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El museo de las mil mudanzas

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En 2004 ya se había asignado dinero para obras y traslado de la ex cárcel de Miguelete. Foto: Archivo

El valioso acervo de Historia Natural será custodiado en la ex cárcel de Miguelete.

Al celebrarse 180 años de la creación del Museo de Historia Natural, el más añejo de todos los que existen en Uruguay, el Ministerio de Educación y Cultura informó que comenzarán las obras de restauración y adecuación del brazo oeste del edificio de la ex cárcel de Miguelete, para allí inaugurar la nueva sede de las patrimoniales colecciones de fauna, flora y más y de una biblioteca colosal, única en Sudamérica. El proyecto edilicio comprende la recuperación, por etapas, de todo el predio de la ex cárcel, en donde además continuará abierto el Espacio de Arte Contemporáneo.

El anuncio oficial se realizará el próximo lunes 4 de septiembre a la hora 17:00, en Arenal Grande 1930. Harán uso de la palabra la ministra de Educación y Cultura María Julia Muñoz, el director nacional de Cultura Sergio Mautone y el director del Museo Nacional de Historia Natural, Javier González.

El emprendimiento es más que bienvenido y necesario para poner definitivamente a salvo un acervo riquísimo que fue arrinconado y cerrado al público hace años, por no decir que quedó boyando como una rana boyadora.

Ya en 2004 se había decretado una dotación presupuestal para instalar el Museo de Historia Natural (que por entonces funcionaba junto al de Antropología) en la ex cárcel de Miguelete, cuando por falta de fondos se había ido a pique el plan de hacer en el mismo lugar una ciudad universitaria.

Foto: Archivo
Foto: Archivo

El monto destinado para refacción y otras obras fue de $ 6.110.437 (dinero procedente del Fondo de Solidaridad que a la postre se habría asignado en cambio a mejoras en el viejo Centro de Diseño Industrial, que pertenecía desde 1988 al Ministerio de Educación y pasó a la órbita de la Universidad de la República hacia 2010).

Desde que abrió sus puertas, el Museo de Historia Natural soportó más de una mudanza, sea de local o administrativa. Aquí basta recordar lo acontecido en este siglo XXI.

Antes de radicarse en 25 de Mayo 582, actual sede arrendada, se había trasladado de una de las dos alas del Solís al ex local de Barreiro y Ramos, ubicado muy cerca, en la Ciudad Vieja, pero inadecuado a tal punto que obligó a desmembrar las colecciones, que fueron a parar a varios depósitos.

Como recuerdan colaboradores del museo, aquella realidad generó una reacción adversa de la comunidad científica nacional e internacional, pero sin embargo pasaron los años y poco fue mejorado para fortalecer una institución destinada a ejercer un rol importante en los temas vinculados con la investigación, la educación y la conservación de la diversidad biológica del país.

La salida del Teatro Solís en el año 2000 ocurrió durante uno de los gobiernos departamentales de Mariano Arana, cuando la actual ministra de Educación y Cultura se desempeñaba como secretaria general de la Intendencia de Montevideo. Desde entonces y después de la última mudanza del museo hubo más de una manifestación de deseos en relación a planes de construcción de una nueva sede.

Sueños.

Primero se habló de un traslado inminente al Mercado Central Municipal (atrás del Teatro Solís, en donde estaba Mundo Afro), pero allí ganó terreno otra propuesta, para construir la sede del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF, en referencia a la ex Corporación Andina de Fomento), que contará con un complejo cultural y gastronómico.

La otra mudanza prevista fue para el edificio del reloj del Museo del Tiempo, proyecto impulsado desde el Ministerio de Educación de Ricardo Ehrlich, en el período presidencial de José Mujica.

Pero ese proyecto se redujo para adecuarse a otro con aval del Ministerio de Transporte y Obras Públicas y la IMM, es decir el de la nueva terminal portuaria de Buquebus en la rambla, junto al Dique Mauá.

Refiriéndose al proyecto original del Museo del Tiempo, que englobaría al de Historia Natural, María Julia Muñoz, que ya había asumido el cargo de Ministra de Educación, dijo en 2015 de modo categórico que no formaba parte de las urgencias del gobierno de Tabaré Vázquez: "Se va a hacer si se consigue financiamiento, no se va a hacer con presupuesto y tampoco hay apuro. No está entre las prioridades para nada", señaló la secretaria de Estado.

Para los especialistas en las diversas disciplinas que componen el Museo de Historia Natural, la ubicación muy cerca del mar no hubiera sido la más conveniente, atendiendo a la conservación de muchas de las piezas custodiadas, pero de todos modos se veía aquella mudanza con buenos ojos, ya que se dispondría de un lugar propio al cual llegarían 300 mil personas al año.

Con similar ánimo positivo ahora es recibida la mudanza prevista hacia la ex cárcel de Miguelete, inmueble propiedad del Ministerio de Educación. Ese traslado del único museo de carácter nacional que nunca tuvo casa propia permitirá un ahorro al Estado que acaso sea volcado a la investigación, porque por el local todavía ocupado en la Ciudad Vieja, que solo sirve para depósito y no permite la exhibición al público, se ha pagado, en unos 10 años —por concepto de alquiler— una cifra cercana a US$ 400.000.

De todas las áreas del museo, hoy solo cuatro tienen encargado (botánica, mamíferos, paleontologia y herpetología). Carecen de encargados las de aves, peces, insectos, moluscos, invertebrados y geología.

En depósito.

Siete años después de jurada la primera Constitución se inició la museología en el Uruguay. Famosos y vecinos anónimos comenzaron por entonces a sumar aportes que fueron enriqueciendo colecciones de objetos históricos, artísticos, paleontológicos, botánicos, y antropológicos. Pero de ser un día un lugar abierto al público, con extensión educativa y exhibiciones, el Museo de Historia Natural pasó hace casi dos décadas a convertirse en un depósito de riquezas amontonadas en cajas de galletitas o de madera y estanterías metálicas.

EN EL TIEMPO.

El museo antes de llegar al Teatro Solís.

La primera sede del Museo de Historia Natural estaba en la llamada Casa del Gobernador, donde hoy se encuentra la Plaza Zabala.

El 4 de septiembre de 1837, un decreto del Ministerio de Gobierno había creado la comisión encomendada de organizar la Biblioteca y el Museo que abrió sus puertas al público el 18 de julio de 1838.

En 1867 se daría la primera mudanza, el traslado se hizo hacia el primer piso de un edificio de la calle Sarandí 472, compartido con la Biblioteca Nacional y el Archivo General. En 1868 la Biblioteca y el Museo pasarán a depender de la Junta Económico Administrativa de Montevideo, "para sustraerlos al abandono en que se les tenía por parte del Gobierno por falta de recursos".

En aquel año se crea además el cargo de director científico, para que se ocupe del museo. Pero en 1870 el museo y la biblioteca retornaron a la órbita del gobierno central. Y en 1875 se estableció un Reglamento del Museo Nacional, que no resultó efectivo puesto que en 1888 se nombró una Comisión Reorganizadora.

En 1879 llegó el turno de otra mudanza, al ala oeste del Teatro Solís, en donde se mantuvo 120 años. En 1880, el Museo se independizó de la Biblioteca Nacional.

Una cultura patrimonial de 400 mil ejemplares.

Después de un primer cierre, el Museo de Historia Natural tuvo su primera reinauguración en septiembre de 1891. El 10 de diciembre de 1911 las secciones del museo se hacen independientes y nacen los museos de Historia Natural propiamente dicho, de Bellas Artes, y el Histórico Nacional.

Más allá de las sucesivas mudanzas de locales y organización o dependencia administrativa, en el Museo de Historia Natural se continuó investigando, conservando e incrementando el acervo durante años.

Pero hace tiempo que no se cumple con el mandato de exhibir al público sus colecciones científicas, que reúnen más de 400.000 ejemplares, sumando las áreas de botánica, paleontología y zoología, esta última compuesta por mamíferos, reptiles, peces, aves, anfibios y moluscos.

Solo entre los ejemplares tipo o de referencia a nivel internacional, es decir únicos en el mundo, en la casona de la calle 25 de Mayo 582, se custodia actualmente a cerca de mil ejemplares.

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Museo de Historia Natural. Foto: Archivo El País

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