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En 20 años "no mejoraron" pruebas en sexto de escuela

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Problemas de fondos hacen que los resultados educativos no logren despegar. Foto: F. Ponzetto
Escolares - Escuela 17 Brasil, ubicada en Av. Brasil 2963, centros de enseñanza publica en Montevideo, ND 20161110, foto Fernando Ponzetto
Archivo El Pais

La desigualdad en los desempeños tampoco varió significativamente.

Confirmado: el problema de la educación en Uruguay es estructural. Al menos eso da a entender el experto canadiense, Richard Wolfe, a quien se le encomendó un análisis de los resultados de las pruebas escolares en las últimas dos décadas. Su conclusión, que forma parte del último informe sobre el estado de la educación, es que desde la comentada reforma de Germán Rama, a mediados de la década de 1990, hasta la fecha "no han mejorado" los resultados de las pruebas nacionales de los alumnos de sexto de primaria.

Wolfe contempló algunas diferencias metodológicas de las distintas pruebas que se aplicaron durante la segunda presidencia de Julio María Sanguinetti, la gestión de Jorge Batlle y los tres gobiernos del Frente Amplio. Los resultados de la serie histórica permiten señalar que hasta 2009 no hubo modificaciones significativas en lectura, en matemáticas hubo una mejora en 2002, pero luego cayó, y en amabas disciplinas las evaluaciones son "notoriamente inferiores" hacia 2013. En el caso de ciencias, que solo se relevó en los últimos ocho años, "no ha habido mejora de los resultados".

Aun cuando en los últimos años hubo un incremento en los ingresos de los hogares, cayó la pobreza, bajaron los costos de los materiales didácticos, creció el salario docente y disminuyó la cantidad de alumnos por clase, los resultados no han variado, y cuando lo hicieron, fue para desmejorar. Eso hace pensar, según las fuentes consultadas, que el problema es de fondo y de que no hay una idea cabal sobre qué se quiere enseñar y de qué modo.

Más allá del resultado de las pruebas, "desde el retorno de la democracia no se han podido resolver tres problemas centrales: la calidad deficitaria de aprendizaje, la inequidad intolerable (la brecha sociocultural) y la excelencia marginal (muy pocos se destacan)", explicó Renato Opertti, integrante de la iniciativa Eduy21.

En este sentido, otra muestra de que existe un problema de estructura es que "la desigualdad en los desempeños en la educación primaria no han variado significativamente en los últimos 20 años", señala el informe de Wolfe.

Si bien los resultados varían según el contexto socioeconómico del centro educativo, la diferencia entre los puntajes promedio en las escuelas más pobres y las más ricas se mantienen en unos 75 puntos. Es decir: los sectores más vulnerables no mejoraron, pero tampoco lo hicieron los más favorecidos.

Ni siquiera los colegios privados perfeccionaron los resultados. Estos centros educativos tuvieron un repunte entre 2005 y 2009 —acorde al auge de la matrícula— y en 2013 retomaron los valores de 1996.

El consejero de Primaria, Héctor Florit, reconoció que "los conocimientos al egreso de la escuela no son los deseados". Según el jerarca, en la década de 1960 solo terminaban la escuela dos de cada tres niños. "Ahora se logró la universalización, pero se perdió en calidad".

Los últimos resultados (prueba Terce) indican que seis de cada diez alumnos de sexto de escuela se encuentran en los niveles inferiores de desempeño en todas las áreas evaluadas. Esto coloca a Uruguay en el cuarto mejor lugar de la región, superado por Chile, México y Costa Rica, pero muestra una "estabilidad en lectura y matemáticas (que no logra repuntar pese a la mejora de otros indicadores), y un retroceso en ciencias".

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Repetición.

En cualquiera de las disciplinas, y en todos los años considerados por el estudio de Wolfe, "los repetidores han obtenido puntajes significativamente inferiores que quienes no han repetido".

De hecho, cuando se considera al 25% de repetidores con mayores logros, su puntaje es similar al promedio de los no repetidores, lo que da cuenta del considerable desfase.

En los contextos más pobres, hay menos diferencias de resultados entre quienes repiten y quienes no lo hacen. Eso puede explicar, dijo Wolfe, que "la repetición en los contextos más bajos se asocia no solamente con la capacidad medida por la prueba, sino también con otras condiciones".

En los centros educativos que están en el nivel socioeconómico más desfavorecido, la tasa de repetición es más alta. Eso genera, según Wolfe, que los estudiantes no repetidores tengan una "doble desventaja: su propia condición socioeconómica y su grupo de pares".

Según Carmen Tornaría, quien integró el Codicen en la primera década evaluada por Wolfe, "se han perdido 20 años en el sistema educativo, para ahora volver a retomar algunas políticas innovadoras que se habían cortado en 2005". La exconsejera —que se identifica como votante frenteamplista y fue clave en el impulso de la reforma de Rama más allá de las críticas de los sindicatos—, dijo que al término de su gestión "hubo claros indicios de mejora en Primaria, con disminución de la repetición".

En un intento de mirar el medio vaso lleno, Florit señaló que "en 20 años se han institucionalizado las pruebas en Primaria y han servido para tomar medidas". Según explicó, estas evaluaciones no juzgan desempeños individuales, sino que al ser estadísticamente representativas permiten una mirada global; no son determinantes para aprobar o reprobar un curso, y sirven como base para establecer qué perfil de estudiantes se quiere lograr al término del ciclo escolar.

Primaria estableció perfiles de conocimientos que debe reunir el alumno cuando culmina tercero de escuela y al término de sexto. En base a esos parámetros las autoridades trabajan para cambiar la currícula y adaptar los materiales.

Este 2017 será el turno de otra prueba nacional. Florit espera que el "esfuerzo empiece a dar sus resultados". Y aventuró: "No creo que haya una mejora rotunda, pero sí habrá un progreso".

Buen clima en la clase es básico para aprender.

En las aulas compuestas por alumnos de clase alta o media alta, el clima suele ser mejor que en aquellas compuestas por estudiantes principalmente pobres, indica el informe de estado de la educación 2016-2017. Aun así, el mejor clima en el aula se asocia con mejores desempeños, "independientemente de las condiciones socioeconómicas de los alumnos". Es decir: las relaciones a la interna de una clase son "poderosas" para el aprendizaje. De ahí que la heterogeneidad en el aula suele acompañarse de mejores puntajes.

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Problemas de fondos hacen que los resultados educativos no logren despegar. Foto: F. Ponzetto

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