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El sirio Diyab reapareció en Venezuela y no quiere volver

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Jihad Ahmad Diyab. Foto: Reuters

Quiere ir a Turquía; la Cancillería le dijo que Uruguay no le pagará el viaje.

Tras 51 días en paradero desconocido, reapareció el sirio Abu Wa’el Diyab, y su azarosa vida tuvo otra vuelta de tuerca. El sirio que llegó en diciembre de 2014 a Uruguay procedente de la cárcel de Guantánamo, junto a otros cinco excautivos y que había entrado a Brasil por la frontera del Chuy, reapareció el martes en el consulado uruguayo de Caracas, donde manifestó su voluntad de tratar de llegar a Turquía para de allí ir a Siria, país asolado por una larga guerra civil, donde se encuentra su familia.

Diyab estuvo con el cónsul uruguayo en Caracas, Juan Pablo Wallace, y ya no se encuentra en la sede diplomática, según supo El País. El consulado se encuentra en el mismo edificio que la embajada, ubicada en el este de Caracas. La embajada está transitoriamente a cargo de la encargada de Negocios, Pamela Vivas, porque ya abandonó la representación el exembajador en Venezuela Óscar Ramos y no ha llegado un sustituto. A última hora de ayer la Cancillería emitió un comunicado en el que señala que Diyab manifestó su intención de trasladarse a Turquía "o a un tercer país distinto a Uruguay a efectos de reunirse con su familia". "Expresó claramente que en ningún caso era de su interés retornar a Uruguay, pero requería la ayuda de nuestro país para su propósito. Solicitó comunicarse telefónicamente con la Cruz Roja, su abogado y los miembros de su familia, para lo cual se le facilitaron los medios del consulado. Finalizada la entrevista en el consulado, el señor Diyab se retiró voluntariamente y por sus propios medios", dice el comunicado.

Las autoridades venezolanas se encuentran en conocimiento de la presencia de Diyab en su territorio. La Cancillería aclaró que no corresponde a Uruguay pagar el traslado del refugiado a Turquía o a cualquier otro país. También precisó que no existe impedimento legal para su regreso a Uruguay.

El sirio había manifestado varias veces su molestia porque no se concretaba la llegada de su familia a Uruguay. Sin embargo, el Gobierno uruguayo estaba tramitando su venida aunque ahora canceló las visas requeridas. Christian Mirza, el interlocutor del Gobierno con los refugiados, dijo que el sirio estaba en conversaciones con la Cruz Roja para que su familia lo visitara. Su esposa e hijos, a quienes no ve desde 2002 cuando fue capturado por fuerzas estadounidenses, debieron regresar el año pasado a Siria tras estar como refugiados en Turquía. Uno de sus hijos murió en la guerra civil siria. Durante su cautiverio en Guantánamo el sirio realizó ayunos en protesta por lo que fue obligado a alimentarse, y sus asesores legales comenzaron un juicio para que se difundieran las filmaciones que mostraban esta situación. Diyab se desplazaba en muletas en Uruguay y, si bien habla inglés, fue quizás el refugiado que menos se integró al país.

Estados Unidos planteó al ministro del Interior, Eduardo Bonomi, su preocupación por el paradero del sirio, pero el ministro señaló que era libre de salir. La nueva embajadora de Estados Unidos, Kelly Keiderling, había dicho que preferiría conocer el lugar donde está el refugiado que "potencialmente" podía ser una amenaza.

La oposición del Partido Republicano en Estados Unidos aprovechó la desaparición de Diyab para cuestionar duramente al presidente Barack Obama por haber permitido que viniera a Uruguay, porque duda de la capacidad del país para vigilar a los refugiados.

La aerolínea colombiana Avianca recientemente emitió una alerta interna advirtiendo que el sirio podría utilizar un pasaporte falso para entrar a Brasil. Parece que Diyab atravesó ese país en autobús para ingresar a Venezuela. Aparentemente su esposa y tres hijos están en un pueblo sirio que fue bombardeado en noviembre de 2015.

Los otros se quieren quedar y dos trabajan.

El interlocutor del gobierno con los refugiados de Guantánamo, Christian Mirza, dijo a El País que los cinco de ellos que permanecen en Uruguay (tres sirios, un palestino y un tunecino) se encuentran bien y no quieren dejar el país. Dos de ellos están trabajando en el centro de Montevideo y se está intentando acelerar la inserción laboral de los otros. Mirza aseguró que han hecho grandes progresos en el dominio del español. Dos de ellos tuvieron problemas judiciales y debieron usar tobillera electrónica.

Condenado a muerte en Siria.

Diyab fue condenado a muerte en Siria, por motivos desconocidos. Estuvo luego en Pakistán y Afganistán. Sospechoso de simpatizar con el terrorismo islamista, fue capturado por fuerzas estadounidenses en 2002 e ingresó ese año en Guantánamo donde estuvo cautivo sin juicio hasta 2014, cuando llegó a Uruguay tras prolongadas negociaciones del gobierno del expresidente José Mujica con Estados Unidos.

Al principio estuvo con los otros refugiados en una casa del barrio Palermo. Poco después de llegar exhibió, a través de una ventana, el mameluco naranja que usó en sus años en Guantánamo. Consideró que Uruguay había incumplido sus compromisos de ayudar a traer a su familia, e insistió en que Estados Unidos debía compensarlo por lo que sufrió. Viajó a Buenos Aires, volvió y luego se fue a Brasil y Venezuela.

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Jihad Ahmad Diyab. Foto: Reuters

LOS REFUGIADOS DE GUANTÁNAMO EN URUGUAY

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