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La salud "es un sistema PPP encubierto y mal diseñado"

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Datos dan cuenta de necesidad de cambios en rumbo de sistema sanitario. Foto: Archivo

SALUD PÚBLICA

Monitor Salud revela falencias de gestión de prestadores.

Datos dan cuenta de necesidad de cambios en rumbo de sistema sanitario. Foto: Archivo
Datos dan cuenta de necesidad de cambios en rumbo de sistema sanitario. Foto: Archivo

La punta del iceberg muestra que las mutualistas de Montevideo pierden más dinero que las del interior, que a las instituciones grandes les va peor que a las chicas y que las que concentran más veteranos asumen más riesgos. También deja ver que en diez años de la reforma sanitaria se pasó a cubrir a 2,5 millones de usuarios en el Fonasa, cuando en 2007 apenas se alcanzaban los 780 mil.

Permite observar, además, que se está mejor en el porcentaje de cesáreas, en los controles a embarazadas y en los tiempos de espera de ginecólogos y médicos generales.

Pero hay una parte del iceberg, ese que está bajo agua aunque la información sea pública, que muestra un sistema en el que hay prestadores de salud que gestionan como quieren, sin el más mínimo control, que existen mutualistas que expiden el doble de recetas por consulta que otras y que la calidad asistencial parece muchas veces relegada al último orejón del tarro.

"Medir la calidad de un sistema de salud por los pocos indicadores que publica en forma ordenada el Estado uruguayo parece muy precario, no coincide con una prestación del siglo XXI", criticó Bruno Gili, director de CPA Innovation. De hecho "existen aspectos fundamentales que actualmente no son relevados: en lo concerniente al accionar del personal de la salud no se cuenta con indicadores fidedignos de errores médicos, de administración de medicación o de calidad de prescripción".

Según Gustavo Mieres, quien integra el Observatorio del Sistema de Salud de Uruguay, "es muy ambicioso pedir esos datos cuando estamos en un nivel de evaluación de calidad prácticamente nulo". En todo caso, este médico sugiere comenzar con "un pequeño sistema de acreditación de servicios".

El Ministerio de Salud Pública justifica que algunos de estos cambios son difíciles de ejecutar "por falta de información". Sin embargo, el equipo que dirige Gili, en CPA, creó un Monitor de Salud que evidencia que lo que no hay "es la capacidad de análisis y toma de decisiones".

Hay mutualistas en las que, por consulta, se recetan el doble de medicamentos que en otras —incluso ponderando si se trata de una población envejecida o en riesgo. Un paciente de uno de los prestadores con más afiliados salió el año pasado con un promedio de 1,2 prescripciones de fármacos; pero un usuario de otra de las instituciones con mayor cantidad de socios se retiró de la consulta con 2,6 recetas.

Algo similar ocurre con los días de cama de CTI que ocupan los afiliados. La institución que más días ocupó, tuvo un promedio 5,5 días de cama cada 1.000 afiliados. Sin embargo, la que menos ocupó baja ese promedio cinco veces. "Este tipo de datos abren hipótesis: ¿acaso los pacientes se quedaron internados más de la cuenta? ¿Los médicos demoran en dar el alta? ¿Se hace un buen uso de una prestación cara?"

Así las cosas, las mutualistas vienen incrementando su gasto, pero "no se corresponde, en principio, con mayores niveles de prestación por usuario", explicó Gili. El año pasado hubo 16 prestadores privados —que atienden a la mitad de los afiliados del Fonasa— que dieron déficit, aun cuando el sector recibe transferencias de Rentas Generales (más del 1% del PIB).

Para Martín Vallcorba, integrante de la Asesoría Macroeconómica del Ministerio de Economía, "hay razones históricas, previas a la reforma", que explican algunas de estas pérdidas. Y más allá de endeudamientos previos, también "hay prestadores que sufrieron el impacto de los tiempos en la incorporación de usuarios del Fonasa".

Recién al término de este 2017, tras la incorporación de los jubilados al sistema, los responsables de la reforma de la salud proyectan que se estabilizará lo que el Estado le transfiere al sector de la salud.

Este juego de transferencias y de aportes de trabajadores y empresarios para el Fonasa simula "un sistema de PPP encubierto y mal diseñado", dijo Gili. El Estado "hace una licitación, le dice a una institución privada que brinde un servicio, para una población determinada y si está disponible le paga, el riesgo se reparte entre las partes y listo".

Según Gili: "La reforma de la salud consiguió universalizar el acceso y procuró brindar un nivel de prestaciones homogéneo para todos los afiliados". Aun así, "es necesario implementar medidas que apunten a mejorar la sostenibilidad financiera y de fiscalización". Sugiere que haya mayores incentivos para aquellos prestadores que busquen complementar prestaciones y mejorar la calidad del servicio.

Tango Gili como Mieres sugieren que el organismo regulador tenga mayor potestad y autonomía. Para el director de CPA Innovation, lo ideal sería crear "una especie de Banco Central, pero para la salud". Para Mieres, alcanza con una nueva normativa que le dé mayor independencia a la Junasa.

Sea cual sea la mirada, los actores consultados insisten en que es necesario "avanzar en una reforma orientada a la calidad". Y para ello hay que fijar los criterios a evaluar y a analizar.

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