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Temerarios choferes en zona peligrosa

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Padres de escolares tampoco respetan siempre los vallados.

A fines de febrero, un taxi cayó en una de las zanjas abiertas entre Arenal Grande, Constitución y Rivadavia, en donde se hacen las obras de saneamiento pluvial. Un comerciante de la zona dijo ayer a El País que poco antes de ese episodio, otro taxista, que viajaba con pasajeros, eludió carteles, "se metió por Rivadavia hasta Arenal Grande y quedó encerrado. La única forma que encontró para salir fue pasar por debajo del brazo de la excavadora que estaba trabajando. Al obrero que la maneja y a nosotros se nos paró el corazón, pero el taxista continuó la marcha con sus pasajeros sin que pasara nada, de milagro". Cada día en el lugar hay más carteles, balizas y mallas de plástico coloridas que los capataces controlan a diario. Pero no pocos, entre ellos varios motociclistas, no respetan las señales.

En Garibaldi y Cufré, los padres que llevan a sus hijos a un colegio cercano también han llegado a tirar el vallado. "No respetan nada, ni el peligro, ni la educación de los hijos ni el trabajo de los demás", sentenció el comerciante.

La alteración del tránsito tanto hacia Cufré como hacia Arenal Grande tiene horas pico de alto riesgo, lo cual se complica por las vueltas que deben darse debido al mantenimiento del flechaje de las calles anterior al actual despliegue.

La obra de Cufré, realizada por la Intendencia con apoyo del BID, es una de las cuatro previstas para el mejoramiento del drenaje en las cuencas de los arroyos Seco y Quitacalzones. Beneficiará en forma directa a 1.300 viviendas que sufren inundaciones periódicas en los barrios Reducto, Krüger, Aguada, Villa Muñoz y Jacinto Vera.

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