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A dos años y medio de las elecciones primarias que definirán al candidato o candidata con que el Frente Amplio comparecerá a las elecciones nacionales del último domingo de octubre de 2019 todo indica que para esa carrera ya hay más gente en las gateras que pingos anotados para el Ramírez.

Pasemos lista. El expresidente y senador itinerante José Mujica jura que no participará de la competencia. Dice que tiene 81 años, que la salud no le ayuda, que en mayo cumplirá 82 y que para las internas de 2019 tendrá 84. Y que mientras en el mundo lo veneran, acá lo cuestionan. La realidad es que ni en su entorno más próximo le terminan de creer su renunciamiento. Y no son pocos los que piensan que, si se decide a ir, vuelve a ser candidato. Otros confían en que quien evite el regreso de Mujica sea Danilo Astori. Que ya perdió internas con Vázquez y con Mujica. Y que fue compañero de fórmula de Mujica. Y ministro de Vázquez. Lo cierto es que Astori llegará a las internas de 2019 con 79 años. Cinco menos que Mujica, es cierto. Pero, como el ex presidente, grande.

¿Esa será la puja del Frente Amplio en 2019? ¿Repetirán Mujica y Astori la misma interna de 2009, con diez años más cada uno? ¿Esa es la renovación que va a proponer el partido del cambio y el progresismo?

Hay otros con ganas. El intendente Daniel Martínez, por ejemplo, no las oculta. ¿Pero se puede pretender gobernar un país cuando uno no puede mantener limpias las calles de la ciudad que administra? Martínez cree que sí. Después de todo, Tabaré Vázquez dijo que eliminaría la basura de las calles y, sin hacerlo, terminó poniéndose la banda presidencial dos veces. Y como él, es socialista. ¿Por qué no? ¿Acaso no llegó a vicepresidente del país un hombre que a punto estuvo de hacer quebrar a la empresa petrolera estatal y monopólica del país? Si Sendic pudo llegar a ser el 2, ¿por qué Martínez no podría soñar con ser el 1?

¿Y la ministra Carolina Cosse? Ella quiere. Algunos, además, quieren que si no es Mujica, sea ella. Una mujer que defiende las empresas públicas y a la que, si dejáramos, estatizaría hasta las sudestadas. Que le cae bien a los sectores más de izquierda dentro de la izquierda. ¿La investigadora de la regasificadora? Habrá que ver cómo le va antes de apostarle.

¿Y Raúl Sendic? Uno creería que al hombre ya no le deberían quedar anhelos presidenciales, al menos de corto plazo. Pero ya sabemos que en política no hay muertos. Sólo heridos graves y leves. ¿Cómo saldrá del affaire Ancap en la Justicia? Habrá que esperar.

¿Y el ministro Murro? Algunos dicen que la idea no le disgusta. ¿Y el subsecretario Pablo Ferreri? Si Astori no va, podría ser. ¿Y el intendente de Canelones, Yamandú Orsi? ¿Y la senadora Mónica Xavier? ¿Y la siempre locuaz Constanza Moreira?

Candidatos hay, y de sobra. De todas las edades, perfiles y género. Por ahora, todos los pingos se miran de reojo. Todos creen que cruzarán el disco aunque más no sea con un hocico de distancia. Aunque lo más probable es que, en el año que empieza, más de uno tenga que borrarse. No hay lugar para todos en el largador.

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LA COLUMNA DE PEPE PREGUNTÓN

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