controvertida iniciativa de Mujica de legalizar la producción, venta y consumo de marihuana.

Reto a la legalización.

La propuesta, que busca convertirse en una alternativa para combatir el narcotráfico, ganó portadas de periódicos en todo el mundo pero aún no ha sido totalmente implementada por la falta de precedentes que ha complicado llevar las ideas a la práctica.

Mujica dijo que el mayor reto para el éxito de la pionera iniciativa de legalización es establecer un precio de venta de la marihuana que sea justo y menor al del mercado negro.

"El obstáculo puede estar en las relaciones de precios, de que le llegue a un consumidor a un precio aceptable y que sea bueno", dijo a Reuters en su modesta chacra, ubicada en la periferia de Montevideo. "Los productores van a tratar de tirar para el lado de ganar más plata, como cualquier negocio".

El precio estipulado de venta al público es de un dólar por gramo de cannabis de buena calidad. Los usuarios registrados en una nómina confidencial podrán comprar en farmacias hasta 40 gramos mensuales, dosificados en un tope de 10 gramos semanales.

La experiencia de Uruguay es seguida de cerca por distintos países del mundo y de la propia región, que busca nuevas alternativas para luchar contra las drogas después de años de combate frontal que no han acabado con el flagelo.

Los vecinos.

Mirando al barrio, Mujica asegura que la región ha logrado una amplia integración en términos políticos pero no siempre en los comerciales. Y en este sentido, apuntó a la vecina Argentina, uno de sus principales clientes.

"Argentina tendría que preocuparse por sus problemas internos pero también por el barrio. No puede tratar al barrio como trata al resto del mundo, esa es la diferencia", dijo el presidente, aludiendo a las restricciones comerciales argentinas que hicieron caer las exportaciones uruguayas a ese país un 15 por ciento en los últimos años.

"Tienen todo el derecho a priorizar su visión interna. Ahora, yo considero que la visión interna es el Mercosur", agregó en referencia al bloque comercial que también integran Brasil, Paraguay y Venezuela.

Mujica dijo estar muy atento a la crisis que atraviesa Venezuela y el gobierno del presidente Nicolás Maduro, que enfrenta una caída en su popularidad en medio de una recesión económica antecedida por multitudinarias protestas en su contra.

El presidente aseguró que se debe respetar la Constitución y que hay una corriente de la oposición que quiere que el Gobierno caiga de inmediato y otra que busca cumplir con los procesos establecidos en la Carta Magna.

Haciendo un balance de su gobierno, en el que estabilizó la economía y redujo la pobreza con planes sociales financiados por aumentos impositivos pero no logró frenar un deterioro de la educación ni un avance de la inseguridad, Mujica no se consideró a sí mismo un buen presidente.
"Es probable que sea un agitador. Otros vendrán y lo harán mejor", dijo.

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José Mujica durante una entrevista. Foto: Reuters

GUANTÁNAMOREUTERS

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