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"El personal que multa no está capacitado"

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Francisco Winterhalter, un uruguayo de 33 años, titulado como Técnico Asistente en Veterinaria, autor del exitoso libro "Perros felices" y paseador de perros, dijo a El País que la obligatoriedad de los bozales que determina el decreto municipal "no es viable desde el punto de vista fisiológico.

No se puede cerrarle la boca a un perro sobre todo durante los días de calor que se avecinan, ya que los perros regulan su temperatura corporal mediante la respiración; con esa medida se está obligando a que la gente saque el perro a dos cuadras y vuelva con él a su casa, porque si anda más puede matarlo por un golpe de calor".

Para Winterhalter, la Intendencia de Montevideo debería tener un personal capacitado para que, durante las inspecciones callejeras pueda "discernir si un perro es potencialmente agresivo como para causar problemas y también si su dueño o quien lo pasea no lo controla correctamente".

Winterhalter piensa que si se lleva al perro con correa y queda claro que está bajo el control del paseador y no representa ningún tipo de riesgo inminente, ya que se lo ve dócil o muy adaptado a su entorno, no sería necesario salir a multar solo porque el perro no lleve puesto el bozal. "Los inspectores tendrían que tener cierto de grado de discriminación para decidir en qué casos amerita una sanción y cuando no", afirmó Winterhalter.

Para el experto es buena la iniciativa comunal en tanto genera conciencia sobre la higiene en la ciudad a fin de evitar incluso enfermedades, pero no es posible aplicar "vista gruesa a situaciones que generan polémica y no son justas".

El entrevistado agrega que "desde el gobierno justamente hay que dar el ejemplo de lo que es la culturización del tema. Que el perro, por pesar más de 25 kilos, obligatoriamente deba llevar bozal, no refleja conocimiento sobre el tema".

Si el objetivo de la norma es prevenir los accidentes en la vía pública que involucran a perros, Winterhalter sostiene que nunca se enteró de ataques de perros en los barrios en donde comenzó a inspeccionarse, como el Centro, Cordón, Pocitos o Punta Carretas, sino en regiones periféricas.

"Los perros que viven en apartamentos están muy socializados, desde cachorros salen varias veces al día a la calle", concluyó Francisco Winterhalter.

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