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Del mar al vertedero municipal

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Siete toneladas pesaba el cetáceo que fue encontrado en el Puerto del Buceo. Foto: F. Flores
Retiran la ballena muerta en el Puerto del Buceo, con grua y se la llevan a camino a enterrar, ND 20160826 foto Francisco Flores
Archivo El Pais

Tres horas duró el operativo para sacar a la ballena del agua y trasladarla hasta la fosa.

Una imagen poco habitual era la que se podía observar ayer de mañana en el muelle de la Playa del Buceo. Allí se habían congregado cientos de personas de todas las edades que levantaban sus brazos señalando hacia el agua, al grito de: "¡Ahí está!"; otros observaban con rostros de tristeza y en silencio lo que ocurría frente a sus ojos.

A metros de esa escena, un grupo de buzos con equipos negros de neopreno se tiraban al mar con cinchas, cuerdas y cuatro boyas rojas. El objetivo era sacar del agua a la ballena muerta, de casi 9 metros, que había llegado moribunda a las costas de la capital hacía pocos días. La agonía del animal, un mamífero de la especie yubarta que, según los expertos, "había venido a morir", se transformó en un espectáculo para los montevideanos que tarde a tarde llegaban al muelle con el mate, en bicicleta o caminando para observar al cetáceo.

Muerte anunciada.

En la noche del jueves 25 de agosto, decenas de mensajes en Twitter anunciaban que la ballena había muerto. Finalmente, en la mañana de ayer, funcionarios de la Dinara y del Comité de Emergencia Departamental se hicieron presentes en el lugar y confirmaron la noticia. A partir de entonces pusieron en marcha el operativo para retirarla del agua, lo que duró más de tres horas.

Cuatro buzos, un gomón, unas boyas y una cuerda atada alrededor del animal y sujeta a un barco de Prefectura, hicieron posible el traslado hasta el Puerto del Buceo en poco menos de una hora. Lo primero que hicieron fue colocarle boyas al cetáceo para que durante el traslado no se hundiera. Una vez atado, un barco de Prefectura se encargó de llevarlo frente a las instalaciones del Yatch Club. Pero el proceso no terminó allí. Fue necesario esperar varios minutos antes de que el camión de la IMM que trasladaría al cetáceo a su lugar de entierro —la Usina 5 de Felipe Cardoso— se hiciera presente. Mientras tanto, decenas de curiosos se acercaban a la zona —que había sido previamente bloqueada por funcionarios del Yatch Club— para intenter ver a la famosa ballena.

Siete toneladas pesaba el cetáceo que fue encontrado en  Buceo. Foto: F. Flores
Siete toneladas pesaba el cetáceo que fue encontrado en  Buceo. Foto: F. Flores

Traslado.

Una grúa amarilla y seis funcionarios de Prefectura, con sus manos enfundadas en guantes de látex, lograron colocar al cetáceo de siete toneladas sobre la parte trasera del camión municipal. La operación se desarrolló ante la atenta mirada de personal de la Facultad de Veterinaria, del Comité de Emergencia Departamental y de la Dinara. El proceso llevó aproximadamente una hora.

La salida de la ballena de la zona del Yatch Club fue digna de una celebridad: decenas de personas se abalanzaron hacia el animal intentando captar a través de su celular el singular momento; otros estiraban sus manos para tocar la piel áspera del animal, recubierta por gran cantidad de parásitos, sin tener en cuenta los riesgos.

Días atrás, el docente de la Facultad de Veterinaria Martín Lima había advertido sobre el tema. Explicó que "tocar el animal es riesgoso ya que puede transmitir enfermedades como tuberculosis o brucelosis".

El traslado del cetáceo hasta su fosa en la Usina 5 de Felipe Cardoso, captó la atención de las personas que se encontraban en la rambla, quienes dejaban sus actividades y sacaban sus celulares para retratar la escena; otros simplemente observaban sorprendidos.

Muestras.

Ayer, al caer la noche, la ballena fue enterrada, pero previamente "se le tomaron muestras de los distintos órganos para aproximarse a la causa de muerte", explicó el veterinario Fernando Fumagalli.

"Aparentemente murió por un problema infeccioso debido a que el intestino presentaba algún signo de inflamación; además observamos que no tenía ningún trauma externo y tampoco presentaba ningún problema respiratorio que pudiera haber desencadenado su muerte", indicó Fumagalli, aunque aclaró que puede haber algún factor adicional que a simple vista no pudieron ver, pero que sí podrán hacerlo analizando las muestras que extrajeron.

El veterinario explicó asimismo que la ballena tenía un peso "bastante inferior a lo que debería" —unas siete toneladas—, y que poseía "muy poca cobertura de grasa". A partir de las observaciones, el experto señaló que se trataba de una ballena hembra en edad adulta.

Mientras tanto, en Punta del Este había ayer un festival de ballenas frente a la playa de Pinares, en la zona donde habitualmente se producen los avistamientos (foto derecha).

Se presume que la ballena que llegó al Buceo formaba parte del grupo que hace días disfruta de las aguas del Este.

US$20 mil costó funeral de la ballena de Carrasco.

Los entierros de ballenas que llegan moribundas o sin vida a las costas de Montevideo se han vuelto frecuentes en los últimos años. Las dos anteriores habían aparecido en enero y en octubre de 2014, una en la playa de Carrasco y otra cerca de la refinería de Ancap. El cachalote de Carrasco motivó un operativo que se prolongó durante dos días y ocupó a unos 50 funcionarios, incluyendo efectivos del Ejército. Su espectacular dimensión —medía 16 metros y pesaba 26 toneladas— hizo que tuviera que usarse un camión semirremolque con una larga chata acoplada. Todo el operativo costó a la Intendencia de Montevideo cerca de US$ 20.000.

Como era pleno verano y el animal permaneció más de dos días en la orilla, el olor que desprendía el cadáver durante el accidentado traslado por las calles de Montevideo quedó impregnado en las ropas de los funcionarios.

El cachalote fue sepultado con todos los honores en la Usina 5. Hace una semana sus restos óseos fueron desenterrados para trasladarlos a la Facultad de Veterinaria, por lo que la fosa quedó libre justo a tiempo para el entierro de ayer.

Otra ballena apareció en octubre de 2014 frente a la refinería de Ancap en el barrio Capurro. Vecinos de la zona lograron desencallarla, pero el animal volvió al mismo lugar minutos después hasta que finalmente murió.

La Dirección Nacional de Recursos Acuáticos autorizó que los restos fueran trasladados a la Facultad de Veterinaria, donde por primera vez pudieron estudiar un ejemplar completo de cetáceo.

VIDEOCAMILA BELTRÁN

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