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El Montevideo hostil: púas y rejas contra los transeúntes

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La foto muestra una propiedad en el Centro. El dueño que cansó que se sienten en su escalón.

Desde hace años las rejas, los muros y las púas proliferan como hongos y de una forma totalmente anárquica en Montevideo, cubriendo ventanas, puertas, muros, umbrales y recónditas aberturas. Afean las calles, pero son entendibles si se toma en cuenta que el ciudadano, muchas veces ante la impotencia, se defiende como puede frente al avance del delito.

Pero no todas estas barreras son contra los delincuentes. Pensemos en otras escenas: las de los indigentes que duermen en los aleros de las casas, en los bancos de plazas y bajo los puentes. O en las de los que se sientan en el muro de una casa a esperar un ómnibus, en el escalón de una puerta a tomar una cerveza o a conversar, o en un murito a fumar un cigarrillo en una "escapada" laboral.

Muchos se empapan y se acuerdan de la familia de las autoridades municipales cuando llueve y están esperando un ómnibus en una parada. Más allá de los discutibles diseños de los refugios peatonales, estos siguen la tendencia mundial: son bien abiertos para que los indigentes no los adopten como propios en las noches.

Hay otras estrategias para impedir la usurpación de los espacios públicos, por ejemplo contra los grafitis que acaban colonizando la ciudad. Antes de llegar a tocar la cruz del Papa de bulevar Artigas y avenida Italia, es necesario subir un pedestal de piedras, pasar una reja y sortear una base inclinada de granito negro, todo lo cual evita que sea grafiteada.

Estas acciones disuasorias han llevado a que en el mundo se hable de una "arquitectura hostil" que —no así en Uruguay— cada vez apela más al trabajo de los creativos. Hay diseños en otras ciudades que bajo una apariencia inocente son en realidad una perversión del mobiliario urbano: asientos cilíndricos o muy angostos que no permiten acostarse; bancos de plaza cortos o con pasamanos en el medio. Entre los más agresivos que se han documentado y pueden verse en Internet —porque muchas veces han sido retirados por protestas sociales— se encuentran los "pinchos" o "pirámides" debajo de los puentes, que impiden el descanso de los sin techo.

Otra solución improvisada ante un problema urbano.
Otra solución improvisada ante un problema urbano.

Indigentes.

Hace muchos años, la Parroquia de Punta Carretas —ubicada junto al shopping— debió enfrentarse a la disyuntiva de qué hacer con los indigentes que cada noche se guarecían bajo su puerta de ingreso. A un alto costo económico y a expensas de perder la simpatía de algunos vecinos, terminó por colocar un largo vallado perimetral.

A nivel mundial los ejemplos abundan. El año pasado, unos pinchos situados frente a un supermercado en una calle comercial de Londres, para prevenir que durmiera gente sin hogar, generaron una polémica planetaria. Las fotos de púas metalizadas en el suelo, se viralizaron en las redes sociales. Finalmente, fueron retiradas; al igual que las "pirámides" de cemento que florecieron de la noche a la mañana, bajo los viaductos de distintas localidades chinas (ver imagen inferior).

Prevención ante el delito.

En julio de 2013, la edila colorada por Montevideo Viviana Pesce planteó una pregunta que ya tiene respuestas en otros países: ¿es posible ayudar a prevenir el delito mediante la planificación urbana?

Pesce propuso pensar en una planificación que ayude a combatir la delincuencia, en momentos en que la Junta Departamental discutía las nuevas "Directrices Departamentales de Ordenamiento Territorial", elaboradas por la Intendencia previendo el desarrollo de la ciudad de los próximos años.

La primera propuesta es el control natural de los accesos, una estrategia de diseño que apunta a reducir la "oportunidad" delictiva. Los objetivos del control de los accesos son proveer "ojos en la calle". Por ejemplo, conectar accesos directos normales con áreas públicas observables y prevenir la colocación de otros accesos en las áreas públicas no observadas.

También advirtió que la alta visibilidad de un lugar aumenta la posibilidad del control social sobre este y, por ende, disminuye la posibilidad de que ocurran los delitos. En este sentido, destacó el papel preponderante de la iluminación, así como del mantenimiento del arbolado y la erradicación de baldíos.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
La foto muestra una propiedad en el Centro. El dueño que cansó que se sienten en su escalón.

Defensas para evitar el uso y vandalismo de espacios públicos y privadosANDRÉS LÓPEZ REILLY

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