MÁS EXPLOSIONES, SIN DETENIDOS

En la mitad llegaron a robar dinero. La Policía no logra dar con los ladrones.

Villa Colón fue el nuevo barrio elegido por los delincuentes para atentar contra el vigésimo cajero en seis meses en Uruguay. Utilizando un modus operandi similar a los anteriores 19 casos, actuaron de madrugada. Y lograron escapar con el dinero.

Tres o cuatro hombres llegaron al lugar en un auto Nissan Sentra B13 color gris, con vidrios polarizados y matrícula parcial letras SAB sin numeración. El cajero, perteneciente al Banco República, no tenía el entintado de billetes para manchar el efectivo cuando ocurre una explosión violenta.

Cuando emprendían la fuga con el botín, llegó un patrullero y uno de los agentes les dio la orden de alto. Lejos de acatar el pedido, los delincuentes corrieron y uno de los policías realizó dos disparos intentando que se detuvieran.

Allí comenzó una persecución por varias cuadras, con nuevos disparos de los policías hacia el auto de los delincuentes, quienes accionaron un extintor para impedirle la visión a los agentes. A pocas cuadras del lugar, los desconocidos arrojaron varios objetos, entre ellos el extintor, un destornillador y una capucha. En el trayecto, además, fueron halladas grapas tipo "miguelito".

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El asalto a este cajero es el tercero en cuatro días y el vigésimo en seis meses. El atentado anterior ocurrió el 14 de abril en el supermercado Disco, ubicado en 20 de Septiembre y Palmar. Antes de esta nueva ola de ataques, habían pasado casi dos meses sin que se registraran episodios de este tipo.

Según un relevamiento hecho por El País, en el 50% de los hechos, los asaltantes lograron explotar las máquinas y llevarse billetes en pesos y en dólares. En el resto de los casos, no lograron hacerse del dinero.

Los que están ubicados dentro de supermercados han sido objetivos principales de los ladrones. El primero fue en el Disco de Chucarro y Pagola (Pocitos) donde además de robarse más de 2 millones de pesos, destrozaron un puesto de diarios y revistas que, según supo El País, aún no fue arreglado.

Cuatro de estos ataques ocurrieron en el interior: El Pinar, Parque del Plata, Canelones y Punta del Este. En el principal balneario, el 2 de febrero atacaron uno en la parada 8 de la Avenida Roosevelt: los delincuentes arribaron en dos vehículos u2014uno blanco y otro grisu2014 y destrozaron una máquina ubicada en una esquina poco iluminada. Según trascendió, sustrajeron millones de pesos y varios miles de dólares.

Todos estos ataques con garrafas de 13 kilos pueden impactar en alrededor de cuatro a cinco metros a la redonda, informaron fuentes militares a El País. Desde esta fuerza creen que la maniobra puede demorar entre cuatro a cinco minutos. En el primer ataque, un guardia privado resultó herido tras el impacto con los vidrios y otros materiales que causaron la explosión. La emergencia médica lo atendió y le dio de alta en el lugar de los hechos.

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En varios ataques, los ladrones no pudieron salirse con la suya. En uno de los primeros que intentaron robar, el 6 de noviembre del año pasado, colocaron una garrafa, a la que le dispararon siete veces. No se llevaron nada y el cajero siguió funcionando.

La Policía detectó comportamientos sospechosos en la vía pública que motivó a dar la voz de alto a los delincuentes. Así fue el pasado 18 de enero, sobre las 2 de la madrugada, cuando efectivos que patrullaban Rivera y Legrand vieron que había una camioneta que se movía de manera extraña. Le dieron la voz de alto, pero la camioneta logró fugar. La encontraron en Michigan y Orinoco, ya sin sus ocupantes, con los implementos necesarios para robar un cajero.

Dos horas más tarde, en esa misma noche, la Policía detuvo a dos hombres que pretendían robar un cajero en Avenida Italia y Las Heras. Lo intentaban con una linga.

No obstante, la Policía no ha logrado detener a la mayoría de los delincuentes que han participado en los atentados. A mediados de febrero, fueron enviados a la cárcel seis chilenos por el robo a un supermercado, cuando todas las investigaciones apuntaban a su presunta participación en estos robos.

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La ola de ataques de las denominadas "bandas del gas" despertó la preocupación del Gobierno nacional y hasta de la Embajada de Estados Unidos. Desde esa sede diplomática alertaron a los turistas norteamericanos para que tengan "cautela" al viajar a Uruguay y observar "a las personas y vehículos que los rodean".

El Banco de Seguros del Estado obligó a los operadores de estas máquinas que incluyan un tope de carga de billetes, sobre todo en aquellos que están ubicados en zonas "vulnerables".

Las mismas instituciones bancarias decidieron que en algunos casos sacarían el dinero en la noche y lo repondrían por la mañana. Incluso que sumarían a un guardia privado. También analizan la relocalización de algunos cajeros y el cierre de otros.

A mediados de enero, el ministro interino del Interior, Jorge Vázquez, firmó un decreto en el que se exhortaba a los bancos (que deberían hacerse cargo del costo) a instalar un sistema de seguridad en sus cajeros que "entinta" (y por tanto "inhabilita") los billetes una vez que ocurre una detonación.

Esta medida comenzó a implementarse a principios de febrero, según informó el presidente del Banco Central, Mario Bergara.