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Martínez, el ingeniero que esperó y tuvo su revancha

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El socialista Daniel Martínez será el quinto frenteamplista en ocupar el sillón del intendente de Montevideo desde 1990. Anoche el Frente Amplio ratificó su hegemonía en la capital nacional obteniendo al menos el 50% de los votos, y entre los candidatos de la coalición de izquierda Martínez se impuso a la emepepista Lucía Topolansky: 32% a 17%, respectivamente, según la proyección de la consultora Cifra que divulgó en canal 12.

Así, Martínez seguirá los pasos de Tabaré Vázquez (1990-95), Mariano Arana (1995-2005), Ricardo Ehrlich (2005-2010) y Ana Olivera (2010-2015). Llegar no le fue fácil.

Este ingeniero industrial de 58 años de edad, tres hijas y siete nietos, a los que sus amigos lo definen como "un luchador", se levantó después de sufrir una derrota en 2010, cuando la Convención Departamental de Montevideo del Frente Amplio le quitó el aliento al votar como candidata única de la coalición de izquierda a la comunista Ana Olivera.

Pensó "en tirar todo al diablo". Dejar la actividad política que inició en 1973, cuando se afilió al Partido Socialista en el inicio de la dictadura, y dedicarse de lleno a su gran pasión: la ingeniera. La elección de Olivera como candidata fue un trago amargo para él y todavía recuerda que hasta dos semanas después de esa Convención no podía ni caminar por las calles de Montevideo.

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En cada comentario, sentía que le metían "el dedo en la llaga". Por un tiempo se mantuvo distante de todos y solo le pidió consejo a su esposa, Laura Motta, con la que se casó a los 19 años. Después de meditar un poco optó por seguir adelante. "La voy a luchar, de esta salgo peleando", pensó en ese momento, según contó a El País.

No cree que la vida le dio otra oportunidad, sino que él "ayudó" a que se concretara su sueño de ser intendente, porque desde hace cinco años recorre barrios en Montevideo con el objetivo de poder alcanzar el sillón municipal. "No sé si fue una revancha, yo trabajé para esto", señaló.

"Es una persona muy emprendedora y positiva en todo lo que hace. Cuando le pasó lo de la Convención del Frente Amplio, acomodó el cuerpo y siguió", contó a El País Luis Franzini, su amigo desde hace 30 años. "No es agresivo, no le interesa la confrontación de la política mal entendida", aseguró Franzini.

En su vida familiar, Martínez siempre concibió la convivencia en pareja como un trabajo de dos. Cuando recién se casó y todavía no estaba recibido daba clases de matemáticas y en su tiempo libre ayudaba con las tareas domésticas y a cuidar a sus hijas. Su especialidad culinaria son las croquetas de arroz con mucha manteca, queso y nuez moscada. "Tiene imaginación para cocinar con lo que encuentre" en la heladera, contó su esposa a El País.

En el trabajo se caracteriza por ser hiperactivo y aunque casi toda su carrera laboral estuvo vinculada a Ancap, también fue boletero y acomodador de cine.

Con 24 años se recibió de ingeniero y por medio de Bienestar Universitario fue convocado para hacer una prueba de ingreso a Ancap. Quedó entre los tres primeros y comenzó a trabajar en la Planta de La Teja (donde fue funcionario desde 1979 a 1992). Al año de empezar y en plena dictadura, organizó el sindicato de Ancap. Más tarde, integró el secretariado del Pit-Cnt.

En esa época era todavía un socialista "romántico", hasta que la lucha por el poder y el "serrucho de pata" —que veía en el Frente Amplio y en el Pit-Cnt— lo hicieron tomar la decisión de dedicarse a la ingeniería y ser un militante de base más.

Dejó Ancap y se fue a trabajar al ámbito privado. Para él fueron años de bonanza económica, hasta que una llamada del presidente Tabaré Vázquez lo hizo regresar a la función pública. Fue primero presidente de Ancap y luego ministro de Industria durante el primer gobierno de Vázquez (2005-2010). Siempre se sintió más cómodo gestionando que como legislador, porque no le gusta "escuchar hablar media hora a alguien, mientras te trata de hacer calentar". Ahora Martínez renunciará a su banca en el Senado, y en su lugar asumirá la exdiputada socialista y exministra del Interior, Daisy Tourné.

El pedido telefónico que le hizo a Mujica

Cuando la senadora emepepista Lucía Topolansky aceptó postularse como candidata a intendenta de Montevideo, algunos socialistas se preocuparon y otros se desanimaron; pero Daniel Martínez no. Se tenía confianza y en la campaña nunca perdió la fe.

"De pique sabía que peleaba bien" porque así lo indicaba una encuesta que contrató en septiembre de 2014 a Equipos, donde ya había pedido que se midiera a Topolansky. Martínez estaba seguro que ella se iba a presentar como candidata, pese a que en el MPP lo negaban.

Con este panorama a la vista, decidió pedirle una entrevista al expresidente José Mujica, pero como no contestó optó por llamarlo a la chacra de Rincón del Cerro.

"No te preocupes, mirá que no puedo convencer a Lucía que se presente", señaló Mujica. "Pepe, que se presente, no tengo ningún problema si yo defendí las múltiples candidaturas, ahora no voy a decir quién sí y quién no. Lo único que te pido es que nunca olvides que vos no sos nada. Tabaré (Vázquez) no es nada, Danilo (Astori) no es nada, Lucía no es nada, si no estamos todos unidos en el Frente Amplio. Lo que tiene que haber es fraternidad, que vaya Lucía no tengo ningún problema. No te olvides de la fraternidad, un abrazo viejo", le dijo y cortó.

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