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Miles celebran en sinagogas y hogares el Año Nuevo judío

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Fiesta singular: una mesa en donde no faltó lo dulce ni el humor. Foto: M, Bonjour

EMPEZÓ EL AÑO 5778 SEGÚN EL CALENDARIO HEBREO

Los festejos comenzaron anoche y se extenderán hasta la tarde del viernes.

Fiesta singular: una mesa en donde no faltó lo dulce ni el humor. Foto: M, Bonjour
Fiesta singular: una mesa en donde no faltó lo dulce ni el humor. Foto: M, Bonjour

Con la salida de la primera estrella comenzó ayer al atardecer y continuará hasta la tarde de mañana viernes la celebración del Año Nuevo judío —el Rosh Hashaná—, fecha que evoca la creación de Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer, y que motiva las plegarias por la felicidad de todo el género humano y por la paz universal.

Shaná tová umetuká (fructífero y dulce año nuevo) es el saludo clásico que se pronuncia en estas fechas no laborables, cuando miles de uruguayos se suman al festejo por el comienzo del año 5778 del calendario hebreo, reuniéndose en sinagogas para compartir rezos.

En comunidad, en las mañanas de hoy y del viernes se escuchará el toque del shofar durante las plegarias.

El sonido de este instrumento simple y primitivo, hecho con el cuerno de un carnero, es similar al de un llanto y simboliza un llamado o despertador "de nuestro mejor ser y nuestro mejor hacer", dice el rabino de la Nueva Congregación Israelita, Daniel Dolinsky.

Pasado el momento del balance del alma aparece un tiempo de inflexión para enseguida pasar a la acción y poner en práctica las ideas.

La palabra shofar proviene del vocablo hebreo leshaper que significa "mejorar". Y el shofarot o sonido del shofar opera entonces como un llamado a liberarse del sometimiento al pasado, un llamado del alma que da esperanzas para renacer o refundarse.

Cercanías.

"El hecho de reunirnos en comunidad también tiene que ver con un despertar del sentimiento de saber que cada uno tiene un destino ligado al destino del otro, estamos llamados a ser una mancomunión, y por eso se trata de una festividad que nos recuerda el acercamiento que debemos tener con el prójimo", afirma el rabino.

Para profundizar ese encuentro con el otro, como se ha reiterado en los últimos años, otra vez se convoca a desconectarse de los teléfonos.

La particularidad del calendario hebreo es que es el único conocido que combina el lunar y el solar; para los días (que comienzan al atardecer) y para los meses es un calendario lunar, pero ajusta los años al calendario solar para que las fiestas de primavera sean en primavera y las de verano en verano.

Del templo al plato.

La otra vertiente de la celebración de estos días, junto a la comunitaria, es la hogareña, la familiar, alrededor de una mesa que en su centro siempre tiene manzanas para mojar en miel y así desear entre todos un año fructífero y dulce.

Para multiplicar esa aspiración no falta la copa del vino dulce ni la jalá, un pan redondo, con miel, pasas o chocolate, que recuerda lo circular de la vida, lo cíclico e infinito.

No todas las familias lo hacen, pero otra costumbre al poner la mesa en estas fiestas es colocar una fuente con una cabeza de pescado.

"Eso nos recuerda el concepto de ser cabeza y no cola, la idea de ir siempre al frente; algunos dicen que el fundamento principal es que los niños sientan curiosidad y pregunten para que nosotros les expliquemos esa necesidad de ir al frente y ser fieles con nuestras convicciones, ideas o proyectos de construcción", explica Dolinsky.

Según estimaciones, en la década de 1960 fue cuando hubo más judíos en Uruguay, unos 50.000.

En la actualidad hay 15.000, de los cuales más de 10.000 participan de alguna manera tanto en el Año Nuevo como en el Día del Perdón o Yom Kipur. "En este tiempo hay un mayor compromiso, un retorno a algún espacio sinagogal", sostiene el rabino Dolinsky.

Un menú irreverente le puso humor a una cena redonda.

En el menú de algunas familias que dieron anoche la bienvenida al Nuevo Año judío hubo platos que condimentaron con humor los festejos. David Raij contó a El País que en una reunión que convocó en Punta Gorda a una veintena de personas, se apostó a innovaciones como poner un mango sobre la mesa, "para que no falten los mangos en el año que entra". El pollo se preparó con salsa de quinotos, "para que durante el año no nos rompan los ...", y también con sésamo "para que se nos abran todas las puertas". No faltaron como ya es tradición bien uruguaya los platos con dátiles, "para recibir muchos deditos para arriba", ni la ensalada de quinoa y pasas de uva "para pasarla bien". De postre, el strudel de manzana con helado permitió brindar por un año cool, una costumbre originaria de Norteamérica. Y para que el año sea blando por dentro, nada mejor que un pan de calabaza.

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