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El padrastro de Camila en libertad: "Yo no la maté"

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Ayer por la noche, vecinos de Barros Blancos se manifestaron en Ruta 8. Foto: M. Bonjour
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Ayer declaró por más de seis horas; era el principal sospechoso de la muerte violenta de la niña de 14 años.

Perfil bajo, tímida, de pocas palabras, y casi que sin amigos; ésa era Camila Rodríguez, la adolescente de 14 años que desapareció el domingo pasado y dos días después fue encontrada muerta en un campo cercano a su casa.

La joven vivía junto a su padrastro y dos hermanos más chicos que ella. Fue golpeada reiteradas veces por el hombre, según dijeron los vecinos y admitió el INAU. Los primeros habían hecho denuncias por malos tratos de que eran objeto tanto Camila, como los dos pequeños, según afirman.

"Yo escuché más de una vez los gritos y los golpes, y llamé a la Policía", dijo a El País una vecina de la cuadra donde vivía Camila. Sin embargo, ayer por la noche, la Justicia dejó en libertad al padrastro de la menor que fue hallada sin vida, con signos de asfixia.

"Si uno no reúne los suficientes elementos probatorios dentro de los plazos constitucionales debe de liberar" al detenido, informó la jueza de la ciudad de Pando, María Morales.

La magistrada, quien mantenía en calidad de detenido al padrastro de Camila, decidió que quedara "en libertad sin perjuicio", por no haber encontrado evidencias suficientes que relacionen al hombre con la muerte de la menor.

Morales indicó anoche, a la salida del juzgado, que "faltan pericias forenses y telefónicas". A su vez confirmó que la menor fue asfixiada, y que aún no se puede saber si "fue abusada, porque la pericia forense no es determinante".

En tanto, el padrastro de la menor, al salir del juzgado, gritó a los medios de comunicación que estaban presentes: "¡Yo no la maté ni la violé!, eso que quede claro; se va a hacer Justicia, pero se va a hacer Justicia de verdad".

El hombre había entrado a declarar a las 13:30 horas, esposado y custodiado por la policía. También, una cuadrilla del Grupo de Respuesta Táctica aguardó afuera del juzgado.

Represalias.

Ayer durante el día, El País recorrió el barrio donde vivía Camila. La casa donde residía la menor, en Ibirapitá y Democracia, está destrozada, pues algunos vecinos indignados por la situación, y adelantándose a los hechos, presumieron que el padrastro de la adolescente había sido responsable de la muerte.

Campo: lugar donde fue encontrada sin vida Camila. Foto: Diego Píriz
Campo: lugar donde fue encontrada sin vida Camila. Foto: Diego Píriz

El jueves de noche, mientras el hombre se encontraba detenido e incomunicado, un grupo de personas entró a su casa y la dio vuelta. Muebles en el piso, vajilla rota, y la puerta de entrada fuera de su lugar. Ese es el panorama.

"El barrio está muy revuelto, esa es la verdad, nunca pensamos que esto podía llegar a pasar, este es un lugar muy tranquilo", afirmó Olga Clavijo, la vecina que reside frente a la casa de Camila. Según la mujer, ella misma era quien le daba dinero a Camila para comprar alimentos. "Venía y me pedía plata para comprar comida, yo siempre le daba, era muy calladita y tímida", señaló Olga.

El camino.

Camila Rodríguez salió de su casa el pasado domingo minutos antes de las 10 de la mañana. Fue al almacén "de Quique", que queda a unas cinco cuadras aproximadamente. Cortó camino por un campo que tiene un pasaje y un puente angosto sobre una cañada. Llegó al comercio, aguardó su turno y le pidió a la almacenera sobres de té y se regresó por el mismo lugar.

Nunca más fue vista hasta el martes, cuando apareció muerta al costado de la cañada, a unos pocos metros del camino angosto, donde la encontraron dos vecinos.

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Ayer por la noche, vecinos de Barros Blancos se manifestaron en Ruta 8. Foto: M. Bonjour

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